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miércoles, 22 de octubre de 2014

La Vida Humana No Es Descartable

Documento de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina 


Ante el tratamiento en la Cámara de Diputados de un proyecto de ley sobre "técnicas de reproducción humana asistida" (artículo 1), la Comisión Ejecutiva siente el deber de dar a conocer su opinión y llamar a la reflexión sobre los valores subyacentes en este debate. 

martes, 18 de junio de 2013

Pronunciamiento de los Obispos Argentinos sobre la Ley de Procreación Artificial

Fuente: Conferencia Episcopal Argentina, vía AICA


Como Iglesia, nos hemos pronunciado en diversas ocasiones sobre las técnicas de procreación artificial, buscando llevar esperanza a las personas involucradas en situaciones de infertilidad y esterilidad, pero también señalando que no todo lo técnicamente posible es ética y jurídicamente aceptable.

viernes, 1 de junio de 2012

Fertilización Asistida y Salud Pública

Fuente: Reporte Económico FOASDIR para Revista Médicos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que una de cada seis parejas tiene inconvenientes para gestar niños por medios naturales y sólo el 6% puede acceder a un tratamiento de fertilización artificial debido a su alto costo. En la Argentina, se estima que un 10% a 15% de las parejas pueden acceder. Por esto, en la provincia de Buenos Aires se sancionó una ley que obliga a los hospitales públicos, las obras sociales y las empresas de medicina prepaga a otorgar estas prestaciones. En el Congreso Nacional hay varias iniciativas, prontas a salir, que estipulan la misma obligación. La exigencia de cubrir métodos de fertilización tendrían una razón de justicia redistributiva: las personas con problemas de concepción natural deben tener la posibilidad de acceder a métodos asistidos.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Bolivia: Natalidad y Paradojas

El gobierno boliviano de Evo Morales viene aprobando leyes provenientes del paquete ideológico del control natal y del aborto. Históricamente una nueva campaña antinatalista  no sería ninguna novedad en Bolivia. Pero esta vez, aunque sea difícil de imaginarlo, el gobierno viene adoptando las tesis del feminismo radical como una necesaria rebelión de los pueblos indígenas frente a la dominación cultural de Occidente que busca exterminarlos.

Se aprobó la Ley contra el Racismo y la no Discriminación que incluían los conceptos de “orientación sexual” y “género” que son parte de la estrategia internacional de organizaciones (muy occidentales) que exportan la anticoncepción y el aborto en países pobres. También está en espera de aprobación el Proyecto de Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos donde se explicita la despenalización del aborto.

Iglesia, Preservativo y Medios de Comunicación

El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, explicó que el Papa Benedicto XVI no ha cambiado la visión católica sobre el uso del preservativo. Éste, reiteró, no resuelve el problema del sida: lo que debe hacerse es trabajar por erradicar la banalización de la sexualidad para humanizarla.

En el texto que responde a diversas tergiversaciones de los medios de comunicación que informaron erróneamente que el Papa habría "aceptado el condón" en el libro-entrevista "Luz del mundo", de Peter Seewald. El Padre Lombardi explica que el lo dicho por el Papa aparece en el capítulo 10 del citado libro, al responder algunas preguntas sobre la lucha contra el sida y el preservativo, a raíz de lo dicho en el viaje a África en 2009.

En aquella oportunidad Benedicto XVI expresó claramente, siendo también tergiversado por los medios, que el sida no se resuelve con el preservativo sino con la humanización de la sexualidad y una cercanía especial a quienes sufren.

La nota del P. Lombardi señala que en esta ocasión "el Papa reivindica claramente que él entonces (en el viaje a África) no había querido tomar una posición sobre el problema de los preservativos en general, sino que había querido afirmar con fuerza que el problema del sida no puede resolverse con la sola distribución de preservativos, porque es necesario hacer mucho más: prevenir, ayudar, aconsejar, estar cercano a las personas, ya sea para que no se enfermen o en el caso de que ya estén enfermas".

Seguidamente señala que "el Papa observa que también en el ámbito no eclesial se ha desarrollado una conciencia análoga, como aparece en la llama teoría ABC (abstinencia, fidelidad, condones) en la que los primeros dos elementos (abstinencia y fidelidad) son mucho más determinantes y fundamentales para la lucha contra el sida, mientras que el preservativo aparece en último lugar como escapatoria, cuando faltan las otras dos. Debe entonces quedar claro que el preservativo no es la solución al problema".

