viernes, 1 de febrero de 2008

¿Más de un sol en nuestro sistema?

Analizábamos en una edición anterior que Plutón ya no era considerado un planeta de nuestro sistema solar, sino que pasaba, junto a otros cuerpos celestes, a conformar la categoría de “planeta enano”.

Así, la familia de planetas “reales” orbitando al Sol se reduce a 8 integrantes. Los 4 primeros (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) son esferas rocosas, de tamaño relativamente pequeño, con escaso número de satélites y cuyo brillo aparente en el cielo es fruto de la luz que reflejan del propio Sol.

Los otros 4 (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) son grandes cuerpos gaseosos con un núcleo sólido, de tamaño notablemente mayor, con numerosos de satélites; además, están rodeados de anillos. Por otro lado, producen gran cantidad de energía de modo propio, más allá de aquella luz que reflejan del Sol.

Así, Júpiter, el mayor de los planetas, irradiada casi el doble de energía de aquella que recibe del Sol, si bien la mayor parte de la misma se encuentra en el espectro infrarrojo, invisible al ojo humano. El trabajo generado es del orden de los 3 mil billones de watts (o sea, sería capaz de mantener encendidas en simultáneo tres millones de millones de millones de lámparas de cien watts cada una). Saturno, Urano y Neptuno se comportan de un modo similar, aunque el monto energético es algo menor.


Existe un arduo debate acerca del origen de dicha energía. La explicación más defendida es la de la contracción gravitatoria, esto es, el planeta se “contrae” por su propia gravedad y la energía así surgida se expresa como radiación y calor. Sin embargo, esta hipótesis no explica la inmensa cantidad de watts generados.

Algunos astrofísicos han teorizado que el helio de la atmósfera de estos planetas es atraído a su vez por la gravedad hacia el núcleo sólido, por lo cual se genera una cierta cantidad extra de energía gravitatoria. De hecho, por análisis espectral se sabe que las atmósferas de Urano y Saturno tienen bajo contenido en helio. Sin embargo, existe abundancia de helio en la atmósfera de Júpiter, lo cual parece alejar esta posibilidad, al menos para ese planeta.


Una tercera presunción es la existencia en Júpiter de reacciones de fusión nuclear, esto es, fenómenos de generación de energía semejantes a los que suceden en el propio Sol. Lo concreto es que, de acuerdo a nuestros conocimientos actuales, se requiere una temperatura de cientos de miles de grados para el desarrollo de este prodigio, valores mucho más altos que los que sabemos existen en el núcleo de ese planeta.

Por otro lado, esta tercera hipótesis nos lleva a una sorprendente contradicción, ya que, si una estrella se define como un cuerpo celeste gaseoso con reacciones nucleares en su núcleo… ¿acaso Júpiter no se trata de un planeta, sino de una especie de estrella enana y por lo tanto nuestro sistema tiene dos soles?

O, al fin y al cabo… ¿ocurre tal vez que nuestros discretos modelos teóricos están muy lejos de comprender la fascinante diversidad de la Creación, concebida para maravilla del hombre y para gloria permanente de Dios?

Revista Digital Fides et Ratio

Publicado en formato 1.0 en febrero de 2008



Una Carta de George Orwell

George Orwell (“1984”, “Rebelión en la granja”, entre otros) advertía hacia mediados del siglo XX de los peligros asociados con la falta de trascendencia en la aplicación de las ciencias. El riquísimo sitio web Conoceréis de verdad ha publicado esta traducción de Antonio Pardo de una carta del mencionado Orwell, publicada en Tribune en 1945, de sorprendente actualidad en pleno siglo XXI. El texto original se encuentra disponible haciendo clic aquí.

«George Orwell no llegó a vivir las desviaciones de la medicina de nuestros días, pero supo analizar el fenómeno de la deshumanización de la ciencia y llegar a descubrir el remedio: un científico no puede considerarse tal si no posee una formación humanística y el consiguiente espíritu crítico ante la ciencia pura. Este texto, publicado en TRIBUNE en 1945, goza de una extraordinaria actualidad:

"En el Tribune de la semana pasada, había una carta interesante de Mr. J. Stewart Cook, en la que sugería que el mejor modo de evitar el peligro de una «jerarquía científica» sería intentar que todo ciudadano fuera educado científicamente tanto como se pudiera. A la vez, los científicos saldrían de su aislamiento y se animarían a tomar parte activa en la política y en la administración."

"Considerando globalmente la propuesta, pienso que la mayor parte de nosotros estaríamos de acuerdo con ella, pero me doy cuenta de que, como es habitual, Mr. Cook no define la ciencia y se limita a dar a entender, de pasada, que se refiere a ciertas tendencias exactas cuyos experimentos pueden hacerse en serie en el laboratorio. Así, la educación del adulto tiende a «relegar los estudios científicos en favor de materias literarias, económicas y sociales», sin considerar, aparentemente, a la economía y a la sociología como ramas de la ciencia. Este punto es de gran importancia."

"La palabra ciencia se usa actualmente como mínimo con dos significados y toda la cuestión de la educación científica se encuentra oscurecida por la costumbre actual de saltar de un significado al otro."

"Se asume generalmente que ciencia significa o (a) las ciencias exactas, como la química, la física, etc., o (b) un método de pensar que obtiene resultados verificables razonando lógicamente a partir de los hechos observados."

