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domingo, 22 de junio de 2014

Kepler, la Ciencia y Dios

Autor: Padre José Martínez Colin

1) Para saber

Otro de los dones del Espíritu Santo que el Papa Francisco ha desarrollado es el Don de Ciencia.

Al hablar de ciencia tal vez pensamos en los descubrimientos de las leyes que regulan la naturaleza y el universo. Pero la ciencia del Espíritu Santo es otra, es un don especial que nos lleva a entender a través de lo creado, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con cada criatura, señaló el Papa.

jueves, 1 de agosto de 2013

Análisis de Cuatro Discursos Emblemáticos de Benedicto XVI

Fuente: AICA
Exposición Completa: Documentos AICA

El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, ubicada en Buenos Aires, expuso en la sede de esa institución sobre cuatro discursos emblemáticos de Benedicto XVI.
El prelado platense se refirió a los mensajes que el pontífice emérito pronunció, entre 2006 y 2011, en la Universidad de Ratisbona, otro que preparó para decir en la Universidad "La Sapienza" de Roma, pero que finalmente no se realizó, y las exposiciones ante los parlamentos de Inglaterra y Alemania.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Pensamiento sobre Bioética y Ecología del Papa Emérito Benedicto XVI

Fuente: Redacción de Zenit

Ediciones Palabra ha publicado el libro Benedicto XVI habla sobre vida humana y ecología, en el que han participado los investigadores de la universidad CEU-UCH Emilio García Sánchez y Alfonso Martínez Carbonell. Desde los ámbitos de la bioética y la ecología, así como desde la teología y el derecho, los autores resaltan en este libro los puntos centrales que ofrece el pensamiento de Benedicto XVI sobre la dignidad de la vida humana y el respeto por la naturaleza. 

Los más de veinte textos, reunidos en Benedicto XVI habla sobre vida humana y ecología, han sido seleccionados por los profesores Emilio García Sánchez, de la CEU-UCH, y Pablo Blanco, de la Universidad de Navarra, como editores de la obra. Los textos son comentados por ellos mismos, por monseñor Mario Iceta, obispo de Bilbao, y por el profesor de la CEU-UCH Alfonso Martínez-Carbonell.

La obra recopila en un mismo volumen los mejores discursos, intervenciones y escritos en los que el papa emérito ha expresado su interés y preocupación por estos temas de actualidad durante sus ocho años de pontificado. Desde el ámbito de la bioética, la ecología, la teología y la doctrina social de la Iglesia, se resaltan los puntos centrales del magisterio de Benedicto XVI sobre el valor de la vida humana y la función positiva del hombre en la creación, de modo que le lleve a vivir en armonía con la tierra.

Ecología del hombre

El profesor García Sánchez destaca la importancia que Benedicto XVI otorga a la ecología y al respeto del medio ambiente y cómo el papa condiciona este respeto a la actitud desarrollada por el hombre hacia la dignidad de la propia vida humana. “Benedicto XVI considera que el camino para romper con las actuaciones hostiles que el hombre y la sociedad industrializada ejecutan contra la naturaleza empieza por concienciar al hombre hacia un mayor respeto por la vida humana en todas sus fases”. El Papa emérito propone, según destaca el profesor de la CEU-UCH “una ecología del hombre como condición de eficacia de las políticas y de la propia educación ambiental. En definitiva, Benedicto XVI ofrece una estrategia bioética consistente en cuidar y respetar primero al hombre –al ecosistema humano-, para luego, o al mismo tiempo, cuidar y respetar a la naturaleza y al resto de especies”.


Por su parte, para Alfonso Martínez Carbonell resultan decisivas las claves y fundamentos teológicos y jurídicos que el Papa emérito ofrece para respetar la dignidad humana. El profesor de la CEU-UCH subraya “el valor sagrado que Benedicto XVI otorga a cada vida humana, que la convierte en la criatura más excelsa y digna de la creación. Al mismo tiempo, ofrece una sólida fundamentación jurídica del respeto por la vida, en la que califica a la dignidad humana como el mismo fundamento de los derechos humanos, un fundamento pre-político”. 

El profesor Martínez Carbonell destaca también en el pensamiento del Papa emérito “la importante correlación que ha de existir entre la ciencia y la fe, como el gran marco de su pensamiento; una armonía necesaria y fructífera también en la fundamentación bioética del respeto por la vida y la naturaleza. La ruptura de este diálogo comporta un coste gravoso para el desarrollo de la humanidad”.

Neuroteología

Autor: Daniel Iglesias Grèzes
Fuente: InfoCatólica

Una nueva disciplina científica denominada “neuroteología” ha descubierto que ciertas zonas cerebrales “se activan” durante ciertas experiencias místico-religiosas. En bien de la brevedad, supongamos que esto fuese una descripción aproximadamente correcta de un hecho real.

Hechos son hechos e interpretaciones son interpretaciones. El problema de la “neuroteología” es su tendencia a la interpretación materialista de esta clase de hechos. 

viernes, 9 de noviembre de 2012

Sin Diálogo Ciencia-Fe se Hace Daño a la Humanidad

Nota original: Rocío Lancho García para Zenit


En la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el santo padre Benedicto XVI recibió el jueves 8 de noviembre en audiencia a los participantes en la asamblea plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias, que tuvo lugar del 5 al 7 de noviembre pasados, en la Casa Pío IV en el Vaticano, sobre el tema: Complexity and Analogy in Science: Theoretical, Methodological and Epistemological Aspects. Se publica a continuación el discurso que el papa dirigió a los presentes.