"El Papa extiende luego la mirada e insiste en el hecho de que concentrarse solo en el preservativo equivale a banalizar la sexualidad, que pierde su significado como expresión de amor entre personas y se convierte en una especie de ‘droga’. Luchar contra la banalización de la sexualidad es ‘parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo sobre el ser humano en su totalidad’", prosigue.

El sacerdote indica además que "a la luz de esta visión amplia y profunda de la sexualidad humana y de su problemática, el Papa reafirma que ‘naturalmente la Iglesia no considera los preservativos como la solución auténtica y moral’ del problema del sida".

Con esto, añade, "el Papa no reforma o cambia la enseñanza de la Iglesia, sino que la reafirma colocándose en la perspectiva del valor y la dignidad de la sexualidad humana como expresión de amor y responsabilidad".

Al mismo tiempo, continúa el vocero vaticano, "el Papa considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo para la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, sino que considera que el uso del preservativo para disminuir el peligro de contagio es ‘un primer acto de responsabilidad’, ‘un primer paso hacia el camino de una sexualidad más humana’, tomando en cuenta que no usarlo expone al otro a arriesgar la vida".

"Así, el razonamiento del Papa no puede definirse como un cambio revolucionario" precisa.

Muchos teólogos morales y destacadas personalidades eclesiásticas, dice luego el P. Lombardi, "han sostenido y sostienen posiciones análogas. Es cierto sin embargo que no las habíamos escuchado con tanta claridad de la boca de un Papa, aunque dichas en forma coloquial y no magisterial".

Finalmente la nota señala que el Papa Benedicto XVI "nos da entonces con coraje una contribución importante de clarificación y profundización sobre un asunto largamente debatido. Es una contribución original, porque por una parte tiene fidelidad a los principios morales y demuestra lucidez en el rechazo a un camino ilusorio como la ‘confianza en el preservativo’. De otro lado, sin embargo, manifiesta una visión integral y con visión de futuro, atenta a descubrir pequeños pasos –aún solo iniciales y todavía confusos– de una humanidad espiritual y culturalmente, y con frecuencia, pobrísima, hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad".

jueves, 1 de abril de 2010

Las Predicciones de Pablo VI en la Humanae Vitae

El 25 de Julio de 1968, la carta encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI reafirmó la doctrina católica sobre la vida, el amor y la sexualidad humana. En ese documento, enumeró las consecuencias de llevar una vida fuera de la doctrina católica.


El Santo Padre predijo que:

viernes, 1 de enero de 2010

Ovarios Destruidos: el Fracaso de las Vacunas Anticonceptivas

(Texto original de Joan Robinson - Population Research Institute)
La Dra. Bonnie Dunbar, una de las principales investigadoras en el campo de la anticoncepción, abandonó recientemente 30 años de trabajo en el desarrollo de una vacuna anticonceptiva, porque descubrió que el cuerpo femenino se rehúsa a ir en contra de su propia reproducción. La ciencia, una vez más, confirma la fuerza inalterable del diseño físico femenino.

Ya sea en la China rural, en la sabana africana o en el Occidente citadino, los cuerpos de las mujeres, y específicamente su capacidad reproductiva, son objeto de múltiples ataques. Píldoras, parches e implantes hormonales, espermicidas, etc., son intentos para detener el sistema de la mujer en una de sus capacidades más perfectas e integrales: darle la existencia a un ser humano, y por ende, continuar su especie. Los anticonceptivos son a fin de cuentas introducción invasiva de material extraño en el cuerpo de la mujer que anula el proceso reproductivo natural. Lo que la Dra. Bonnie Dunbar esperó desarrollar era una vacuna que podría engañar al sistema inmunológico femenino. Una forma de lucha contra las células reproductivas como si éstas fueran virus. La vacuna de la Dra. Dunbar era un intento insidioso de hacer que el cuerpo considere el embarazo como una enfermedad.