"Si usted le pregunta a cualquier científico, o incluso a casi toda persona culta « ¿Qué es la ciencia?», recibirá probablemente una respuesta que se aproxima a (b). Sin embargo, en la vida cotidiana, tanto al hablar como al escribir, cuando la gente dice «ciencia» quiere dar a entender (a). Ciencia significa algo que sucede en un laboratorio: la misma palabra evoca una imagen de gráficos, tubos de ensayo, balanzas, mecheros Bunsen y microscopios. Al biólogo, al astrónomo, o incluso al psicólogo y al matemático, se le llama «hombre de ciencia»: a nadie se le ocurre aplicar estos términos al hombre de estado, al poeta, al periodista y mucho menos al filósofo. Y, cuando dicen que la juventud debe ser educada científicamente quieren decir, casi invariablemente, que habría que decirles más cosas de la radiactividad, o de las estrellas, o de la fisiología de sus propios cuerpos, y no que habría que enseñarles a pensar con más precisión."

"Esta confusión de significado, que es parcialmente deliberada, encierra un gran peligro. En la demanda de una educación más científica está implícita la pretensión de que, si uno ha aprendido a enfrentarse científicamente con una materia, tendría que ser más inteligente al enfrentarse con cualquier materia que alguien que no haya tenido ese entrenamiento. Se supone que las opiniones políticas de un científico, sus opiniones en asuntos sociológicos o morales, en filosofía o incluso en arte, serán más valiosas que las de un lego. En otras palabras, el mundo sería un sitio mejor si los científicos tuvieran el control. Pero un «científico», como acabamos de ver, significa, en la práctica, un especialista en una de las ciencias exactas. De aquí se sigue que un químico o un físico, por ser lo que es, es política-mente más inteligente que un poeta o un jurista, por ser lo que son. Y, de hecho, hay ya millones de personas que se creen esto."

"Pero, ¿es realmente cierto que un «científico», en este sentido restringido, es igual a cualquier otra persona a la hora de enfrentarse con problemas no científicos de un modo objetivo? No hay mucho fundamento para pensar así. Veamos una prueba sencilla: la capacidad para resistir el nacionalismo. Se dice muy a menudo que «la ciencia es internacional», pero, en la práctica, los trabajadores científicos de todos los países cierran filas tras sus propios gobiernos con menos escrúpulos que los que sienten los escritores y los artistas. La comunidad científica alemana, en su conjunto, no opuso resistencia a Hitler. Puede que Hitler haya arruinado las expectativas a largo plazo de la ciencia alemana, pero todavía había abundancia de hombres de talento para hacer las investigaciones necesarias en asuntos como el petróleo sintético, los aviones de reacción, los proyectiles cohete y la bomba ató-mica. Sin ellos, la máquina de guerra alemana nunca hubiera podido articularse."

"Por otra parte, ¿qué pasó con la literatura alemana cuando los nazis llegaron al poder? Creo que no se ha publicado ninguna relación exhaustiva, pero imagino que el número de científicos alemanes —judíos aparte— que se exiliaron voluntariamente o que fueron perseguidos por el régimen fue mucho más pequeño que el de escritores y periodistas. Y, algo más siniestro aún, muchos científicos alemanes se tragaron la monstruosidad de la «ciencia racial». Se pueden leer algunas de las declaraciones, haciendo constar sus nombres, en el libro The Spirit and Structure of German Fascism, del profesor Brady."

"Pero, de formas ligeramente distintas, es la misma imagen en todas partes. En Inglaterra, una gran proporción de nuestros mejores científicos aceptan la estructura de la sociedad capitalista, como puede verse por la liberalidad con que les conceden el título de Sir, baronías o incluso les nombran Pares. Desde Tennyson, ningún escritor inglés digno de leerse —podría, quizás, hacerse una excepción de Sir Max Beerbohm— ha recibido ningún título. Y los científicos ingleses que rechazan abiertamente el status quo son, con frecuencia, comunistas, lo que significa que, por muy intelectualmente escrupulosos que puedan ser en su propia línea de pensamiento, están dispuestos a olvidarse de críticas o incluso a ser trapaceros en algunas materias. El hecho es que el mero aprendizaje de una o más ciencias exactas, incluso combinado con las mejores dotes naturales, no garantiza un punto de vista crítico o humano. Los físicos de media docena de grandes naciones, que trabajan febril y secretamente sobre la bomba atómica, son la demostración."

"¿Significa esto que la gente en general no debería ser educada más científicamente? ¡Justo al contrario! Todo esto significa que la educación científica de las masas producirá muy pocos beneficios y probablemente mucho daño si se reduce simplemente a más física, más química, más biología, etc., en detrimento de la literatura y de la historia. El efecto probable en el ser humano medio sería el empequeñecimiento de su gama de pensamientos y hacerle desdeñar, más que nunca, los conocimientos que no posee: y sus reacciones políticas serán probablemente algo menos inteligentes que las de un campesino analfabeto que conserva unos pocos recuerdos históricos y un sentido estético aceptablemente bueno."