*****
Sus Excelencias,
Distinguidas señoras y señores,
Saludo a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias con motivo de esta Asamblea Plenaria, y expreso mi agradecimiento a su Presidente, el Profesor Werner Arber, por sus amables palabras de saludo en su nombre.También me complace saludar a monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller, y darle las gracias por la importante labor en su nombre.
La presente reunión plenaria, sobre Complexity and Analogy in Science: Theoretical, Methodological and Epistemological Aspects, toca un tema importante que se abre a una variedad de perspectivas que apuntan hacia una nueva visión de la unidad de las ciencias. En efecto, los importantes descubrimientos y avances de los últimos años nos invitan a considerar la gran analogía de la física y de la biología que se manifiestan claramente cada vez que logramos una comprensión más profunda del orden natural. Si bien es cierto que algunos de los nuevos conceptos obtenidos de esta manera también nos pueden permitir sacar conclusiones sobre los procesos de épocas anteriores, esta extrapolación apunta más a la gran unidad de la naturaleza en la compleja estructura del cosmos y al misterio de hombre dentro de ella. La complejidad y la grandeza de la ciencia contemporánea en todo lo que permite al hombre conocer sobre la naturaleza tiene repercusiones directas para los seres humanos. Sólo el hombre puede expandir constantemente su conocimiento de la verdad y el orden sabiamente para su bien y el de su entorno.
En sus discusiones, en las que han tratado de examinar, por un lado, la dialéctica continua de la constante expansión de la investigación científica, los métodos y las especializaciones y, por otro, la búsqueda de una visión integral de este universo que los seres humanos dotados de inteligencia y de libertad, estamos llamados a comprender, amar, vivir y trabajar. En nuestro tiempo, la disponibilidad de potentes instrumentos de investigación y la posibilidad de experimentos muy complicados y precisos han permitido a las ciencias de la naturaleza acercarse a las bases mismas de la realidad corpórea como tal, incluso si no logran entender por completo su estructura unificadora y unidad última. La sucesión interminable y la integración paciente de diversas teorías, donde los resultados una vez obtenidos sirven a su vez como presupuestos para nuevas investigaciones, dan testimonio de la unidad del proceso científico y el impulso constante de los científicos hacia una comprensión más adecuada de la verdad de la naturaleza y una visión más inclusiva. Podemos pensar aquí, por ejemplo, en los esfuerzos de la ciencia y la tecnología para reducir las diversas formas de energía a una elemental fuerza fundamental, que ahora parece ser mejor expresada en el nuevo enfoque de complejidad como una base para los modelos explicativos. Si esta fuerza fundamental ya no parece tan simple, esto desafía a los investigadores a elaborar una fórmula más amplia, capaz de abarcar tanto el más simple de los sistemas como el más complejo.
Este enfoque interdisciplinario de la complejidad también muestra que las ciencias no son mundos intelectuales desconectados unos de otros y de la realidad, sino que están interconectados y se dirige al estudio de la naturaleza como una realidad unificada, inteligible y armoniosa en su indudable complejidad. Tal visión tiene puntos de contacto fructífero con la visión del universo de la filosofía y la teología cristianas, con su noción del ser partícipe, en el que cada criatura individual, poseída de su perfección propia, también comparte una naturaleza específica y está dentro de un cosmos ordenado originado por la Palabra creadora de Dios. Está precisamente incorporada la "lógica" y la "analógica" organización de la naturaleza que promueve la investigación científica y señala a la mente humana para descubrir la coparticipación horizontal entre el ser y la participación trascendental del Primer Ser. El universo no es el caos o el resultado del caos, más bien, aparece cada vez más claramente como una complejidad ordenada que nos permite subir, a través del análisis comparativo y la analogía, de la especialización hacia un punto de vista más universalista y viceversa. Si bien los primeros momentos del cosmos y de la vida todavía eluden la observación científica, la ciencia, sin embargo, se encuentra reflexionando sobre un amplio conjunto de procesos que revela un orden de correspondencias evidentes y constantes y sirven como componentes esenciales de la creación permanente.
Dentro de este contexto más amplio, quisiera señalar lo fructífero del uso de la analogía demostrado por la filosofía y la teología, no sólo como una herramienta de análisis horizontal de las realidades de la naturaleza, sino también como un estímulo para el pensamiento creativo en un plano superior trascendental. Precisamente por la idea de la creación, el pensamiento cristiano ha empleado la analogía no sólo para la investigación de las realidades mundanas, sino también como un medio para elevarse del orden de la creación a la contemplación de su Creador, teniendo debidamente en cuenta el principio de que la trascendencia de Dios implica que toda semejanza con las criaturas implica necesariamente una mayor desemejanza: cualquiera que sea la estructura de la criatura es aquella cuyo ser es un ser por participación, mientras que Dios es aquel cuyo ser es ser por esencia, o Esse subsistens. En la gran empresa humana del esfuerzo por descubrir los misterios del hombre y del universo, estoy convencido de la urgente necesidad de continuar con el diálogo y la cooperación entre los mundos de la ciencia y de la fe en la construcción de una cultura de respeto al hombre, la dignidad humana y la libertad, para el futuro de nuestra familia humana y para el desarrollo sostenible a largo plazo de nuestro planeta. Sin esta interacción necesaria, las grandes preguntas de la humanidad salen del dominio de la razón y la verdad, y son abandonadas a lo irracional, el mito, o la indiferencia, con un gran daño a la humanidad, a la paz mundial y para nuestro destino final.
Queridos amigos, al concluir estas reflexiones, me gustaría llamar su atención sobre el Año de la Fe que la Iglesia celebra en conmemoración del cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II. En agradecimiento por la contribución específica de la Academia para el fortalecimiento de la relación entre la razón y la fe, les aseguro mi profundo interés en sus actividades y mis oraciones por ustedes y sus familias. Sobre todos ustedes pido al Todopoderoso las bendiciones divinas de sabiduría, alegría y paz.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El Reto de la Fe y la Razón