La motivación detrás de su investigación sobre los anticonceptivos fue, como es lógico, el control de la población. “He pasado mas de 20 años desarrollando vacunas, vacunas anticonceptivas”, explicó la Dra. Dunbar, “porque en mi juventud tuve una visión de que, tal vez, podríamos ayudar al problema de la población mundial y darles a las mujeres una opción para el control de la natalidad que no fuera invasiva a nuestras hormonas o a nuestros sistemas o que tengan los efectos colaterales que ahora vemos en muchos métodos anticonceptivos”.

Se supone que ella esperaba que la inmunidad de la vacuna al embarazo durara varios años al menos y así resultaría un control de población más eficaz en las naciones en desarrollo. En la mentalidad de los promotores del control natal, la píldora u otros métodos anticonceptivos requieren demasiada participación y disciplina de la mujer para ser efectivos. En esos métodos de corta duración y uso repetitivo (diario en el caso de las píldoras) la tasa de deserción y falla de uso son altísimas. Por supuesto es algo que nunca se molestan en decir en público.

Entre los muchos éxitos de su larga y brillante carrera, la Dra. Dunbar formó parte de la plantilla de científicos de la Fundación Harbor Branch de la Universidad Atlántica de Florida, del Smithsonian Institution y, no nos sorprende en lo más mínimo, del Population Council, digamos la “Universidad” de Rockefeller. Ha recibido muchas condecoraciones por sus décadas de trabajo en las vacunas anticonceptivas y en 1994 fue premiada por los NIH (National Institutes of Health, el instituto encargado de la salud pública en Estados Unidos) como la First Margaret Pittman Lecturer (Primera Catedrática Margaret Pittman). Ella es un miembro fundador de The Africa Biomedical Center (Centro Biomédico de Africa) en Kenia, donde actualmente vive. A través de los años, la Dra. Dunbar ha asesorado a la Organización Mundial de la Salud y a USAID en muchos proyectos de países en desarrollo, incluyendo China, India, América del Sur y África. (No es coincidencia que todas estas regiones son objetivos principales para los programas de control de población de las Naciones Unidas.)


Tuve el placer de conocer a la Dra. Dunbar recientemente en la IV Conferencia Pública Internacional sobre la Vacunación. Ella vino de Kenia para presentar los resultados de su fallida investigación de la vacuna y hacer un llamamiento sorprendente para una reorientación de fondos, apartados del VIH / SIDA y la investigación de la vacuna anticonceptiva, a las necesidades primarias de salud de los africanos y, por supuesto, a la reducción de la población.

Cuando empezó como estudiante de posgrado a desarrollar una vacuna anticonceptiva, la Dra. Dunbar se dio cuenta de que muchas mujeres infértiles tenían anticuerpos hacia su propia zona pelúcida. (La zona pelúcida es la glucoproteína que rodea el óvulo femenino o el huevo). Esto impedía que el esperma se una penetrando y fertilizando el óvulo. Esto se convirtió en la base de la hipótesis de la investigación de la Dra. Dunbar.

“Por años,” explicó, “pensamos que si las mujeres eran infértiles debido a estos anticuerpos, pero por otro lado, eran perfectamente saludables, entonces esta situación se convertía en un eficaz método anticonceptivo, que evitaría la fecundación sin ser abortivo, y tampoco interferiría con el sistema endocrino.” Esperaba imitar este trastorno de infertilidad natural, para hacer una vacuna que desarrollaría en mujeres saludables respuesta inmunológica a sus propios óvulos. “El objetivo de nuestra vacuna era desarrollar autoinmunidad”, declaró la Dra. Dunbar, así de claro y sin ninguna afectación.

La manera en que la Dra. Dunbar proponía para generar autoinmunidad fue inyectar a sus conejos de laboratorio, no con sus propias glucoproteínas de la zona pelúcida (muy parecidas a otras proteínas del conejo que realizan funciones diversas en el cuerpo del conejo), sino con las proteínas del cerdo. Estas últimas son lo suficiente extrañas para “engañar al conejo produciendo anticuerpos en contra de sus mismas propias proteínas”. Y fue eficaz. Estas inyecciones provocaron una respuesta autoinmune en los conejos inoculados. Sin embargo, hubo una dificultad mayor que, curiosamente, al final resultó insuperable.