"Evidentemente, educación científica debería significar la implantación de unos esquemas mentales racionales, críticos y experimentales. Debería significar la adquisición de un método —un método que pueda ser usado para enfrentarse con cualquier problema— y no solamente dejar establecidos (en los estudiantes) un montón de hechos. Considerada de este modo, el apologista de la educación cien-tífica estará normalmente de acuerdo. Presiónele más, pídale que precise, y vuelve a surgir siempre que la educación científica significa más atención a las ciencias exactas, en otras palabras, más hechos. La idea de que ciencia significa un modo de enfrentarse con el mundo, y no simplemente un cuerpo de conocimientos, es muy resistida en la práctica. Pienso que la razón de esto es, en parte, un verdadero celo profesional. Porque, si la ciencia es simplemente un método o una actitud, ¿qué queda entonces del enorme prestigio del que ahora disfrutan los químicos, los físicos, etc., y de su pretensión de ser más sabios que el resto de nosotros?"

"Hace unos cien años, Charles Kingsley describió la ciencia como «fabricar olores apestosos en un laboratorio». Hace un año o dos, un químico industrial, joven, me dijo, con aire satisfecho, que «no veía para qué sirve la poesía». El péndulo va así de un lado al otro, pero no me parece que una actitud sea mejor que la otra. Por el momento, la ciencia está en ascenso y, por tanto, oímos y nos parece recta la petición de que las masas deberían educarse científicamente; pero no oímos, como deberíamos oír, la contrapropuesta de que los científicos se beneficiarían con un poco de educación. Poco antes de escribir estas líneas, vi en una revista americana la noticia de que unos físicos americanos e ingleses rehusaron desde el comienzo participar en la investigación sobre la bomba atómica, pues sabían el uso que se haría de ella. Aquí tenemos un grupo de hombres sensatos en medio de un mundo de lunáticos. Y, aunque no han publicado nombres, pienso que sería una conjetura acertada pensar que todos son personas con algún tipo de cultura general fundamental, con algunas relaciones con la historia o la literatura o las artes; en dos palabras, gente cuyos intereses no son, en el sentido corriente del término, puramente científicos.»"
Publicado en formato 1.0 en febrero de 2008

El Código da Vinci: un Bestseller Mentiroso

Mucho se ha escrito y comentado acerca del libro de Dan Brown “El código da Vinci”. Transcribimos a continuación una excelente explicación acerca de su tendencioso contenido, redactada por Pablo Ginés Rodríguez para Aciprensa en enero de 2004.



La Estafa del "Código Da Vinci": Un best-seller mentiroso
(Artículo original publicado en InfoSpes – Boletín Informativo de la Fundación S.P.E.S. Nº 61 - Enero de 2003)


El Código Da Vinci es una novela de ficción anti-católica que está resultando ser un éxito de ventas en todo el mundo. Con más de 30 millones de ejemplares vendidos, traducida a 30 idiomas y con los derechos para la película en manos de Columbia Pictures y el director Ron Howard (con Russell Crowe de protagonista), se trata ya de un acontecimiento propio de la cultura de masas. Los protagonistas se ven envueltos en un thriller de aventura, descifrando la simbología secreta en la pintura de Leonardo Da Vinci. Y el mensaje que transmite la novela es básicamente el siguiente:

1. Jesús no es Dios: ningún cristiano pensaba que Jesús es Dios hasta que el emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325.

2. Jesús tuvo como compañera sexual a María Magdalena; sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial (sangre de rey = sang real = Santo Grial), fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la protagonista de la novela).

3. Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris); los primeros seguidores de Jesús adoraban "el sagrado femenino"; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más.

4. La malvada Iglesia Católica inventada por Constantino en el 325 persiguió a los tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino, matando millones de brujas en la Edad Media y el Renacimiento, destruyendo todos los evangelios gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro evangelios que les convenían bien retocados. En la novela el maquiavélico Opus Dei trata de impedir que los héroes saquen a la luz el secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y la Magdalena y que el primer dios de los "cristianos" gnósticos era femenino.

Todo esto no se vende como una ucronía o una novela de historia-ficción en un pasado alternativo o una Europa imaginaria. Se intenta vender como erudición, investigación histórica y trabajo serio de documentación.

En una nota al principio del libro, el autor, Dan Brown, declara: "todas las descripciones de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos en esta novela son fidedignas". Como veremos, esto es falso: los errores, las invenciones, las tergiversaciones y los simples bulos abundan por toda la novela. La pretensión de erudición cae al suelo al revisar la bibliografía que ha usado: los libros serios de historia o arte escasean en la biblioteca de Brown, y brillan en cambio las paraciencias, esoterismos y pseudohistorias conspirativas.

Pero eso no impide a la prensa alabar el "trabajo histórico" que hay tras el libro. Por ejemplo, el Chicago Tribune se maravillaba de cómo el libro contiene "historia fascinante y documentada especulación que vale varios doctorados"; el New York Daily News decía "su investigación es impecable"; el crítico de El Periódico de Catalunya (12/12/03) Ramón Ventura dice que "entender la novela como un panfleto anticristiano es no entender lo que es: un relato de aventuras por los espacios poco conocidos de la historia, donde se combinan los misterios de la religión con los enigmas del arte; Dan Brown escribe con la pasión y la erudición de Matilde Asensi en El último Catón".

