lunes, 1 de junio de 2009

Apolo XI

Señoras y señores: el tema de la conferencia de hoy va a ser el alunizaje del Apolo XI, que es la primera vez en la Historia que el hombre pone el pie en la Luna. Fue lanzado el 16 de julio de 1969. Alunizó el 20 del mismo mes.

Esto es irrepetible, porque es la primera vez que el hombre ha puesto el pie en la Luna. Por eso, este hecho no se olvidará jamás.
Lo mismo que el viaje de Colón ha pasado a ser un hecho histórico.
Hoy el ir a América no es noticia. Es un viaje rutinario. Pero el viaje de Colón consta en la Historia.

Pues lo mismo. Este alunizaje del Apolo XI constará para siempre en la Historia, mientras otros viajes de otros "Apolos" quizás se olviden.

Ustedes recordarán que los últimos viajes que se hicieron a la Luna ya no eran noticia. Estaban los cosmonautas paseándose por la Luna, y aquí en la Tierra ni se hablaba de ellos. Quizás se avisaba: «que ya regresan». Y habían estado a lo mejor una semana en la Luna. El viaje del Apolo XI siempre será noticia, aunque el viaje a la Luna termine por ser un viaje rutinario, como es hoy el viaje a América.

Los astrónomos están interesados en montar en la Luna un observatorio astronómico. Porque en la Luna se pueden observar las estrellas con muchísima claridad, con muchísima más nitidez que desde la Tierra. La Tierra está envuelta por la atmósfera, que enturbia el estudio de las estrellas. Y en la Luna, como no hay atmósfera, se ve todo mucho más claro y con mayor nitidez.
Si se llega a instalar un observatorio astronómico en la Luna, entonces el viaje a la Luna será puramente rutinario, dejará de tener interés.

Pues a pesar de la proeza del Apolo XI, que vamos a ver hoy, yo creo que mayor proeza fue la del Apolo XIII. Aunque apenas se habla de él. Mucha gente ni se acuerda, y otros ni han oído hablar. Creo que el Apolo XIII ha sido la mayor proeza de todos los viajes espaciales. Ustedes recordarán que, estando en la Luna, al Apolo XIII le reventó un depósito de oxígeno, y se quedaron en la Luna sin instrumentos de navegación. Pues estos hombres volvieron a la Tierra orientándose con un sencillo sextante, como nuestros antiguos navegantes.

A pesar de esto, pudieron entrar en la atmósfera con la inclinación precisa para no desintegrarse. Porque si el Apolo XIII hubiera entrado muy perpendicularmente a la Tierra, se desintegra en el choque con la atmósfera. Como pasa con los meteoritos, esas piedras que con el roce de la atmósfera se desintegran. La gente dice: «He visto correr una estrella. Es una estrella fugaz». No, eso es una piedra del espacio que, al entrar en la atmósfera, con el roce, se pone incandescente y se desintegra.

Esto le hubiera pasado al Apolo XIII, si entraba demasiado perpendicular. Y si hubiera entrado demasiado tangencial hubiera rebotado en la atmósfera y se hubiera perdido en el espacio. Lo mismo que cuando tiramos una piedra plana sobre un estanque, que rebota en el agua y vuelve a elevarse. Eso le hubiera pasado al Apolo XIII, si no entraba exactamente con la inclinación precisa. Hubiera rebotado en la atmósfera y nunca más hubiéramos sabido de ellos.

Y esto lo hicieron aquellos cosmonautas sin instrumentos de navegación, con un sencillo y primitivo sextante. Por eso digo «la gran proeza del Apolo XIII». Con razón aquellos cosmonautas, cuando son izados a bordo del portaviones que los recogió, lo primero que hacen es quitarse el gorro, y dar gracias a Dios por estar sanos y salvos en la Tierra. Porque podemos comprender el estado de ánimo de estos hombres cuando estaban en la Luna, y se quedan allí sin aparatos de navegación. Por lo tanto, digo, gran proeza del Apolo XI, pero más la proeza del Apolo XIII.

Con todo, hoy vamos a analizar el Apolo XI. Vamos a ver primero las dificultades técnicas que ha tenido que superar el hombre para llegar a la Luna. Después veremos lo que es el cosmos, y sacaremos una conclusión: si nos quedamos boquiabiertos ante la técnica del Apolo XI, ¡qué boca tenemos que abrir ante la técnica del cosmos, obra de Dios!