“Descubrimos que cuando inmunizábamos a estos animales, les destruíamos completamente los ovarios,” admitió la Dra. Dunbar. “Desafortunadamente, no solamente estábamos evitando la fecundación, sino que generábamos toda una enfermedad autoinmune, también conocida como insuficiencia ovárica prematura.”

Ella probó la vacuna en varios animales, incluyendo primates, y descubrió en todos los casos que la vacuna causó una falla auto inmunológica permanente en los ovarios. Al observar las fotografías de estos ovarios devastados, completamente destruidos por el propio cuerpo femenino, la Dra. Dunbar tomó una decisión. Actuando con integridad, a menudo ausente en investigadores de anti-fertilidad, resolvió oponerse totalmente a cualquier desarrollo posterior de esta vacuna en seres humanos. "Al declarar la muerte de esta vacuna para la investigación humana adicional", declaró la Dra. Dunbar, "yo seré responsable de la infelicidad de algunas personas en mi empresa de biotecnología y de algunas otras más."

Ahora esta antigua vacuna anticonceptiva está siendo desarrollada como un posible agente de esterilización no-quirúrgico para perros y gatos, y también se utiliza para seleccionar la limitada población de elefantes africanos. Y por supuesto en ello, no tenemos ninguna objeción.

Joan Robinson - Population Research Institute

lunes, 1 de enero de 2007

La píldora "del día después"

Ha cobrado debate público en los últimos tiempos la denominada «contracepción de emergencia», también llamada en distintos medios «la píldora del día después». Creemos importante mencionar, con la mayor de las objetividades, que ese debate es estéril, ya que no existe duda alguna de la naturaleza potencialmente abortiva de este tratamiento, y por tanto es moralmente reprobable y jurídicamente delictivo.

Es prudente que recordemos que, en el momento de la fecundación, un espermatozoide masculino y el óvulo femenino dan lugar a un individuo, genéticamente distinto de sus padres y por tanto nueva persona desde ese mismo instante, como hemos detallado en un artículo previo.

En una amplia mayoría de las ocasiones, el embrión es concebido en una de las trombas de Falopio. Desde allí, inicia un proceso de migración, mientras sus células se dividen aún sin diferenciarse en tejidos. Finalmente, el embrión se anida en la capa más interna del útero, llamada endometrio, en un proceso conocido con el nombre técnico de implantación. En esta etapa interviene una hormona denominada gonadotrofina coriónica (una de sus fracciones, la beta-hCG o «subunidad beta», es la sustancia que se mide en sangre u orina con el fin de confirmar analíticamente un embarazo).

Si bien se utilizan distintos fármacos en la llamada anticoncepción de emergencia, en Occidente la droga más difundida a tal fin es el levonorgestrel. Esta hormona es un progestágeno sintético, esto es, un producto de laboratorio emparentado con la progesterona, hormona habitualmente participante del ciclo sexual femenino. El levonorgestrel ya se utilizaba como parte de distintos anticonceptivos orales, fundamentalmente en los llamados monofásicos, aunque en dosis menores que en las «píldoras del día después».

El levonorgestrel es capaz, a la dosis de 75 microgramos utilizados en estos comprimidos, de actuar en los siguientes niveles:

- impedir la ovulación, o sea, la liberación del óvulo por parte del ovario (es el mismo mecanismo por el cual se lo incluye entre los anticonceptivos orales)

- impedir la fecundación, o sea, la unión del espermatozoide y el óvulo ya liberado

- impedir la implantación, o sea, la anidación del nuevo individuo en un endometrio apto para su desarrollo. Es este el mecanismo por el cual el levonorgestrel resulta abortivo, ya que la persona única, irrepetible y formada a imagen y semejanza de Dios desde el momento de la concepción es asesinada en el seno materno.

Este mecanismo de acción del levonorgestrel es bien conocido desde hace años, lo cual ha generado conflictos éticos en los países autodenominados del Primer Mundo. Sin embargo, el Poderoso Caballero Don Dinero, en las palabras del poeta, ha logrado que, en Estados Unidos, se haya intentado poner límites a la objeción de conciencia de los profesionales farmacéuticos mediante analogías que rozan con lo absurdo (May pharmacists refuse to fill prescriptions for emergency contraception?, publicado en la prestigiosa New England Journal of Medicine en 2004. La revista es accesible desde aquí en forma gratuita para casi toda Latinoamérica).