La editora del libro en España, Aránzazu Sumalla, que ha encontrado una mina de oro para su pequeña editorial Umbriel (El Código Da Vinci vende 2.400 libros al día en España, 125.000 en los primeros 50 días), no entiende que en la página web del Opus Dei se critique negativamente el libro, que presenta al Opus como una secta destructiva dispuesta al asesinato y otras técnicas mafiosas, con el detalle de que el asesino Silas es numerario y lleva cilicio. Según la editora "se trata de una obra de ficción".
Pero Dan Brown, en su propia página web, dice bien claro que no ha escrito sólo una novela llena de despropósitos para divertir: "Como he comentado antes, el secreto que revelo se ha susurrado durante siglos. No es mío. Es cierto que puede ser la primera ocasión en que el secreto se desvela con el formato de un thriller popular, pero la información no es nueva. Mi sincera esperanza es que «El Código Da Vinci», además de entretener a la gente, sirva como una puerta abierta para que empiecen sus investigaciones".

El resultado es que las ventas de libros pseudohistóricos sobre la Iglesia, los evangelios gnósticos, la mujer en el cristianismo, las diosas paganas, etc. se han disparado: la web de libros Amazon.com es la primera beneficiada, enlazando «El Código Da Vinci» con libros de pseudohistoria neopagana, feminista radical y new age. La ficción es la mejor forma de educar a las masas, y disfrazada de ciencia (historia del arte y de las religiones en este caso) engaña mejor a los lectores. Como afirma el dicho: "calumnia, que algo queda, y si calumnias con datos que suenen a científico -aunque sean inventados- queda más".


¿Inventó Constantino el cristianismo?

Toda la base "histórica" de Brown descansa sobre una fecha: el concilio de Nicea del año 325. Según sus tesis, antes de esta fecha, el cristianismo era un movimiento muy abierto, que aceptaba "lo divino femenino", que no veía a Jesús como Dios, que escribía muchos evangelios.

En este año, de repente, el emperador Constantino, un adorador del culto -masculino- al Sol Invicto se apoderó del cristianismo, desterró a "la diosa", convirtió al profeta Jesús en un héroe-dios solar y montó una redada a la manera stalinista para hacer desaparecer los evangelios que no le gustaban.

Para cualquier lector con algo de cultura histórica esta hipótesis resulta absurda por al menos dos razones:

1. Tenemos textos que demuestran que el cristianismo antes del 325 no era como dice la novela y que los textos gnósticos eran tan ajenos a los cristianos como lo son actualmente las publicaciones new age: parasitarios y externos.

2. Incluso si Constantino hubiese querido cambiar así la fe de millones ¿cómo habría podido hacerlo en un concilio sin que se diesen cuenta no sólo millones de cristianos sino centenares de obispos? Muchos de los obispos de Nicea eran veteranos supervivientes de las persecuciones de Diocleciano, y llevaban sobre su cuerpo las marcas de la prisión, la tortura o los trabajos forzados por mantener su fe. ¿Iban a dejar que un emperador cambiase su fe? ¿Acaso no era esa la causa de las persecuciones desde Nerón: la resistencia cristiana a ser asimilados como un culto más? De hecho, si el cristianismo antes del 325 hubiese sido tal como lo describen los personajes de Brown y muchos neognósticos actuales nunca habría padecido persecución ya que habría encajado perfectamente con tantas otras opciones paganas. El cristianismo fue siempre perseguido por no aceptar las imposiciones religiosas del poder político y proclamar que sólo Cristo es Dios, con el Padre y el Espíritu Santo.


¿Jesús es Dios?

En la novela, el personaje del historiador inglés Teabing afirma que en Nicea se estableció que Jesús era "el Hijo de Dios". Un repaso a los evangelios canónicos, escritos casi 250 años antes de Nicea, muestra unas 40 menciones a Jesús como Hijo de Dios. Brown lo que está haciendo es copiar de uno de los libros pseudohistóricos que más ha plagiado para hacer su best-seller, «Holy Blood, Holy Grial», en el que se afirma que "en Nicea se decidió por voto que Jesús era un dios, no un profeta mortal".

La verdad es otra. Los cristianos siempre han pensado que Jesús es Dios y así figura en los evangelios y en escritos cristianos muy anteriores a Nicea. Por ejemplo, y para disgusto de mormones, Testigos de Jehová o musulmanes (3 credos actuales que niegan que Jesús era Dios) podemos leer cómo Tomás dice al ver a Jesús resucitado:

[Juan 20,28] Ho Kurios mou ho Theos mou (Mi Señor y mi Dios)

O en Romanos 9,5; carta dictada por San Pablo a Tercio en casa de Gayo, en Corinto, en el invierno del 57 al 58 d.C:

"de ellos [los judíos] son los patriarcas, y como hombre ha surgido de ellos el Cristo, que es Dios, y está por encima de todo".

O en Tito 2,13:

"esperamos que se manifieste la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo".

O en 2 Pedro 1,1:

"Simón Pedro, sirviente y apóstol de Jesucristo, a aquellos que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como la nuestra".

Y saliendo de los evangelios tenemos los textos de algunos Padres de la Iglesia muy anteriores a Nicea:

"Pues nuestro Dios, Jesucristo, fue según el designio de Dios, concebido en el vientre de María, de la estirpe de David, pero por el Espíritu Santo" [Carta a los efesios de San Ignacio de Antioquía, c.35-c.107 dC].

"Si hubieses entendido lo escrito por los profetas, no habrías negado que Él [Jesús] era Dios, Hijo del único, inengendrado, insuperable Dios" [Diálogo con Trifón, San Justino Mártir, c.100-c.165 d.C].

