"Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo." (San Pío de Pietrelcina)
jueves, 1 de marzo de 2012
La Anticatólica Pontificia Universidad Católica


jueves, 1 de septiembre de 2011
Predicciones Demográficas Poco Creíbles


miércoles, 1 de junio de 2011
Política del Hijo Único en China
Desde que estuve por primera vez en China en 1980 me he preguntado qué es lo que obligaría finalmente al Partido Comunista Chino a abandonar la política del hijo único. Ahora por fin lo sabemos.


martes, 1 de febrero de 2011
Liberándose de las Cadenas del Aborto
Traducción al castellano: Population Research Institute (América Latina)
El contenido puede resultar estremecedor para personas sensibles.


miércoles, 1 de diciembre de 2010
Bolivia: Natalidad y Paradojas


lunes, 1 de noviembre de 2010
ONU Mujer, el Aborto y Michelle Bachelet


jueves, 1 de abril de 2010
Las Predicciones de Pablo VI en la Humanae Vitae
El Santo Padre predijo que:


viernes, 1 de enero de 2010
Ovarios Destruidos: el Fracaso de las Vacunas Anticonceptivas
Ya sea en la China rural, en la sabana africana o en el Occidente citadino, los cuerpos de las mujeres, y específicamente su capacidad reproductiva, son objeto de múltiples ataques. Píldoras, parches e implantes hormonales, espermicidas, etc., son intentos para detener el sistema de la mujer en una de sus capacidades más perfectas e integrales: darle la existencia a un ser humano, y por ende, continuar su especie. Los anticonceptivos son a fin de cuentas introducción invasiva de material extraño en el cuerpo de la mujer que anula el proceso reproductivo natural. Lo que la Dra. Bonnie Dunbar esperó desarrollar era una vacuna que podría engañar al sistema inmunológico femenino. Una forma de lucha contra las células reproductivas como si éstas fueran virus. La vacuna de la Dra. Dunbar era un intento insidioso de hacer que el cuerpo considere el embarazo como una enfermedad.
La motivación detrás de su investigación sobre los anticonceptivos fue, como es lógico, el control de la población. “He pasado mas de 20 años desarrollando vacunas, vacunas anticonceptivas”, explicó la Dra. Dunbar, “porque en mi juventud tuve una visión de que, tal vez, podríamos ayudar al problema de la población mundial y darles a las mujeres una opción para el control de la natalidad que no fuera invasiva a nuestras hormonas o a nuestros sistemas o que tengan los efectos colaterales que ahora vemos en muchos métodos anticonceptivos”.
Se supone que ella esperaba que la inmunidad de la vacuna al embarazo durara varios años al menos y así resultaría un control de población más eficaz en las naciones en desarrollo. En la mentalidad de los promotores del control natal, la píldora u otros métodos anticonceptivos requieren demasiada participación y disciplina de la mujer para ser efectivos. En esos métodos de corta duración y uso repetitivo (diario en el caso de las píldoras) la tasa de deserción y falla de uso son altísimas. Por supuesto es algo que nunca se molestan en decir en público.
Entre los muchos éxitos de su larga y brillante carrera, la Dra. Dunbar formó parte de la plantilla de científicos de la Fundación Harbor Branch de la Universidad Atlántica de Florida, del Smithsonian Institution y, no nos sorprende en lo más mínimo, del Population Council, digamos la “Universidad” de Rockefeller. Ha recibido muchas condecoraciones por sus décadas de trabajo en las vacunas anticonceptivas y en 1994 fue premiada por los NIH (National Institutes of Health, el instituto encargado de la salud pública en Estados Unidos) como la First Margaret Pittman Lecturer (Primera Catedrática Margaret Pittman). Ella es un miembro fundador de The Africa Biomedical Center (Centro Biomédico de Africa) en Kenia, donde actualmente vive. A través de los años, la Dra. Dunbar ha asesorado a la Organización Mundial de la Salud y a USAID en muchos proyectos de países en desarrollo, incluyendo China, India, América del Sur y África. (No es coincidencia que todas estas regiones son objetivos principales para los programas de control de población de las Naciones Unidas.)