Sin embargo, es aún más aterrador advertir que en los prospectos de levonorgestrel disponibles en la Argentina en muchos casos se ha OMITIDO la potencialidad abortiva del medicamento. Además de una clara violación a la legislación (gracias a Dios y pese a todas las presiones seculares, el aborto en la Argentina aún es considerado un delito), se ha ocultado deliberadamente información clave para las usuarias... con la necesaria complicidad de estratos oficiales.

Por otro lado, las altas dosis de progestágenos se asocian con importantes riesgos maternos, incluyendo vómitos persistentes, sangrado digestivo, crisis hipertensivas y los aún desconocidos efectos a futuro sobre la fertilidad.

En resumidas cuentas, nos enfrentamos a un nuevo intento por legalizar el genocidio abortista en nuestras naciones latinoamericanas. Además de importar el método desde estados genocidas y paganos como los «países centrales»...
· ¿cuánto tardaremos en importar la limitación a la objeción de conciencia?

· ¿cuánto tiempo pasará para que los profesionales de la salud comprometidos con la vida integren listas negras de objetores a la hora de resistir estas formas larvadas de homicidio?

· ¿en cuántos meses más nuestra legislación permitirá el reparto gratuito de esta droga en hospitales y centros de salud?

· ¿cuánto tiempo más permaneceremos de brazos cruzados...?

Nuestra tarea diaria desde el plano científico, con hechos objetivos, y desde el plano de nuestra Fe, con la oración continua y decidida, impedirá que la muerte de niños no nacidos empañe aún más el deseo de Nuestro Señor Jesucristo de salvación para todo el género humano.

«El afán de dinero es la raíz de todos los males del mundo» (1 Tim; 6,10)
Publicado en formato 1.0 en enero de 2007

sábado, 1 de julio de 2006

El Dispositivo Intrauterino


En un artículo previo nos hemos encargado de comentar ese gran negocio que es el uso de anticonceptivos orales. Ha llegado el momento de describir las implicancias de uno de los métodos recomendados por la Organización Mundial de la Salud y la ONU: el dispositivo intrauterino, conocido por su sigla DIU (IUD en la literatura anglosajona). Según estos organismos internacionales (de los cuales Argentina es miembro fundacional), resulta el método contraceptivo más económico a largo plazo.

Técnicamente, el DIU es una pequeña estructura metálica que contiene cobre en la mayor parte de los casos, la cual se implanta por vía transvaginal en la cara interna del útero. Desde el punto de vista químico, el cobre actúa impidiendo el ascenso de los espermatozoides a través del aparato genital de la mujer por lo cual se evitaría la fecundación (de allí la denominación popular de "T de cobre").


Algunos modelos de DIU



Sin embargo, es bien conocido que el fundamento más contundente por el cual los DIU resultan eficaces como contraceptivos es otro. Al generar un estado inflamatorio continuo en el endometrio (la capa interna del útero que se desprende en cada menstruación), el dispositivo IMPIDE LA IMPLANTACIÓN DEL EMBRIÓN, o sea, resulta un MÉTODO ABORTIVO. De hecho, en algunos estudios se ha demostrado la eliminación de embriones (seres humanos) en secreciones vaginales hasta en una cada 25 mujeres usuarias de este método.



Esquema simplificado: DIU colocado en la cavidad uterina


Inclusive existen en el mercado algunos DIU que además liberan hormonas (endoceptivos), sumando eficacia contraceptiva... y abortiva.




Por otra parte, es bien conocida la miríada de efectos colaterales que afectan a un considerable grupo de mujeres víctimas de este método. Son frecuentes la hipermenorrea (sangrado menstrual copioso, que lleva a la anemia ferropénica), las infecciones (muchas de ellas graves e incluso algunas mortales), el riesgo de desplazamiento (con la aparición de los hilos de cobre en la cavidad vaginal) o incluso la perforación uterina. Además, la experiencia enseña que el proceso de inflamación y de infecciones recurrentes asociadas con el uso de los DIU resulta en esterilidad en muchas de las mujeres que lo han utilizado.