Autor: Pablo Blanco Sarto
Fuente: Zenit


Nos encontramos ante un tema rabiosamente actual: la relación entre razón secular y fe cristiana. Es un tema frecuente y habitual en el debate de la cultura actual y en los medios de comunicación. He aquí un ejemplo. Tengo en mis manos en este momento un señalador de páginas que dice: más de 150.000 ejemplares vendidos. O sea que estamos hablando de todo un bestseller. En el reverso, con un holograma añade: «El antiguo secreto vuelve a despertar una batalla entre la fe y la razón».

lunes, 1 de marzo de 2010

Gracias

En este primero de marzo de 2010, Revista Digital Fides et Ratio inicia su quinto año consecutivo en Internet. Desde nuestros comienzos hemos deseado difundir la absoluta concordancia entre la Verdadera Fe y la ciencia objetiva, ya que la verdad no puede contradecirse a sí misma.

En coincidencia con el pedido de Su Santidad, Benedicto XVI, bajo cuyo pontificado hemos comenzado este camino, pensamos que los medios digitales representan un ámbito de gran importancia para la evangelización. Con nuestros artículos y vídeos, intentamos difundir tanto la divulgación científica como la palabra de Nuestro Señor Jesucristo, para gloria de Dios.

Rogamos a nuestro santo patrono, San Albino, y a la Virgen Santísima, madre de Dios, que intercedan por nosotros para que sea voluntad del Creador poder seguir adelante con este camino.

¡Qué Dios los bendiga!

martes, 1 de septiembre de 2009

San Vicente de Paul

Nació en Pouy (Francia) en 1580. Vivió su niñez en el campo, ayudando a sus padres, y se destaco desde temprana edad por su carácter generoso para con los pobres. Fue enviado por sus padres a estudiar con la comunidad franciscana, en la cual abrazó la vocación sacerdotal, siendo ordenado en 1600.


Debió soportar 3 episodios de gran sufrimiento que fueron eficaces para la purificación de su alma. En primer lugar, permaneció esclavo de piratas otomanos en el actual territorio de Túnez entre 1605 y 1607. Si bien logró escapar para regresar a Francia, se hospedó en su tierra natal y fue acusado erróneamente del robo de 400 monedas de plata. Finalmente, al igual que otros santos, debió padecer fuertes tentaciones contra la Fe en una verdadera “noche oscura del alma”. Trascurridos 10 años de su ordenación, Vicente pensó en retirarse de la vida para convertirse en un eremita. Fue en ese entonces donde hizo sus votos para dedicar su apostolado a los más necesitados.



En sus propias palabras, el santo afirmó que “me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable.” En este contexto, los escritos de San Francisco de Sales le fueron de gran utilidad.









Vicente fue nombrado en ese entonces capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos de la Armada francesa. En el siglo XVII, los barcos navegaban merced a la tarea de los prisioneros en la galera, por medio de su trabajo sobre los inmensos remos, en un entorno sofocante y de esclavitud. Se describe que él mismo se puso a remar para reemplazar a un prisionero rendido por la debilidad. Su intercesión permitió mejorar la calidad de vida de muchos de esos hombres.




De la misma manera, cuando se desempeñó como capellán de las haciendas ministeriales, se encargó de predicar y convertir con otros sacerdotes a los campesinos, quienes estaban inmersos en una profunda ignorancia religiosa. Las crónicas contemporáneas describen a centenares de personas reunidas para escuchar su prédica y enmendar sus faltas. Estos fueron los comienzos de las Comunidad de Padres Vicentinos, que actualmente superan las 500 casas de ayuda a los necesitados en todo el mundo. Como consecuencia, su colaboradora, Santa Luisa de Marillac, dio lugar a la mayor comunidad femenina en el mundo, las más de 30 mil hermanas Vicentinas repartidas por el planeta.




San Vicente fundó hospitales y asilos para huérfanos y logró mediante su acción rescatar a la población empobrecida por las guerras. Advirtió que la principal causa del decaimiento de la Fe en su país era la pobre formación sacerdotal. Junto con sus religiosos organizó seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos.




El 27 de septiembre de 1660 falleció, contando con 80 años. Fue León XIII quien proclamó a este santo como el patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.
¡San Vicente de Paul, ruega por nosotros!


Revista Digital Fides et Ratio

sábado, 1 de agosto de 2009

Los Esteroides Anabólicos

Con el nombre general de “anabólicos” se describe a una serie de moléculas de estructura esteroide, emparentadas con la testosterona, la principal de las hormonas masculinas. El término anabólico se utiliza en Biología para hacer referencia a productos que intervienen en la construcción de tejidos. De hecho, en condiciones fisiológicas, la testosterona y otros andrógenos se asocian con el aumento del músculo esquelético, de la producción de glóbulos rojos y de la aparición y sostén de los llamados caracteres sexuales masculinos (barba, tono de voz, distribución del vello corporal). De la misma manera, están involucrados en la disminución del contenido graso.

La testosterona y otros anabólicos más complejos, como la nandrolona, se utilizan en el terreno de las ciencias médicas ante enfermedades como los estados de hipogonadismo, en los cuales, por diversas causas, la producción natural de estas hormonas se encuentra disminuida. Sin embargo, su capacidad para aumentar la masa muscular fue el motivo que generó su abuso para aumentar el desempeño y la apariencia física en distintas disciplinas deportivas, en especial en los atletas de alto rendimiento, la halterofilia y el fisicoculturismo.