Soy jesuita y soy apóstol. Si hablo de Astronomía, es porque la Astronomía lleva a Dios. Me gusta la Astronomía. Me he leído más de cien libros de Astronomía, para sacar los datos que voy a dar aquí. Ojala me hubiera encontrado todos los datos en una paginita. Me hubiera ahorrado centenares de horas de estudio.

La Astronomía lleva a Dios porque viendo la grandeza del cosmos, caemos en la cuenta de la sabiduría de Dios, y de la grandeza de Dios, y del Poder de Dios. Por eso dice la Biblia: «Los cielos cantan la Gloria de Dios». Porque contemplando los cielos admiramos la ciencia, la sabiduría y la técnica de Dios. Nosotros le llamamos Dios. Hay gente que tiene alergia al nombre de Dios, y buscan otros nombres. Hablan de una energía preexistente. Me es igual. Ese Ser Inteligente, Autor del cosmos, es Dios. La palabra es lo de menos. Lo importante es que al final conozcamos a ese Ser maravilloso, a esa Inteligencia maravillosa, a ese Gran Matemático que ha hecho el cosmos. Ésa será la conclusión de esta conferencia.

Vamos primero a ver las dificultades técnicas que ha tenido que superar el hombre para llegar a la Luna. Primero lanzar al espacio un proyectil, el Saturno V, de 110 m de altura, como la Giralda de Sevilla. De estos 110 m de altura, casi todo era combustible para escapar del campo gravitatorio de la Tierra. A la Luna sólo llegó el cono de la punta. Lo demás era combustible. Una vez que se vacían los depósitos, se desprenden. Lo aprovechable es el cono de la punta.

Yo estuve dando conferencias sobre la Sábana Santa en los Estados Unidos, y entre otros sitios hablé en la Base Aérea de Andrews a los jefes y oficiales de la aviación americana. Aproveché que estaba en Washington y me fui al Smithsonian Institution, que es un Museo del Aire y del Espacio, donde están las principales aeronaves de la Historia de la Aviación americana. Allí está el avión de los hermanos Wrigth, los primeros que volaron a principios de siglo. Allí está el avión de Lindbergh, el primero que cruzó el Atlántico en solitario. Allí está el avión de Willy Post, que fue el primero que dio la vuelta al mundo en avión en solitario. Allí están, por supuesto, todas las naves espaciales americanas. Hay un gemelo del Skylab, que se desintegró en el espacio. Yo he estado dentro de ese gemelo del Skylab. Hay otro gemelo del módulo lunar, que se quedó en la Luna, etc.

Están también los Apolos. Yo tuve la dicha de acariciar cariñosamente al Apolo XI, que estaba allí. Es emocionante estar acariciando la misma nave que estuvo en la Luna. Por cierto, que es muy pequeña. Llama la atención cómo en una nave tan pequeña, tres hombres han ido a la Luna y han vuelto. Está cubierta de plástico para que la gente, al tocarla, no la deteriore más de lo que está. Está muy chamuscada, porque entró en la Tierra a 40.000 kilómetros por hora, y el roce con la atmósfera la puso a 3.000 grados centígrados.

Como digo, primera proeza. Haber mandado a la Luna el Apolo XI.
Segunda proeza. Haber llegado a la Luna. Nunca nadie había llegado tan lejos. El hombre que ha hecho el viaje más largo en la Tierra, ha sido Juan Sebastián Elcano, que dio la vuelta a la Tierra. Entonces, como no estaban abiertos los canales de Panamá y Suez, tuvo que rodear el Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza. Dio una vuelta enorme. Si el perímetro de la Tierra, el meridiano, es de 40 000 km, con la vuelta que tuvo que dar, pongamos el doble, 80 000 km. Nadie en la Tierra había hecho un viaje tan largo: 80 000 km. Pues a la Luna hay 384 000 km. Es decir 300 000 más. Nunca nadie había llegado tan lejos. El Apolo recorrió 800 000 km.

Tercero. Velocidad: había que volar a 40 000 km por hora. Nunca nadie había volado a tal velocidad. Los grandes aviones comerciales de líneas aéreas, estos «Jumbos», van alrededor de mil km por hora. El «Concorde» a 2 mil km por hora. El avión más rápido del mundo es el «X-l5» americano, que es un prototipo, no es un avión hecho en serie, va a 6 000 km por hora. Es el récord de velocidad: 6 000 km por hora.