"Él [Jesucristo] es el santo Señor, el Maravilloso, el Consejero, el Hermoso en apariencia, y el Poderoso Dios, viniendo sobre las nubes como juez de todos los hombres" [Contra los herejes, libro 3, San Ireneo de Lyon, c. 130 -200 d.C].

"Sólo Él [Jesús] es tanto Dios como Hombre, y la fuente de todas nuestras cosas buenas" [Exhortación a los griegos, de San Clemente de Alejandría, 190 d.C].

"Sólo Dios está sin pecado. El único hombre sin pecado es Cristo, porque Cristo también es Dios" [El alma 41:3, por Tertuliano, año 210 d.C].

"Aunque [el Hijo] era Dios, tomó carne; y habiendo sido hecho hombre, permaneció como era: Dios" [Las doctrinas fundamentales 1:0:4; por Orígenes, c.185-c.254 d.C.].

Estas citas -y muchas otras- demuestran que los cristianos tenían clara la divinidad de Cristo mucho antes de Nicea... De hecho, en Nicea el debate era sobre las enseñanzas de Arrio, un sacerdote herético de Alejandría que desde el 319 enseñaba que Jesús no era Dios, sino un dios menor. De unos 250 obispos, sólo dos votaron a favor de la postura de Arrio, mientras que el resto afirmaron lo que hoy se recita en el Credo, que el Hijo de Dios fue engendrado, no creado y que es de la misma naturaleza (substancia, homoousios) que el Padre, es decir, que Dios Hijo es Dios, igual que Dios Padre también es Dios, un mismo Dios pero distintas Personas. Pese a esta unanimidad de los padres conciliares, el historiador Teabing en la novela dice que Cristo fue "designado Dios" ¡por un estrecho margen de votos!


Un historiador que no sabe historia

Teabing también dice una serie de cosas sobre cómo el cristianismo inventado por Constantino no era más que paganismo. "Nada en el Cristianismo es original", dice el personaje. Escribimos subrayadas las afirmaciones de El Código da Vinci y a continuación comentamos cada una.

-Los discos solares egipcios se convirtieron en halos de santos católicos.

El arte cristiano tiene que expresar conceptos bíblicos, como las caras luminosas de Moisés (en el Sinaí) y Jesús (en la Transfiguración). Para ello usan un recurso común, los halos o nimbos que ya usaba el arte griego y el romano. Los emperadores romanos, por ejemplo, aparecen en las monedas con cabezas radiantes.

-Los pictogramas de Isis amamantando a su milagroso bebé Horus fueron el modelo para las imágenes de la Virgen María con el Niño Jesús.

La imagen de una madre amamantando es común a egipcios, romanos, aztecas o cualquier otra cultura que represente la maternidad. Isis, en los primeros siglos de nuestra era, ya no era una diosa popular de la agricultura egipcia, sino un culto mistérico de tipo iniciático para élites grecorromanas, culto que, por cierto, no incluía rituales sexuales que tanto gustan al autor. Los artistas cristianos, a la hora de representar a María con Jesús (una madre con un niño), usaron los modelos artísticos de la sociedad en la que estaban.

-"La mitra, el altar, la doxología y la comunión, el acto de comer a Dios, fueron tomados directamente de religiones mistéricas paganas anteriores.

La mitra de los obispos difícilmente puede estar inspirada en religiones mistéricas antiguas: no aparece en Occidente hasta mediados del s. X y en Oriente no se usa hasta la caída de Constantinopla en 1453.

El altar es -como el cristianismo mismo- de origen judío, no pagano. Hay 300 referencias a altares en el Antiguo Testamento. El altar de los sacrificios del Templo de Jerusalén es el punto de referencia del judaísmo antiguo y del simbolismo cristiano. Nada que ver con cultos paganos.

La Doxología (doxa=gloria; logos=palabra) no es más que la oración del Gloria: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres; te alabamos, te bendecimos, te adoramos." usa lenguaje puramente cristiano, con conceptos trinitarios y utilizando continuamente pasajes del Nuevo Testamento. Nada que ver con cultos mistéricos paganos.

La comunión y "comer a Dios": parece ser que en los niveles superiores del culto a Mithras existía una comida sagrada de pan y agua o pan y vino. No hay datos que indiquen que los mitraístas consideraran que en esa comida "comían un dios" ni nada similar. De nuevo, el origen de bendecir y compartir el pan es judío, como explica con detalle Jean Danielou en su estudio La Biblia y la liturgia. Parece que Jesús instituyó la Eucaristía cristiana durante una chabourá, una comida sagrada judía. No hay relación con cultos mistéricos paganos.

-El domingo, día sagrado cristiano, fue robado a los paganos

Falso. Desde el principio, los cristianos vieron el día después del sabbath, es decir, el día primero de cada semana, como el más importante, día de su reunión. Ya lo hacían en época de San pablo (ver Hechos 20,7: "y en el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan.", o 1 Cor 16,2, cuando Pablo pide reunir las colectas y diezmos el primer día de la semana).

