lunes, 1 de mayo de 2006

Antroposofía: Introducción

La antroposofía es un movimiento esotérico de características sectarias, fundado hacia 1902 por Rudolf Steiner (1861–1925). Si bien un análisis exhaustivo de la antroposofía demandaría horas de discusión, creemos interesante narrar en 2 partes los principales aspectos de esta «doctrina» y sus peligros.


Steiner nació en la actual Eslovenia, en aquellos tiempos integrada al Imperio Austrohúngaro, la gran potencia católica de la segunda mitad del siglo XIX. De lengua alemana, creció en un hogar humilde y se destacó en su juventud por su pasión por los estudios, sobre todo en los idiomas y en las ciencias exactas. Contando con 38 años se enroló en la Sociedad Teosófica, movimiento ocultista y neopagano fundado por la «mística» rusa Helena Petrova Blavatski.


Madame Blavatski (fundadora de la Teosofía)




La citada Teosofía es una suerte de quimera entre las antiguas religiones paganas europeas y elementos politeístas orientales, fundamentalmente hindúes. Blavatski afirmaba recibir mensajes de «maestros ascendidos». Entre los contenidos de esas «revelaciones», describió que la «selección de razas», fruto de la colonización de Asia y África por parte de las potencias de entonces, se debía a razones de «necesidad kármica».

Al poco tiempo, Steiner llegó a presidir la rama alemana de la secta teosofista, hasta que se enfrentó con otros dirigentes, fundamentalmente con Annie Besant, la sucesora de Madame Blavatski. El motivo de la crisis fue la afirmación por parte de Besant de la «reencarnación» de Nuestro Señor Jesucristo en Krishnamurti, un joven indio contemporáneo. Con las debidas disculpas a nuestros lectores por la necesidad de mencionar tamaña blasfemia al Redentor, proseguimos relatando que en 1913 Rudolf Steiner se propuso fundar su propia organización, la Antroposofía (del griego «antropos» [hombre] y «sophos» [conocimiento]).


¿Por qué nos referimos a este movimiento como una secta? Porque sus características coinciden con las principales definiciones y categorizaciones de las mismas. Una de las más didácticas concepciones de lo que es una secta nos la puede brindar un especialista, el teólogo español Manuel Guerra Gómez: las sectas son grupos autónomos, no cristianos, fanáticamente proselitistas, exaltadores del esfuerzo personal y expectantes de un inminente cambio maravilloso (colectivo o individual):

- una secta es «grupo», desde el punto de vista sociológico, con una dinámica que lleva al aislamiento y finalmente a la alteración de la personalidad, sustituyendo al «grupo» por excelencia que es la familia.

- una secta es «autónoma», no integrada de manera vinculante en una institución más amplia cuyas decisiones deba acatar; esta autonomía es la que explica los despotismos de los líderes de todas las sectas.

- una secta no es cristiana, como iremos desarrollando en estas notas, ya que no admite el mínimo doctrinal de nuestra Fe Católica ni respeta a la Biblia como único texto revelado y sagrado.

- una secta es «fanáticamente proselitista», intentando imponer sus creencias sin importar el como, incluyendo modos moralmente reprobables.

- una secta es «exaltadora del esfuerzo personal», ya que prescinde del concepto de gracia divina. Esto ya fue condenado en la herejía de los pelagianos en el siglo V.

- una secta está expectante de un cambio maravilloso, colectivo o individual. En el caso de la Antroposofía, estamos ante el bucólico delirio de la Nueva Era, con su búsqueda del «superhombre» divinizado, que como tal no puede ser misericordioso hacia los «simples hombres» por debajo de él.


En forma general, la Antroposofía nos habla de un planeta Tierra y de una especie humana en evolución a lo largo de 7 eras o edades. Según su doctrina, estaríamos atravesando la cuarta de esas etapas, en búsqueda de nuestro origen perdido. Una de las «misiones» de la secta, como no podía ser de otro modo, es la de ayudar al hombre a recorrer este camino hasta la séptima edad o Era de Vulcano.

Este camino, de acuerdo con sus principios, se logra mediante el avance espiritual por medio de la reencarnación y el karma, suplementado por el acceso a cierto conocimiento esotérico reservado a unos pocos. De hecho, como detallaremos en la segunda parte de esta nota, la «medicina antroposófica» sostiene que la enfermedad está «kármicamente» determinada y juega un papel de la evolución del alma.

Para sostener sus principios, Steiner escribió cerca de 40 libros y pronunció más de 6000 conferencias a lo largo de su prolífica actividad en Europa, incluyendo la inauguración de la revista «Lucifer» (1904, luego «Lucifer Gnosis») y la obra «Los niños de Lucifer» (1907).



Aunque les parezca insólito, la Antroposofía se expandió velozmente, contribuyendo a difundir el evolucionismo, sirviendo de caldo de cultivo al racismo y a su apoteosis (el nazismo), creando su propio sistema médico (la citada medicina antroposófica) y dando origen a toda una doctrina educacional llamada Pedagogía Waldorf, que en nuestros días patrocina a numerosos colegios del mundo, sin exceptuar a la Argentina.

Pero la medicina y la educación relacionada con la antroposofía serán los contenidos de la segunda parte de esta nota.



Publicada originalmente en formato 1.0 en mayo de 2006