Había que volar a 40 000 km por hora para escapar del campo gravitatorio de la Tierra. La gravedad de la Tierra atrae. Por eso las cosas caen. Cuando tiro una piedra con la mano, el impulso que le doy a la piedra se combina con la atracción de la gravedad que va atrayendo a la piedra. Ésta describe una parábola, y termina por caer a tierra. Si en lugar de ser una piedra tirada con la mano, es un proyectil de cañón, sale con más velocidad y la parábola es más larga; pero termina por caer a tierra. Si el proyectil sale a 8 km por segundo, entonces la parábola es tan larga que cae detrás del horizonte, y se queda en órbita terrestre. Ahí tenemos un satélite artificial. Los satélites artificiales se ponen en órbita con proyectiles que salen a 8 km por segundo. El Saturno V tenía que salir a 11 km por segundo, que son 40 000 km por hora, para escapar del campo gravitatorio.

Entonces, la parábola es tan larga que se sale del campo gravitatorio práctico. El campo gravitatorio teórico es infinito. Pero prácticamente, llega un momento en que la atracción de la Tierra es tan débil que no influye en el proyectil. Por eso, como dije antes, estos grandes depósitos de combustible del Saturno V son para escapar del campo gravitatorio; porque fuera del campo gravitatorio, y fuera de la atmósfera, se va sin motores, por inercia. Se va a base de matemáticas. Menudos depósitos de combustible harían falta para ir a la Luna a fuerza de combustible. No, a la Luna se llega a base de matemáticas, como después diré. Había que volar a 40 000 km por hora. Nunca nadie había volado tan rápido.


Y cuarto: Precisión. Tengamos en cuenta que el Apolo ha ido a la Luna y ha vuelto. Ha hecho un viaje de 800 000 kilómetros y se pone en contacto con el agua 30 segundos después de la hora prevista. Una precisión fenomenal, extraordinaria. Don Emilio Novoa, Director de la Escuela Superior de Ingenieros de Telecomunicación, en un artículo de una revista científica que yo leí, decía: «El hombre ha ido a la Luna gracias a la cibernética». Sin ayuda de las computadoras, nosotros no hubiéramos ido a la Luna. Porque hemos ido a la Luna a base de matemáticas. Hay que hacer tal cantidad de cálculos, que el hombre es incapaz de hacerlos, y necesita de la máquina: el hombre se ayuda de la máquina. En esto como en todo.

Urtain, aquel famoso boxeador, en sus buenos tiempos, al primer minuto dejaba knockout al contrincante. Creo que levantaba 100 kilos de peso. Muy bien, Urtain con su fortaleza física levanta 100 kilos. Pero ni Urtain ni nadie es capaz de levantar con su brazo diez toneladas. Y lo que no puede hacer el hombre con su brazo, lo hace con la cabeza: inventa una grúa y mueve diez toneladas.
Un corredor creo que puede correr a 36 km por hora. Creo que ésa es la marca de los cien metros lisos. Pero no hay corredor en el mundo que con sus piernas corra a 100 km por hora. Lo que el hombre no puede hacer con las piernas lo hace con la cabeza: inventa una máquina, que se llama automóvil, y puede correr a 100 km por hora.

Lo mismo: con el cerebro podemos calcular con un límite de velocidad y un margen de error. Pero inventamos una máquina que calcula más aprisa, y además no se equivoca. Esto es la cibernética: los ordenadores, las computadoras y las calculadoras. Pues gracias a la cibernética hemos ido a la Luna; porque sin ayuda de las máquinas nunca hubiéramos sido capaces de ir a la Luna, por la cantidad de datos que había que calcular.

Una vez dicho esto, vamos a compararlo un poco con el cosmos.
Hemos ido a la Luna. Pero, ¿qué es eso de ir a la Luna? ¿Qué proeza hemos hecho yendo a la Luna? Hemos visitado a nuestra vecina del primero derecha, viviendo nosotros en el primero izquierda. Nuestra vecina de puerta. Porque, ¿dónde está la Luna? A 384 000 kilómetros de distancia.

Vamos a citar estrellas muy lejanas: Andrómeda, está a dos millones de años de luz. Coma de Virgo, a doscientos millones de años de luz. Y la Luna está a un segundo. La luz de la Luna a la Tierra tarda un segundo. Conocemos estrellas que están a doscientos millones de años-luz. ¿Qué hemos hecho al llegar a la Luna que está a un segundo de luz? ¿Hay alguien que piense darse un paseo por Andrómeda o por Coma de Virgo? Doscientos millones de años de viaje de ida. Y eso si logramos volar a la velocidad de la luz: 300.000 kilómetros por segundo, que es velocidad tope, como demostró matemáticamente Einstein; pues según su fórmula matemática en ese caso la masa sería infinita, lo cual es imposible.