Debido a sus características moleculares, los esteroides anabólicos se absorben con facilidad tanto por vía oral como mediante el uso intramuscular, subcutáneo o incluso a través de la piel (transdérmico). Es frecuente que, en circunstancias de abuso, quienes utilizan estos compuestos lo hagan por fases cíclicas, durante días o semanas, con períodos de suspensión intermedios. Asimismo, algunos deportistas asocian diferentes compuestos con el objetivo de aumentar su efectividad (“amontonamiento”) y buscando disminuir las numerosas complicaciones.

Desde hace décadas se ha demostrado que el uso inapropiado de estas hormonas se vincula fuertemente con la aparición de distintas formas de cáncer, entre las que se destacan los tumores hepáticos y prostáticos. Resultan de por sí hepatotóxicos y elevan en forma pronunciada la presión arterial por medio de la retención hídrica. Quizás su efecto adverso más difundido es la virilización, que se expresa en las mujeres con el surgimiento de acné, caída del cabello, alteraciones menstruales, clitorimegalia, cambios en el tono de voz e incluso mayor incidencia de cáncer de ovario. En los varones, además de reducir el tamaño testicular, provocan oligozoospermia (disminución del número de espermatozoides). Sin embargo, la principal inquietud ocurre en los adolescentes, donde estas hormonas no sólo alteran la progresión normal de la pubertad, sino que se asocian con el cierre anticipado de los cartílagos esqueléticos y la posibilidad de interrumpir el crecimiento.

Además, los anabólicos se relacionan con modificaciones de la conducta, ya que se han descrito cambios de carácter, incremento de la agresividad, episodios de manía e incluso un incremento de la prevalencia de ideación paranoide, alteraciones del juicio de realidad, suicidios y homicidios.

Es probable que el abuso de estas sustancias se fundamente en la veneración de la imagen corporal que tiene lugar en nuestro modelo cultural relativista, en el cual la apariencia física adquiere una importancia irrisoria. Destacarse físicamente o rendir en una competencia parecen metas que superan al propio instinto de conservación y al respeto por la vida propia y del prójimo. Quizás, en el fondo, la imagen corporal y la apariencia representan una forma moderna de esclavitud en las cuales los esteroides anabólicos constituyen una herramienta más de acceso.



Revista Digital Fides et Ratio
Publicado originalmente en formato 1.0 en agosto de 2009

viernes, 1 de febrero de 2008

¿Más de un sol en nuestro sistema?

Analizábamos en una edición anterior que Plutón ya no era considerado un planeta de nuestro sistema solar, sino que pasaba, junto a otros cuerpos celestes, a conformar la categoría de “planeta enano”.

Así, la familia de planetas “reales” orbitando al Sol se reduce a 8 integrantes. Los 4 primeros (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) son esferas rocosas, de tamaño relativamente pequeño, con escaso número de satélites y cuyo brillo aparente en el cielo es fruto de la luz que reflejan del propio Sol.

Los otros 4 (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) son grandes cuerpos gaseosos con un núcleo sólido, de tamaño notablemente mayor, con numerosos de satélites; además, están rodeados de anillos. Por otro lado, producen gran cantidad de energía de modo propio, más allá de aquella luz que reflejan del Sol.

Así, Júpiter, el mayor de los planetas, irradiada casi el doble de energía de aquella que recibe del Sol, si bien la mayor parte de la misma se encuentra en el espectro infrarrojo, invisible al ojo humano. El trabajo generado es del orden de los 3 mil billones de watts (o sea, sería capaz de mantener encendidas en simultáneo tres millones de millones de millones de lámparas de cien watts cada una). Saturno, Urano y Neptuno se comportan de un modo similar, aunque el monto energético es algo menor.


Existe un arduo debate acerca del origen de dicha energía. La explicación más defendida es la de la contracción gravitatoria, esto es, el planeta se “contrae” por su propia gravedad y la energía así surgida se expresa como radiación y calor. Sin embargo, esta hipótesis no explica la inmensa cantidad de watts generados.

Algunos astrofísicos han teorizado que el helio de la atmósfera de estos planetas es atraído a su vez por la gravedad hacia el núcleo sólido, por lo cual se genera una cierta cantidad extra de energía gravitatoria. De hecho, por análisis espectral se sabe que las atmósferas de Urano y Saturno tienen bajo contenido en helio. Sin embargo, existe abundancia de helio en la atmósfera de Júpiter, lo cual parece alejar esta posibilidad, al menos para ese planeta.


Una tercera presunción es la existencia en Júpiter de reacciones de fusión nuclear, esto es, fenómenos de generación de energía semejantes a los que suceden en el propio Sol. Lo concreto es que, de acuerdo a nuestros conocimientos actuales, se requiere una temperatura de cientos de miles de grados para el desarrollo de este prodigio, valores mucho más altos que los que sabemos existen en el núcleo de ese planeta.

Por otro lado, esta tercera hipótesis nos lleva a una sorprendente contradicción, ya que, si una estrella se define como un cuerpo celeste gaseoso con reacciones nucleares en su núcleo… ¿acaso Júpiter no se trata de un planeta, sino de una especie de estrella enana y por lo tanto nuestro sistema tiene dos soles?

O, al fin y al cabo… ¿ocurre tal vez que nuestros discretos modelos teóricos están muy lejos de comprender la fascinante diversidad de la Creación, concebida para maravilla del hombre y para gloria permanente de Dios?

Revista Digital Fides et Ratio

Publicado en formato 1.0 en febrero de 2008



jueves, 1 de febrero de 2007

El agua: una "casualidad" fascinante


La cotidiana presencia del agua en nuestra vida hace que quizás no reparemos en lo sorprendente que resulta desde el punto de vista estrictamente científico.