Tuve el placer de conocer a la Dra. Dunbar recientemente en la IV Conferencia Pública Internacional sobre la Vacunación. Ella vino de Kenia para presentar los resultados de su fallida investigación de la vacuna y hacer un llamamiento sorprendente para una reorientación de fondos, apartados del VIH / SIDA y la investigación de la vacuna anticonceptiva, a las necesidades primarias de salud de los africanos y, por supuesto, a la reducción de la población.
Cuando empezó como estudiante de posgrado a desarrollar una vacuna anticonceptiva, la Dra. Dunbar se dio cuenta de que muchas mujeres infértiles tenían anticuerpos hacia su propia zona pelúcida. (La zona pelúcida es la glucoproteína que rodea el óvulo femenino o el huevo). Esto impedía que el esperma se una penetrando y fertilizando el óvulo. Esto se convirtió en la base de la hipótesis de la investigación de la Dra. Dunbar.
“Por años,” explicó, “pensamos que si las mujeres eran infértiles debido a estos anticuerpos, pero por otro lado, eran perfectamente saludables, entonces esta situación se convertía en un eficaz método anticonceptivo, que evitaría la fecundación sin ser abortivo, y tampoco interferiría con el sistema endocrino.” Esperaba imitar este trastorno de infertilidad natural, para hacer una vacuna que desarrollaría en mujeres saludables respuesta inmunológica a sus propios óvulos. “El objetivo de nuestra vacuna era desarrollar autoinmunidad”, declaró la Dra. Dunbar, así de claro y sin ninguna afectación.
La manera en que la Dra. Dunbar proponía para generar autoinmunidad fue inyectar a sus conejos de laboratorio, no con sus propias glucoproteínas de la zona pelúcida (muy parecidas a otras proteínas del conejo que realizan funciones diversas en el cuerpo del conejo), sino con las proteínas del cerdo. Estas últimas son lo suficiente extrañas para “engañar al conejo produciendo anticuerpos en contra de sus mismas propias proteínas”. Y fue eficaz. Estas inyecciones provocaron una respuesta autoinmune en los conejos inoculados. Sin embargo, hubo una dificultad mayor que, curiosamente, al final resultó insuperable.
“Descubrimos que cuando inmunizábamos a estos animales, les destruíamos completamente los ovarios,” admitió la Dra. Dunbar. “Desafortunadamente, no solamente estábamos evitando la fecundación, sino que generábamos toda una enfermedad autoinmune, también conocida como insuficiencia ovárica prematura.”
Ella probó la vacuna en varios animales, incluyendo primates, y descubrió en todos los casos que la vacuna causó una falla auto inmunológica permanente en los ovarios. Al observar las fotografías de estos ovarios devastados, completamente destruidos por el propio cuerpo femenino, la Dra. Dunbar tomó una decisión. Actuando con integridad, a menudo ausente en investigadores de anti-fertilidad, resolvió oponerse totalmente a cualquier desarrollo posterior de esta vacuna en seres humanos. "Al declarar la muerte de esta vacuna para la investigación humana adicional", declaró la Dra. Dunbar, "yo seré responsable de la infelicidad de algunas personas en mi empresa de biotecnología y de algunas otras más."
Ahora esta antigua vacuna anticonceptiva está siendo desarrollada como un posible agente de esterilización no-quirúrgico para perros y gatos, y también se utiliza para seleccionar la limitada población de elefantes africanos. Y por supuesto en ello, no tenemos ninguna objeción.
Joan Robinson - Population Research Institute