Danielou, en La Biblia y la Liturgia, dedica todo su capítulo 16 a hablar de "El octavo día", con citas de Ignacio de Antioquía, de la Epístola de Barnabás, de la Didaché, todos autores de finales del siglo I y principios del siglo II Todos hablan del "dies domenica" (día del Señor). San Justino, hacia el 150 d.C es el primer cristiano en usar el nombre latino de Día del Sol para referirse al primer día de la semana.

Ya en el concilio de obispos hispanos de Elvira, en el 303 d.C se proclamó: "si alguien en la ciudad no viene a la iglesia tres domingos seguidos será excomulgado un tiempo corto, para que se corrija". Sólo 20 años después, en 321, Constantino declara oficialmente el domingo como día de descanso y abstención del trabajo. O sea, que el domingo es un "invento" cristiano, que posteriormente adoptó la sociedad civil, y no una fiesta pagana robada por cristianos, justo lo contrario de lo que dice la novela de Brown.

-También al dios hindú Krishna, recién nacido, se le ofreció oro, incienso y mirra

Extraído, al parecer, del libro de pseudohistoria The World's Sixteen Crucified Saviours, [Los 16 salvadores del mundo crucificados] escrito por Kersey Graves en 1875 y denostado incluso por ateos y agnósticos, aunque muy popular y copiado en Internet. Graves no da nunca documentación de sus afirmaciones. Ésta del oro, incienso y mirra parece simplemente un invento. En la literatura hindú no sale por ningún sitio. El Bhagavad-Gita (s.I d.C.) no menciona la infancia de Krishna. En las historias sobre el Krishna niño del Harivamsa Purana (c.300 d.C) y el Bhagavata Purana (c.800-900.dC.) tampoco aparecen regalos.

-El dios Mithras, nacido en 25 de diciembre como Osiris, Adonis y Dionisos, con los títulos "Hijo de Dios" y "Luz del Mundo", enterrado en roca y resucitado 3 días después, inspiraron muchos elementos del culto cristiano.

En realidad, la fiesta pagana del 25 de diciembre en Roma la inventó el emperador Aurelio en 274, muchos años después de que los cristianos latinos celebrasen el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo.

Aunque en la novela hablen de Mithras como un dios "muerto, enterrado en roca y resucitado tres días después", esta afirmación no sale recogida en ningún texto ni tradición antigua sobre Mithras. Al parecer es otro de los préstamos tomados del panfleto decimonónico de Kersey Graves, en concreto del capítulo 19 de The World's Sixteen Crucified Saviours. Por supuesto, Graves no da documentación.


Gnosticismo al servicio del feminismo radical

¿Por qué el mundo va tan mal, hay guerras, violencia y contaminación? La respuesta del feminismo radical y de El Código Da Vinci es sencilla, la culpa es del cristianismo, que es machista:

"Constantino y sus sucesores masculinos convirtieron con éxito el mundo desde el paganismo matriarcal hasta la Cristiandad patriarcal mediante una campaña de propaganda que demonizó lo sagrado femenino, eliminando a la diosa de la religión moderna." Como consecuencia, "la Madre Tierra se ha convertido en un mundo de hombres, y los dioses de la destrucción y la guerra se toman su tributo. El ego masculino ha pasado dos milenios sin equilibrarse con su balanza femenina. una situación inestable marcada por guerras alimentadas con testosterona, una plétora de sociedades misóginas y una creciente falta de respeto por la Madre Tierra"

Esto se habría evitado de seguir el "cristianismo" gnóstico, algunos de cuyos grupos y tendencias consideraban lo divino como masculofemenino, relaciones armónicas de puestos (ying-yang), o incluso andrógino. Jesús -según los gnósticos del s. II y los newagers feministas del s. XX- necesita un opuesto femenino que le complete; su consorte sería María Magdalena. Y unos documentos que lo avalen: los evangelios apócrifos, textos gnósticos imaginativos sin base histórica.

Mientras que los evangelios canónicos son del s. I, ningún texto gnóstico es anterior al s. II. Muchos son del s. III, IV o V. A mediados del s. II la Iglesia ya tenía claro que los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan eran los inspirados por el Espíritu Santo, y sólo dudaba en el canon de un par o tres de textos. Es falsa la idea de la novela de que en el 325, con Constantino, de entre "más de 80 evangelios considerados para el Nuevo Testamento", sólo se eligieron cuatro: estos cuatro ya hacía 200 años que estaban seleccionados, como leemos en los textos de Justino Mártir (150 d.C) y de San Ireneo.

En "El Código Da Vinci" hay material de muchos tipos: new age, ocultismo, teorías conspirativas, neopaganos, wiccas, astrología, préstamos orientales y amerindios... pero el cóctel gnóstico-feminista es la base de la macedonia. Hay poca investigación verdadera sobre el Santo Grial, pero mucha sangría.

Así, se nos cita un texto que existe de verdad, el Evangelio de María Magdalena, una obra gnóstica tardía, escrita por autores de una secta gnóstica, desde fuera del cristianismo. En él, María besa en la boca a Jesús y eso causa la envidia de los apóstoles. Según Teabing, el historiador de la novela, "Jesús era el primer feminista. Pretendía que el futuro de su iglesia estuviese en manos de María Magdalena".