Para comprender mejor esta aseveración, es adecuado que recordemos algunas ideas preliminares antes de seguir adelante. El universo material en que vivimos está formado por distintas sustancias. Por ejemplo, el monitor que usted mirando en este instante está construido con acero, aluminio, cuarzo y plásticos, entre otros componentes. Supongamos que tenemos en nuestras manos la charcaza de plástico y la partimos en 2 mitades. Si bien su monitor ya ha dejado de ser tal, al menos cada una de las mitades aún está constituida por plástico. A su vez, dividamos cada parte en un nuevo juego de mitades, y continuemos esta secuencia en forma progresiva.

Las porciones serán cada vez más y más pequeñas hasta encontrarnos con el menor fragmento posible de aquel monitor original. Ese porción de materia que aún es plástico (esto es, que conserva las propiedades del plástico) recibe el nombre de molécula.

De forma análoga, la menor porción de arena (técnicamente dióxido de silicio) que todavía conserva las propiedades de la arena será una molécula de dióxido de silicio. O bien, en nuestro caso, la menor porción de agua que conserva las propiedades intrínsecas del agua será una molécula de agua. Para que tomemos real conciencia de las dimensiones de las moléculas, resulta interesante destacar que esta pequeña y mínima unidad de nuestra cotidiana agua pesa la ínfima cantidad de 3 x 10–23 gramos (0,000000000000000000000003 gramos).

Los seres vivos, como toda la Creación, estamos conformados por moléculas de distinta complejidad; en el caso particular de los humanos, el 75% de dichas moléculas son moléculas de agua. Esto se debe a que, por su muy particular estructura, el agua es capaz de disolver a la enorme mayoría de las otras moléculas que nos forman para permitir todos los procesos biológicos.

De hecho, nuestra sangre es una maravillosa solución de una cantidad inconmensurable de sustancias… en agua. El contenido de nuestras células, desde nuestra vida embrionaria hasta el último de nuestros días terrenos, es una solución aún más compleja que la sangre… también en agua. El hecho de que usted pueda leer estas líneas se debe a que una serie de líquidos transparentes permiten el paso de la luz desde la pantalla hasta sus retinas… y esos líquidos son soluciones en base al agua.

De regreso a la idea inicial del ensayo, recordemos que la citada molécula de agua está formada por 2 átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (de ahí el popular H2O). Sin embargo, unas pocas líneas arriba decíamos que la menor porción de materia que conserva sus propiedades es una molécula… ¿significa esto que podemos seguir dividiendo la materia más allá de las moléculas?

La respuesta es magnífica, como todo lo que atañe a lo creado, e indudablemente es «sí». Existen en el universo 92 “unidades” diferentes de la materia llamadas átomos. Estas "unidades" combinadas de distintas formas, dan origen a todas las moléculas (o sea, a todas las sustancias) existentes en el cosmos. Así, por ejemplo, una molécula de azúcar de mesa (sacarosa) está formada por 12 átomos de carbono, 23 átomos de hidrógeno y 12 átomos de oxígeno, adecuadamente unidos entre sí. Es bello y maravilloso saber que la misma cantidad exacta de átomos, distribuidas de otro modo, dan lugar a otros azúcares diferentes. La Creación jamás puede dejar de sorprendernos…

Lo concreto y real es que 2 átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, adecuadamente combinados, dan lugar a una molécula de agua. Estos átomos no son simétricos; de hecho, un átomo de oxígeno es aproximadamente 16 veces más grande y pesado que uno de hidrógeno. Debido a esta diferencia, la forma que la molécula de agua adquiere no es lineal (H–O–H) sino que forma un ángulo como el que observamos en la figura.

Este detalle sutil puede impresionar superfluo; sin embargo, es el que permite la existencia de la vida tal como la conocemos en nuestro planeta.

Relatábamos líneas arriba que se necesitan 2 átomos de hidrógeno y uno de oxígeno para dar lugar a una molécula de agua. Hacíamos también referencia a que el átomo de oxígeno, en términos muy simplificados, era cerca de 16 veces más “pesado” que uno de hidrógeno.

La unión entre los átomos se debe a su capacidad para compartir electrones, pequeñas partículas que orbitan en torno al núcleo. Sin embargo, dada esa diferencia entre el “tamaño” y las propiedades de cada átomo, la molécula de agua resulta ser asimétrica, adquiriendo una forma que no es lineal, dando como resultado un ángulo de aproximadamente 105°.

Como comentario adicional, la diferencia entre el átomo de oxígeno y los de hidrógeno no sólo guarda relación con el tamaño. La estructura del átomo de oxígeno hace que el mismo resulte “electronegativo”. Esto significa, en palabras simples, que tiende a atraer hacia sí cualquier carga eléctrica positiva.

Por su lado, la estructura del átomo de hidrógeno le confiere al mismo “electropositividad”, esto es, tendencia a atraer hacia sí cargas eléctricas negativas.

Como la molécula de agua es asimétrica, tendremos en ella un extremo electronegativo (el oxígeno) y uno electropositivo (el “ángulo”, formado por los átomos de hidrógeno). Así, cada pequeña molécula de agua se comporta como un dipolo eléctrico.

Esta singular característica la diferencia enormemente de una multitud de sustancias también abundantes en la naturaleza y de estructura muy semejante (NH3, SH2, CH4, etcétera). Ocurre que, al tratarse de una molécula polar, el extremo electropositivo de una molécula de agua tendrá tendencia a atraer hacia sí... al extremo electronegativo de otra molécula de agua. Esta “afinidad” entre los extremos eléctricos se conoce en Física con el nombre de “puentes de hidrógeno”.

