Nazaret no ha interesado a los pintores...Ese nombre
evoca la manera demasiado sentimental
con la cual se ha transformado la vida de Jesús transcurrida en una idílica
pequeña burguesía, engañosa porque atenúa el misterio. Es preciso buscar en
otra parte el origen de la veneración hacia la Sagrada Familia. ... Es a partir
de Nazaret que se descubre que la casa y la familia son una iglesia y que se
tiene en cuenta la responsabilidad sacerdotal del cabeza de familia. En la
«Galilea de los paganos» (Mt 4,15) Jesús recibe una educación judía; sin ir a
la escuela, aprende en casa a conocer la Escritura... Las breves y escasas
alusiones de Lucas son suficientes para darnos una idea del espíritu de
responsabilidad y de apertura, de fervor y rectitud, que caracterizaba a esta
comunidad y que hicieron de ella una realización del verdadero Israel. Pero es, sobre todo, en
el actuar de Jesús, que conoce las Escrituras y las tradiciones rabínicas con
la misma seguridad que un maestro, donde reconocemos en que manera la vida
común que se llevó en Nazaret ha sido fructífera para aprender todo ello. Y
todo esto ¿no nos concierne en absoluto, a nosotros que vivimos en una época en
la que la mayor parte de cristianos se ven forzados a vivir en una «Galilea de
paganos»?
La Grande Iglesia
no puede ni crecer ni prosperar si se la deja ignorar que sus raíces están
escondidas en la atmósfera de Nazaret... Nazaret tiene un mensaje permanente
para la Iglesia. La Nueva Alianza no tiene su comienzo en el Templo, ni sobre
el Monte Santo sino en la pequeña habitación de la Virgen, en la casa del
trabajador, en uno de los lugares olvidados de la «Galilea de los paganos» de
la que nadie esperaba nada bueno.
No es sino a
partir de ahí que la Iglesia podrá comenzar de nuevo y sanar. Jamás podrá dar
una respuesta satisfactoria a la revuelta de nuestro siglo contra el poder de
la riqueza, si en su mismo seno Nazaret no es una realidad vivida.