Lo que nadie cita es el versículo 114 del famoso texto gnóstico Evangelio de Tomás, donde Jesús dice que Él hará de María Magdalena "un espíritu viviente que se parezca a vosotros, varones. Porque cada mujer que se haga a sí misma varón entrará en el reino de los cielos". El gnosticismo antiguo es reciclado por antagonistas de la Iglesia actual, pero para ello han de rechazar algunas cosas del gnosticismo antiguo, que en realidad era machista, elitista, despreciaba el cuerpo y todo lo material y es difícil de vender como "el auténtico cristianismo".

Así, el entusiasmo del autor por los "ritos de fertilidad", que tanto admiran -y practican- los protagonistas, no tiene nada que ver con la fertilidad, obviamente, sino con el placer sexual. Es un signo de los tiempos, pero también una herencia gnóstica y cátara: engendrar, dar vida a nuevos cuerpos, es malo. ¡Justo lo contrario que en el cristianismo! Sexo sin concepción. Es de suponer que la próxima novela trate de clonación, es decir, de concepción sin sexo.


Otros muchos errores

Sandra Miesel, una periodista católica especializada en literatura moderna popular, no puede evitar hacer un listado de errores misceláneos del libro, como ejemplo de su "impecable" documentación.

a. Se dice que el planeta Venus se mueve dibujando un pentagrama, el llamado "pentagrama de Ishtar", simbolizando a la diosa (Ishtar es Astarté o Afrodita). Al contrario de lo que dice el libro, la figura no es perfecta y no tiene nada que ver con las Olimpiadas. Las Olimpiadas se celebraban cada cuatro años y en honor de Zeus, nada que ver con los ciclos de Venus ni con la diosa Afrodita.

b. El novelista dice que los cinco anillos de las olimpiadas son un símbolo secreto de la diosa; la realidad es que cuando se diseñaron las primeras olimpiadas modernas el plan era empezar con uno e ir añadiendo un anillo en cada edición, pero se quedaron en cinco.

c. En la novela presentan la larga nave central y hueca de una catedral como un tributo secreto al vientre femenino, con las nervaduras como pliegues sexuales, etc. Está tomado del libro de pseudohistoria “The Templar Revelation”, donde se afirma que los templarios crearon las catedrales. Por supuesto es falso: las catedrales las encargaron los obispos y sus canónigos, no los templarios. El modelo de las catedrales era la iglesia del Santo Sepulcro o bien las antiguas basílicas romanas, edificios rectangulares de uso civil.

d. El Priorato de Sión realmente existe, es una asociación francesa registrada desde 1956, posiblemente originada tras la II Guerra Mundial, aunque clamen ser herederos de masones, templarios, egipcios, etc. No es creíble la lista de Grandes Maestres que da la novela: Leonardo Da Vinci, Isaac Newton, Victor Hugo.

e. La novela dice que el tetragramaton YHWH, el nombre de Dios en letras hebreas, viene de "Jehová, una unión física andrógina entre el masculino Jah y el nombre pre-hebreo de Eva, Havah". Al parecer, nadie ha explicado a Brown que YHWH (que hoy sabemos que se pronuncia Yahvé) empezó a pronunciarse "Jehová" en la Edad Media al interpolarse entre las consonantes las vocales de "Adonai".

f. Las cartas del tarot no enseñan doctrina de la diosa; se inventaron para juegos de azar en el siglo XV y no adquirieron asociaciones esotéricas hasta finales del siglo XVIII. La idea de que los diamantes de la baraja francesa representan pentáculos es un invento del ocultista británico A.E. Waite. ¿Qué dirán los esotéricos de la baraja española con sus copas -símbolos sexuales femeninos- y sus espadas -símbolos fálicos, quizá como los garrotes.-?

g. El Papa Clemente V no eliminó a los templarios en un plan maquiavélico ni echó sus cenizas al Tíber: el Tíber está en Roma y Clemente V no, porque fue el primer papa en Avignon. Toda la iniciativa contra los templarios fue del rey francés, Felipe el Hermoso. Masones, nazis y ahora los neognósticos quieren ser herederos de los templarios.

h. Mona Lisa no representa un ser andrógino, sino a Madonna Lisa, esposa de Francesco di Bartolomeo del Giocondo. Mona Lisa no es un anagrama de los dioses egipcios Amón e Isa (Isis).

i. En La Última Cena de Leonardo, no aparece el cáliz y aparece el joven y guapo San Juan, el discípulo amado. La novela dice que el joven guapo en realidad es María Magdalena, que ella es el Grial. La verdad es que no sale el cáliz porque el cuadro está describiendo la Última Cena tal como sale en el Evangelio de San Juan, sin institución de la Eucaristía, más concretamente cuando Jesús avisa "uno de vosotros me traicionará" (Juan 13,21).

j. La novela habla de que Leonardo recibió muchos encargos de la Iglesia y "cientos de lucrativas comisiones vaticanas". En realidad Leonardo pasó poco tiempo en Roma y apenas le mandaron algún encargo.

k. En la novela presentan a Leonardo como un homosexual ostentoso. En realidad, aunque en su juventud fue acusado de sodomía, su orientación sexual no está del todo clara.

l. La heroína, Sophie Neveu, usa el cuadro de Leonardo “La Madonna de las Rocas” como un escudo y lo aprieta tanto a su cuerpo que se dobla: es asombroso, porque se trata de una pintura sobre madera, no sobre lienzo, y de casi dos metros de alto.

m. Según los protagonistas de la novela, "durante trescientos años la Iglesia quemó en la estaca la asombrosa cifra de cinco millones de mujeres". Esta es una cifra repetida en la literatura neopagana, wicca, new age y feminista radical, aunque en otras webs y textos de brujería actual se habla de 9 millones. Los neopaganos necesitan una "shoah" propia.

