"Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo." (San Pío de Pietrelcina)
El diario La Vanguardia, en su edición del día 13 de febrero, publicaba un artículo titulado Científicos americanos descartan la existencia de la adicción al porno. En el texto se hace referencia a un estudio estadounidense en el que se sostiene que existen muy pocas evidencias (o ninguna en absoluto) para apoyar a algunos de los efectos secundarios negativos que se le suponen a la adicción a la pornografía.
Según sostiene el psicólogo clínico David Ley no hay ninguna investigación científica lo suficientemente sólida que permita afirmar que existen adicciones relacionadas con el consumo de porno. Ley es director ejecutivo de New Mexico Solutions, un grupo de investigación sobre salud y comportamiento. El estudio ha sido publicado en Current Sexual Health Reports y sugiere que los médicos deben ser conscientes de que la mayoría de personas que son consideradas “adictos” suelen ser varones, tienen una orientación no heterosexual, tienen una alta libido, tienden hacia la búsqueda de sensaciones novedosas y a menudo poseen valores religiosos que entran en conflicto con su conducta y deseos sexuales.
En la época de Jesús había grupos que centraban su vida en torno al dinero, como los círculos herodianos, los terratenientes de Séforis y Tiberíades, y las familias sacerdotales de Jerusalén. Ellos representaban tres grandes poderes: el político, el comercial y el religioso. Estos grupos no solían tratarse, sólo se unían para lograr acuerdos que los beneficiaran sobre la base de un audaz sistema financiero que hacía uso de la moneda romana.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ["No creáis que he venido a
abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar
plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de
cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno
sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los
hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien
los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.] Os lo
aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en
el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate
será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano
será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que
comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena
del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar,
te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja
allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu
hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone
pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino,
no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la
cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el
último cuarto.
Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo:
El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella
en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más
te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu
mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder
un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se
divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El
que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al
adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y
"Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en
absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra,
que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran
Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un
solo pelo. A vosotros os basta decir "si" o "no". Lo que pasa de ahí
viene del Maligno."