Los puentes de hidrógeno, tomados individualmente, son uniones débiles y de muy corta duración. Sin embargo, se sabe por experiencias científicas que cada molécula de agua es capaz de formar simultáneamente cuatro puentes de hidrógeno con sus vecinas, dando a la masa líquida una enorme cohesión interna.


Este detalle, que parece un mero comentario, es el responsable de la existencia de la vida sobre la Tierra. La presencia de puentes de hidrógeno le brinda al agua una serie de propiedades únicas:

Su punto de ebullición: todos conocemos desde nuestra infancia que, al nivel del mar, el agua hierve a 100°C. La ebullición de un líquido consiste en someterlo a una temperatura tal que sus moléculas dejen de atraerse para “escapar” unas de las otras y pasar al estado gaseoso. En el caso del agua, esa temperatura debe “romper” primero los puentes de hidrógeno, lo cual hace que el punto de ebullición sea más elevado que el de cualquier líquido semejante. Gracias a eso, el agua se mantiene en estado líquido en un importante rango de temperaturas.

Su punto de congelación: en este caso, el descenso de temperatura aplicado a su líquido logra que las moléculas se aproximen tanto entre sí que eviten rechazarse, adquiriéndose el estado sólido. Al igual que en el ejemplo previo, se obtiene un punto de congelación lo suficientemente bajo para mantener el agua en estado líquido en el mayor rango de temperaturas posibles.

Su capacidad como disolvente: toda sustancia polar (como la sal común) o con grupos polares (glúcidos, proteínas y un sinnúmero de moléculas) pueden disolverse en agua, debido a su condición de dipolo. Gracias a ello, existen el océano, los ríos, los lagos, las células de nuestros organismos, la sangre que fluye por nuestros cuerpos, los medios transparentes de los ojos que leen estas líneas...

Su densidad: la estructura molecular del agua permite que alcance su máxima densidad a la temperatura ambiente de 4°C. A diferencia de la casi totalidad de las demás sustancias, el agua en estado sólido (el hielo) es MENOS densa que en el estado líquido. Gracias a este “detalle”, el hielo FLOTA y permite que los ríos, los lagos y el propio océano permanezcan en estado líquido, mientras por encima de ellos existe una capa de hielo flotante (así los organismos permanecen vivos por debajo del hielo y sin congelarse)

El sudor: gracias a su estructura molecular, al dispersar una base acuosa como el sudor sobre nuestra superficie corporal, se produce disipación del calor merced a la capacidad del agua de absorber el mismo sin variar mayormente su temperatura.


Podríamos continuar con muchos párrafos y abarcar varias ediciones más de Fides et Ratio. Sin embargo, acaso el dato más sorprendente de esta maravilla cotidiana que es el agua es su sola y simple existencia, su diseño inteligente y único, su abundancia sobre el planeta poblado de seres vivientes. Existen dos modos de conocer a Dios: su Revelación a través de Nuestro Señor Jesucristo y su Santa Iglesia, por un lado, y su maravillosa Creación por el otro. Quizás si no dejáramos de sorprendernos de la belleza de lo creado, nos sería aún más simple cuidar responsablemente de todo aquello que se nos ha dado a cargo.

Publicado originalmente en formato 1.0 en 2 partes (febrero y marzo de 2007)

martes, 1 de agosto de 2006

Akita (apariciones marianas en Japón)



Si bien a lo largo de toda la historia de la cristiandad han ocurrido apariciones y fenómenos extraordinarios relacionados con la Virgen María (alguno de ellos, como el del Pilar, incluso con María viva en la Tierra), los últimos 150 años han sido particularmente productivos en el número y localización de las apariciones, invitándonos sistemáticamente a la conversión.

Sin dudas, uno de los ejemplos más categóricos es el ocurrido en una nación con minoría católica, como es el Japón, específicamente en Akita, allá por 1973. Se trata de apariciones estudiadas y avaladas por la Iglesia.


María Santísima en Akita (Nuestra Señora de Todos los Pueblos)

En realidad, cuatro años antes, en 1969, quien sería la vidente de María, la hermana Inés Sasagawa, fue visitada por un ángel mientras rezaba el rosario. El mensajero (al fin y al cabo, la gran misión de los ángeles) le dijo que al final de cada misterio rezara una oración («Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados; líbranos del fuego del infierno; lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.»). La hermana Inés desconocía esta oración... que es la que la Santísima Virgen había enseñado a los pastorcitos de Fátima en 1917. Era sólo una muestra de la relación entre los mensajes de Akita y lo profetizado en Fátima.

Sor Agnes (Inés) Sasagawa, vidente de Akita

La mencionada hermana Inés había nacido en 1931 y había sido curada de una enfermedad invalidante en sus piernas con agua bendita de Lourdes, convirtiéndose al catolicismo en 1956 e iniciándose en la vida religiosa, sin que una grave hipoacusia se lo impidiera.

Volviendo al relato, en junio de 1973, la hermana pudo ver rayos luminosos que surgían del sagrario de la capilla, fenómeno que se hizo más evidente el domingo 24 de ese mes. El jueves siguiente, en la mano izquierda de sor Inés surgió un estigma, el cual se hizo marcada y progresivamente más doloroso, adoptando forma de cruz. Sería el viernes 3 de julio, en plena madrugada, cuando su ángel custodio nuevamente se le manifestó diciéndole: «No temas. Soy el que está a tu lado y te guarda. Ven y sígueme. No reces únicamente por tus pecados, sino en reparación por los pecados de la humanidad. El mundo actual hiere al Sacratísimo Corazón de Jesús con sus ingratitudes y sus ultrajes. La herida de la mano de la Santísima virgen María es mucho más profunda que la tuya. Ahora vamos hacia la capilla.»