Cuando acudimos a historiadores serios se calcula que entre 1400 y 1800 se ejecutaron en Europa entre 30.000 y 80.000 personas por brujería. No todas fueron quemadas. No todas eran mujeres. Y la mayoría no murieron a manos de oficiales de la Iglesia, ni siquiera de católicos. La mayoría de víctimas fue en Alemania, coincidiendo con las guerras campesinas y protestantes del siglo XVI y XVII. Cuando una región cambiaba de denominación, abundaban las acusaciones de brujería y la histeria colectiva. Los tribunales civiles, locales y municipales eran especialmente entusiastas, sobre todo en las zonas calvinistas y luteranas. De todas formas, la brujería ha sido perseguida y castigada con la muerte por egipcios, griego, romanos, vikingos, etc... El paganismo siempre mató brujos y brujas. La idea del neopaganismo feminista de que la brujería era una religión feminista precristiana no tiene base histórica.

Y se podría seguir diseccionando los errores y los simples engaños de este best-seller mentiroso. Por no hablar de su calidad literaria. Pero ¿vale la pena tanto esfuerzo por una novela? La respuesta es sí: para miles de jóvenes y adultos, esta novela será su primer, quizá único contacto con la historia antigua de la Iglesia, una historia regada por la sangre de los mártires y la tinta de evangelistas, apologetas, filósofos y Padres. No sería digno de los cristianos del siglo XXI ceder sin lucha ni respuesta ante el neopaganismo el espacio que los cristianos de los primeros siglos ganaron con su fidelidad comprometida a Jesucristo.
Publicado en formato 1.0 en febrero de 2008

Los Iconoclastas

Es bien conocida la férrea oposición de nuestros hermanos separados, los protestantes, en cuanto a la veneración de imágenes en el culto, confundida en sus conceptos teológicos con la adoración sólo debida a Dios Nuestro Señor.

Sin embargo, se trata de un error doctrinal, surgido de la aislada interpretación del texto bíblico del Éxodo en su capítulo 20, en el cual se ordena al pueblo judío “No te harás escultura ni imagen alguna ni de los que hay arriba en los cielos, ni de los que hay abajo de la tierra, ni de los que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hastal a tercera y cuarta generación de los que me odian”. Sólo 5 capítulos después, el propio Dios le pide a Moisés colocar las imágenes de 2 querubines en el Arca de la Antigua Alianza... y Dios Nuestro Señor no es contradictorio.

También fruto del análisis literal de la Sagrada Escritura, 700 años antes que Lutero, el emperador romano de Oriente, León el Isáurico, tras defender valerosamente la caída de Constantinopla en manos de los musulmanes, promulgó la llamada Eclega, ordenando la prohibición del culto a las imágenes y su destrucción, al considerar que se trata de idolatría. Este movimiento se denominó iconoclasta.

Más allá de la probable influencia de la doctrina judía y del propio Islam, esta determinación fue el punto de partida teológico para comenzar con la separación de las iglesias de Occidente y Oriente, dada la inflexibilidad de los Papas en el rechazo a la Eclega.

Es deseable remarcar que la veneración de las imágenes data de los primeros tiempos del cristianismo, excepto quizás aquellos de origen judío, atentos a los expresado antes sobre la ley mosaica. Así, se reprodujeron a lo largo de los siglos imágenes de Nuestro Señor Jesucristo, de los apóstoles y de los mártires. Esto permitió además el nacimiento del arte propiamente cristiano, por medio del cual a su vez se dio a conocer la Sagrada Escritura a los pueblos paganos.

El movimiento iconoclasta, dada la difusión de la veneración de las imágenes en el siglo VIII, fue rechazado por gran parte de la población y de muchos apologistas contemporáneos, los entonces llamados iconódulos. Estos teólogos fueron perseguidos durante años hasta que la emperatriz Irene restauró en 787 la veneración en función de lo resuelto en el II Concilio ecuménico de Nicea.

Allí se manifestó que la acusación dirigida a los iconódulos no tenía fundamento, dado que lo que ellos defendían con la veneración de las imágenes era el resaltar la naturaleza humana de Cristo y el profundo vínculo establecido por Dios entre el tiempo y la eternidad, sin que ello implicara menoscabar el sentido trascendental y único de Aquél, y menos aún, pretender crear un vínculo substancial con la imagen, circunstancia remarcada hasta nuestros días por la Iglesia Católica.

Sin embargo, existió una segunda etapa iconoclasta durante el reinado de León V, el Armenio (813-820), menos violenta que la primera y combatida por patriarcas de la talla de Nicéforo, san Germán y san Juan Damasceno. El siguiente soberano, Miguel II, debió soportar verdaderos estallidos populares contra sus ideas iconoclastas; su poder se debilitó lo suficiente para no poder evitar el avance islámico en el Mediterráneo, incluyendo la caída del Sur de Italia y de la isla de Creta.

Sólo con la llegada al poder de Teodora, regente del trono de Miguel III, se revocaron en forma definitiva las medidas iconoclastas, el 11 de marzo de 843, fecha aún conmemorada por las Iglesias de Oriente.