Ecografía de una paciente con infección pélvica asociada con DIU


Como relatábamos previamente, una de cada 25 mujeres que llevan implantado un DIU abortan hasta 3 embriones cada 2 años. Conociendo que unas 50 millones de mujeres utilizan mundialmente un dispositivo intrauterino, un simple cálculo nos habla de 3 millones de abortos anuales sólo en esta población. Como podemos apreciar, los frutos de la mal llamada revolución sexual resultan en el simple y muy apropiado nombre de genocidio.
Publicado en formato 1.0 en julio de 2006

jueves, 1 de junio de 2006

Los anticonceptivos orales


Aproximadamente unas 100 millones de mujeres utilizan anticonceptivos orales (ACO) en el mundo actual. La eficacia del procedimiento para impedir el embarazo orilla en promedio el 95% y se acerca al 99% si no existen fallas en el modo propuesto de utilización (el cual no es simple de comprender).


A estas «espectaculares» cifras habría que adicionarle el volumen de ganancias de las empresas farmacéuticas, no menor a los 1 500 millones de dólares mensuales a nivel mundial, tan sólo para este rubro.


Debemos recordar a nuestros lectores algunos conceptos acerca de Biología de la Reproducción para detallar porque, además de un magnífico negocio para los laboratorios, estos productos son un gran peligro para el género humano.


Las mujeres en edad fértil viven periódicamente un ciclo menstrual, el cual se inicia con el primer día de la menstruación («el día 1»). A partir de ese momento, a raíz de complejos mecanismos hormonales que escapan al objetivo de este artículo, las concentraciones de estrógenos empiezan progresivamente a aumentar, hasta que se llega a un nivel máximo.


Ese nivel máximo gatilla a su vez cambios en la actividad de un segundo juego de hormonas llamadas gonadotrofinas, lo que da como resultado la ovulación, esto es, la liberación del óvulo listo para ser fecundado («el día 14» en la mayor parte de las mujeres).


Pasadas unas 72 h, comienza el predominio de una hormona llamada progesterona por encima de los estrógenos, situación que persiste un par de semanas hasta que:

- ocurre una nueva menstruación, reiniciándose el circuito, en caso de que no haya ocurrido la fecundación («nuevo día 1»), o bien...

- se produce la unión de las gametas (espermatozoide + óvulo), se da origen a una nueva vida humana y ocurre la implantación del embrión en el endometrio.


Estos comentarios sirven como introducción para comprender el mecanismo de acción de los ACO. Su principal forma de actuar es inhibiendo la ovulación, merced a la administración de dosis altas de las propias hormonas que nuestro organismo segrega (es por esto que también se los llama anovulatorios o contraceptivos hormonales).


Sin embargo, cuando este mecanismo falla, actúan IMPIDIENDO LA IMPLANTACIÓN DEL EMBRIÓN, esto es, evitando que un ser humano de horas o pocos días de vida anide en la pared uterina. Dicho sin eufemismos, su segundo mecanismo de acción es el aborto.


Al margen de este mecanismo genocida, los ACO provocan efectos adversos en al menos el 40% las mujeres que los utilizan. Si bien es cierto que en la mayor parte de los casos se trata de efectos menores, el riesgo de episodios vasculares de toda índole es indudablemente más elevado que en aquellas mujeres que no los utilizan.


En mi personal experiencia, me he topado con infartos de miocardio, accidentes cerebrales vasculares, tromboembolismos de pulmón, trombosis venosas profundas (incluyendo venas cerebrales) y trastornos conductuales varios, atribuidos al uso de los ACO. El grueso de la literatura internacional coincide con estas afirmaciones, en número de miles de casos, y los invito a tal fin a consultarla (incluyendo medios que avalan abiertamente a estos fármacos, como New England Journal of Medicine o Contraception).


Quizás parezca redundante, pero no podemos dejar de mencionar que estas drogas no protegen contra ninguna infección de transmisión sexual, incluyendo al VIH.


Además de violar el primero de los derechos humanos (el derecho a la vida, en este caso del embrión), se expone a las mujeres al riesgo de enfermedades invalidantes en nombre de la libertad sexual. Parece que nos sigue costando comprender que no hay libertad sin Dios.

Publicado en versión 1.0 en junio de 2006