En efecto, sor Inés se dirigió a la capilla para arrodillarse frente al sagrario en adoración... y advertir que la estatua de la Santísima Virgen presentaba un estigma semejante al suyo. Fue entonces cuando, pese a su trastorno de audición, escuchó una voz procedente de la imagen que le decía: «Hija mía, mi novicia, tú me has obedecido bien abandonándolo todo para seguirme. ¿Es penosa la enfermedad de tus oídos? Puedes estar segura que curarán. Ten paciencia. Es la última prueba. ¿Te duele la herida de la mano? Reza en reparación de los pecados de la humanidad. Cada persona en esta comunidad es mi hija. ¿Rezas bien la oración de las siervas de la Eucaristía? Entonces recémosla juntas: "Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía, Yo consagro mi cuerpo y mi alma para que sea enteramente uno con tu corazón que esta siendo sacrificado en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, rogando por la venida de su Reino. Recibe este humilde ofrecimiento de mi ser. Haz de mi como Tú quieras para la Gloria del Padre y la salvación de las almas. Santísima Madre de Dios, nunca dejes que me separe de tu Divino Hijo. Defiéndeme y protégeme como hija tuya. Amén". Reza mucho por el Papa, los Obispos y los Sacerdotes.»

Ese mismo día, el estigma de la estatua de la Virgen comenzó a sangrar, hecho que sería verificado a los pocos días por las autoridades locales eclesiásticas. Este hecho que hemos relatado sería el primero de los mensajes que sor Inés recibiría ese año, persistiendo con la dolorosa señal en su mano durante varias semanas más.
El viernes 3 de agosto de 1973, la Santísima Virgen le comunicó a la hermana Agnes: «Hija mía, mi novicia, ¿amas al Señor? Si tu amas al Señor escucha lo que voy a decirte. Es muy importante. Lo comunicarás a tu Superior: muchos hombres en el mundo afligen al Señor. Deseo almas para consolarle, para suavizar la cólera del Padre Celestial. Deseo, con mi Hijo, almas que reparen con sus sufrimientos y su pobreza, por los pecadores y los ingratos. Para que el mundo se de cuenta de su ira, el Padre Celestial se dispone a mandar un gran castigo a toda la humanidad.»

Así fue que el sábado 29 de septiembre de aquel año, en la fiesta de san Miguel Arcángel (patrono del Japón), se multiplicaron los fenómenos sobrenaturales milagrosos: la estatua resplandecía con rayos luminosos, envuelta en luz blanca, durante el rezo del Santo Rosario. Al concluir, la herida de la mano de la estatua había desaparecido por completo, dejando paso a lo que parecía sudor, que manaba de toda la estatua. La estatua fue secada con gasas y algodón, los cuales olían a flores, fundamentalmente a rosas. El perfume persistió en la capilla hasta el 16 de octubre, fecha en que un ángel había anunciado que cesaría.
Y sería 3 días antes, el sábado 13 de octubre, cuando María Santísima brindaría su tercer mensaje a sor Agnes:

«Mi querida hija, escucha bien lo que voy a decirte, informarás de ello a tu superior. Si los hombres no se arrepienten y no se mejoran, el Padre mandará un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo más grave que el diluvio, como jamás ha habido otro. Caerá fuego del cielo y aniquilará una gran parte de la humanidad, tanto malos como buenos, no perdonando a fieles ni a sacerdotes.

Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que nos quedarán entonces serán el Rosario y el Signo dejado por mi hijo. (...) Con el rosario rogad por el Papa, los Obispos y los sacerdotes. La acción del diablo se infiltrará hasta la Iglesia, de tal forma que se verán cardenales oponiéndose a otros cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneren serán despreciados y combatidos por otros sacerdotes. Las iglesias y los altares serán saqueados. La Iglesia se llenará de quienes aceptan componendas, y el demonio empujará a muchos sacerdotes y almas consagradas, a abandonar el servicio del Señor.

El demonio atacará encarnizadamente sobre todo a las almas consagradas a Dios. El pensamiento de la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y en gravedad, ya no habrá perdón para ellos. Recen mucho las oraciones del Rosario. (...) Aquéllos que ponen su confianza en mí serán salvados.»

Sería un año después, el 13 de octubre de 1974, cuando ocurrió el milagro de la sanación de la sordera de la Hermana Agnes se curó instantáneamente de su sordera, verificada médicamente. Tal cual le había sido anunciado, conservó la audición durante 6 meses, regresando su anacusia durante casi 8 años. En la festividad de Pentecostés de 1982 sanaría definitivamente durante la bendición con el Santísimo Sacramento.

Muchos otros milagros rodearon a los episodios de Akita. Además del perfume a rosas de la capilla y de la curación de sor Agnes, se han documentado más de 100 episodios de lacrimación de la estatua hasta 1981; la secreción fue analizada por el Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Akita, corroborándose que se trataba de lágrimas humanas. Además, existe constancia médica de curación de una mujer coreana en ese mismo año, víctima de metástasis cerebrales de un cáncer, de acuerdo a datos de la Universidad de Seúl.

En abril de 1984, el obispo de Nigata, monseñor Ito, testigo de estos episodios, declaró que las apariciones de Akita eran de origen sobrenatural y autorizó la veneración de la Santa Madre de Akita. Cuatro años más tarde, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger (hoy Benedicto XVI), dio su juicio definitivo favorable de las apariciones y mensajes de Akita, redondeando con: «El mensaje de Akita es el mensaje de Fátima».
Publicado en formato 1.0 en 2 partes entre agosto y septiembre de 2006

lunes, 1 de mayo de 2006

¿Cuándo comienza la vida humana?