domingo, 19 de julio de 2009
Aborto selectivo en China
El estudio, publicado el 10 de abril de 2009 y dirigido por los investigadores Wei Xing Zhu, Li Lu, y Therese Hesketh, confirmó que los hombres superaron en número a las mujeres en todas las categorías de edad. En el referido estudio señalan que: "Para 2005 en la población de menores de 20 años, los hombres superaban a las mujeres en más de 32 millones en China, y también en ese año los nacimientos de niños fueron 1.1 millones más que de niñas." (British Medical Journal 2009; 338:b1211).
Sin embargo, para aquellos que seguimos los acontecimientos de China, estos números no son totalmente sorprendentes. La política de un solo hijo ha estado en vigencia por tres décadas. Millones de parejas chinas, desesperadas por un hijo que los apoye en la vejez, han matado a sus niñas recién nacidas. Millones más han recurrido al aborto de sexo selectivo para apagar las vidas de niñas por nacer.
Lo que ha llamado la atención es que el problema parece estar aumentando. El estudio, basado en el censo del 2005, mostró que cuanto más joven es la edad del grupo estudiado, más predominaba el sexo masculino. El desequilibrio era mayor en el grupo de 1 a 4 años de edad. Sorprendentemente, había 126 niños por cada 100 niñas. Quiere decir, 5 niños por cada 4 niñas.
El mismo estudio muestra que: “Los cocientes de sexo más altos (a favor de la población masculina) se vieron en provincias que permiten a los habitantes rurales un segundo hijo, si la primera es una niña”. Desde luego, esto sucede en aquellas provincias donde la preferencia por el hijo varón es mucho más fuerte. Esta flexibilidad de la política de un solo hijo en aquellas áreas buscaba reducir el infanticidio femenino. Sin embargo, ha alentado a las familias a creer que pueden tener no sólo un hijo varón, sino dos, abortando selectivamente a las niñas que puedan concebir. Como concluye el estudio, “El aborto selectivo por sexo explica casi en su totalidad el exceso de hombres.”
En cierta forma, no es difícil ver lo que esto significa para el futuro de China. Como en el juego de las sillitas, la música se acabó. Sólo que en este caso serán decenas de millones de hombres jóvenes en China quienes se quedarán sin su sillita matrimonial. Y todo este gran grupo poblacional estará obligado a permanecer en un estado poco natural de galán en búsqueda permanente de esposa. Para muchos de estos contrariados solteros a la fuerza, las alternativas para sus necesidades de pareja terminarán en la prostitución u homosexualidad. Otros de estos hombres “en exceso” buscarán un grupo familiar alternativo y se incrementarán las tasas de reclutamiento, tanto para el Ejército de Liberación Popular de China como para las bandas de delincuentes. El crimen, generalmente asociado con hombres sin lazos familiares, crecerá enormemente.
El estudio, por supuesto, se abstiene de criticar al Partido Comunista Chino, que es, a la larga, responsable de la política de un solo hijo. Después de todo, dos de los autores son chinos, y pueden estar sujetos a represalias. Pero el editorial del British Medical Journal que lo acompaña, no tiene ningún reparo en afirmar que:
“Aunque está bien definido que las preferencia de hijos es la causa de la más alta proporción de hombres que mujeres, esta elección por si misma no conduce directamente al alto cociente. La inclinación hacia los hijos hombres solamente puede repercutir en la proporción de sexo a través del amplio acceso a la tecnología del sexo selectivo (por ejemplo, la ecografía) y a una tasa de fertilidad baja (por elección o por coacción).” (BMJ 2009;338;b483)
Más claro imposible. El estado chino es responsable de la eliminación selectiva de las niñas al estar obligando a adoptar una bajísima tasa de natalidad en un contexto donde ahora la tecnología de la ecografía es sumamente disponible. Actualmente existen leyes que prohíben el empleo de las ecografías que determinan el sexo del niño por nacer, pero son ampliamente ignoradas.
La creciente desigualdad entre los sexos es también una incómoda realidad para los promotores del aborto como un derecho en Occidente. Fallaron clamorosamente al no darse cuenta que en Asia el derecho al aborto conduciría directamente a una matanza de inocentes niñas por nacer, por su larga tradición de preferir al hijo hombre.
El editorial del British Medical Journal continúa cuestionando la ortodoxia de control de población también. Escribe que “desde la década de 1970, antes que fuera impuesta la política, China experimentó un patrón cultural emergente de tener familias pequeñas, debido a los avances sociales y económicos. La disminución más dramática en la tasa de fertilidad ocurrió entre 1970 y 1979, de 5.9 a 2.9. Después que la política de un solo hijo fue presentada en 1979, la tasa cayó gradualmente, y desde 1995 esto se ha estabilizado alrededor 1.7. Por lo que se piensa que la tasa de fertilidad total de China hubiera disminuido de todas formas aún sin la política de un solo hijo. "
Por mucho tiempo he sostenido que la política de un solo hijo, además de ser una burda violación a los derechos humanos, fue demográficamente innecesaria. Las tasas de natalidad en China, a finales de los años setenta, ya estaban en picada. Incluso, sin la política de un solo hijo, hubieran seguido disminuyendo, probablemente cerca de los niveles actuales, como consecuencia de la urbanización, la industrialización, y los niveles crecientes de educación de China. Y esto habría pasado, como insinúa el editorial, sin las decenas de millones de abortos forzados y esterilizaciones que el Estado comunista chino viene imponiendo.
La solución obvia al creciente desequilibrio en los sexos es la de terminar con la política de un solo hijo. Quizá no se detenga el sexismo confuciano tan desenfrenado en la cultura china, pero por lo menos eliminaríamos una de las razones por la que los chinos asesinan a sus niñas en grandes cantidades.
A los más comprometidos defensores del control de la población y a las feministas radicales, este sacrificio de tantas niñas no les importa en lo más mínimo. Ellos dicen que se debe reducir drásticamente el número de chinos para “salvar al mundo". Ningún programa con participación voluntaria de los usuarios los hubiera convencido de hacer el cambio tan radical ni tan rápido como para satisfacerlos. Por eso optaron y felicitaron la política de un solo hijo del gobierno chino. Incluso cuando Nafis Sadik ejercía el cargo de Directora Ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para Actividades en Población (UNFPA) propuso el modelo de control natal chino para todo el mundo.
Si esta matanza de tantas mujeres nacidas y por nacer produce alguna angustia en sus “hermanas” feministas radicales, lo que vemos a diario es que queda neutralizada por su compromiso con la agenda del derecho al aborto que le imponen aquellos que financian sus instituciones (en su mayoría hombres por supuesto). Nos queda la interrogante de saber si algún día se rebelarán frente a estas exigencias en un arranque de coherencia con el discurso de defensa de los derechos de las mujeres que les gusta presentar.
Y a pesar de toda esta evidencia, tanto financistas como financiadas, continúan alabando las políticas de control natal del gobierno chino.
Capítulo Latinoamericano del Population Research Institute (Estados Unidos)
Publicado en formato 1.0 en julio de 2009