¿Cuándo comienza la vida humana? Aunque parezca mentira, existen quienes aún intentan cuestionar la respuesta biológicamente inapelable: en el momento mismo de la concepción.


Como sin dudas recuerdan, en artículos anteriores de esta misma sección, hacíamos mención a que el ADN nuclear se encuentra «compactado» en estructuras llamadas cromosomas. En condiciones habituales, casi todas nuestras células contienen 46 cromosomas, 44 de ellos llamados autosomas y un par de cromosomas llamados sexuales (XX en la mujer, XY en el varón).


Sin embargo, las células vinculadas con la reproducción (las gametas) contienen 23 cromosomas (22 autosomas y 1 cromosoma X en el óvulo femenino; 22 autosomas y 1 cromosoma X ó Y en el espermatozoide masculino). Esto es debido a que ambas células están preparadas para fusionarse (fecundación) y formar una NUEVA célula, con NUEVO material genético, con 46 cromosomas totales.


Esta NUEVA célula (óvulo fecundado, huevo, cigoto, preembrión, o como nos guste llamarla) es desde ese preciso instante de la fecundación UN NUEVO INDIVIDUO DE LA ESPECIE HUMANA, ya que previamente no ha existido persona alguna con una información genética idéntica e igual; se trata de un ser único e irrepetible desde el punto de vista biológico.



Óvulo fecundado (primeras horas de vida de un nuevo ser humano)

Ese nuevo ser humano tiene en su información genética los lineamientos de su desarrollo continuo previsto desde allí hasta el último de sus días terrenos. No existe un salto cualitativo desde el momento de la fecundación hasta la muerte (el embrión no es una «cosa» en ese momento, otra «cosa» al nacer y otra «cosa» al morir)


Hay quienes pretenden justificar al aborto de modo científico con distintos argumentos falaces, acaso con el mismo rigor con el que los nazis avalaban las experiencias de Mengele en los campos de concentración, o con que los estadounidenses daban curso al experimento Tuskeegee en población negra, contemporáneamente a la condena a los asesinos de Nuremberg. Es claro que desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo: la biología molecular nos muestra la evidencia indiscutible que narrábamos líneas arriba. En el genoma de ese nuevo individuo se encuentra el «programa» con la información de lo que será esa nueva persona humana.


Embrión humano de 8 semanas (foto: Vida Humana Internacional)

Uno de los argumentos utilizados por los defensores del aborto es la existencia de gemelos, aclarando que si un embrión es capaz de dividirse en dos, entonces no es posible considerarlo como un individuo (como poco feliz paradoja, utilizan el argumento exactamente inverso para defender la clonación reproductiva...). De utilizar este concepto, debemos concluir por ejemplo que un paramecio no es un individuo biológico, porque es capaz de dividirse y dar lugar a otros paramecios; o bien que un rosal tampoco es un individuo biológico, ya que de él puedo tomar un gajo y generar un nuevo rosal.


Algunos científicos han sostenido que sólo puede hablarse de vida humana cuando aparece la síntesis de proteinas (al tercer o cuarto día de la fecundación) o incluso recién ante la aparición de lo que será el sistema nervioso central (a las 2 semanas de la fecundación). Sin embargo, tanto uno como otro proceso se encuentran guiados por el genoma presente desde el primer instante de la concepción. Por otro lado, si no hay vida en ausencia de síntesis proteica deberíamos conjeturar que las semillas no están vivas (no sintetizan proteinas) o que los glóbulos rojos que corren por nuestro torrente sanguíneo no constituyen tejido vivo (no tienen «maquinaria» para sintetizar proteínas).


Dado el cúmulo de argumentos falaces y definitivamente rebatibles, hay quienes se han propuesto un camino pseudomoral para apoyar al aborto: distinguir entre los conceptos de «individuo humano» y «persona humana». Tan sólo baste pensar que con ese mismo argumento se habló de «vidas que no merecen vivirse».


De hecho, no es sorprendente (ni tampoco es casual) que quienes defienden actualmente el aborto coinciden en la defensa de la clonación (reproductiva y terapéutica), el congelamiento de embriones (en términos domésticos, el refrigerado de personas) y la eutanasia. Estos métodos ya fueron aplicados como política de salud de estado por el régimen nacionalsocialista, ejemplo sublime de violación de los derechos humanos más elementales (incluyendo el primero y fundamental, el derecho a la vida).


No resulta extraño suponer que esta serie de crímenes de lesa humanidad sean sostenidos por un número considerable de integrantes de la comunidad científica, acaso ¿víctimas? de la ateización de la ciencia moderna, iniciada con el racionalismo iluminista del siglo XVIII, incrementada (y no es casual) con el evolucionismo de Darwin, amplificada (tampoco es casual) por las políticas nazis y llevada a su máxima expresión (¿casual?) por el discurso actual de la ONU y los «países centrales» neopaganos, cuyas diferencias con el nazismo son solamente de forma y no de fondo.


Todos los seres humanos somos personas, aunque todavía no actúemos como tales porque no se han desarrollado las capacidades (embriones), o porque las hayamos perdidos (por enfermedad física o mental). Es claro e indudable que el ser humano debe ser respetado como persona integral desde el instante de su concepción, momento desde el que se le deben reconocer los «derechos humanos» con quienes tantos defensores del aborto falsean su discurso.




Revista Digital Fides et Ratio
Publicado en versión 1.0 en mayo de 2006