Voy a seguir dando datos porque esto es interesantísimo. Hemos hablado de distancias. Ahora voy a hablar de velocidades.
El Apolo ha salido a 40 000 km por hora, es decir 11 km por segundo. La Tierra va a más del doble por el espacio. Va a 100 000 km por hora, que son 30 km por segundo.
El Sol va a 300 km por segundo. Y por poner la más rápida que hemos detectado: hay estrellas que van a 145 000 km por segundo. Esto lo ha hecho Milton Humason en Monte Palomar (California), donde hay un gran observatorio con un telescopio que tiene un espejo de 5 metros de diámetro que pesa catorce toneladas y su campo de observación alcanza mil millones de años luz. Milton Humason ha captado estrellas que van por el espacio a 145 000 km por segundo. ¿Y cómo se mide esto? Analizando la luz. El único correo que llega de las estrellas es la luz. El científico descompone la luz en el prisma óptico; en los colores del arco iris: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violado. Y en esta banda de colores del arco iris hay unas rayas características. Por estas rayas se sabe qué cuerpo se quema en la estrella, a qué temperatura está, a qué velocidad se desplaza, etc.

Estudiando las rayas del espectro, por el corrimiento hacia el rojo, se han detectado estrellas que se alejan por el espacio a 145 000 km por segundo. Estas estrellas no son corpúsculos, no son partículas, no son fotones, son monstruos del tamaño que ahora veremos.

La Tierra, ya lo dije antes, tiene 40 000 kilómetros de perímetro. El Sol es un saco de garbanzos donde caben 1.300.000 garbanzos del tamaño de la Tierra: de 40 000 kilómetros de perímetro cada garbanzo. Y el Sol es una estrella pequeña. Antares, es una estrella anaranjada que sale por el sur en verano -en invierno no se ve-, de la constelación de Escorpión. Es 115 millones de veces mayor que el Sol.

Os digo que el Sol es 1.300.000 veces mayor que la Tierra, y decís: ¡Qué grande! Os digo que Antares es 115 millones de veces mayor que el Sol: ¡Qué grande! Pues hay diferencia. Para que entendamos bien esto, lo voy a ejemplificar de una manera plástica. Se entenderá muy bien: Antares es de un tamaño tan colosal que dentro de Antares cabe el Sol y la Tierra girando alrededor del Sol a 150 millones de kilómetros de distancia.

La Tierra describe una órbita cuyo diámetro es de 300 millones de kilómetros. Para que caigamos en la cuenta de lo que es una órbita de 300 millones de kilómetros de diámetro, hemos de saber que eso es el año. El año es lo que la Tierra tarda en darle la vuelta al Sol, en recorrer su órbita de 300 millones de kilómetros de diámetro a 100.000 km por hora. Pues estos 300 millones de kilómetros, diámetro de la órbita de la Tierra, es el radio de la estrella Antares. Dentro de la estrella Antares, cabe el Sol, la Tierra dándole vueltas, y sobra media estrella. ¡Tamaño de Antares!

Voy a dar otro dato más impresionante. Alfa de Hércules, la mayor de las estrellas conocidas, es ocho mil billones -con B de Barcelona- de veces mayor que el Sol. Y lo voy a ejemplificar como antes. Resulta que el diámetro de la órbita de Plutón, que son doce mil millones de kilómetros, es la décima parte del radio de Alfa de Hércules. ¡Unos tamaños descomunales!

Pues estas estrellas con estos tamaños, con estas velocidades, se mueven con una precisión admirable. Hoy los relojes de cuarzo son de más precisión; pero hasta hace poco los relojes, ¿con quién se ponían en hora? Con el Sol. ¿Quién daba las doce? El Sol. Y cuando el Sol pasaba por el meridiano, todos los relojes poniéndose en hora con el Sol. Porque el movimiento de las estrellas es matemático.

Yo tengo muchos amigos astrónomos que me hacen los cálculos que les pido. Uno de ellos, que es observador, me dijo un día hablando de estas cosas:

-Mire, Padre, el movimiento de las estrellas es tan exacto que a mí me bastan cinco segundos para que mi ayudante me avise. Él está en la mesa tomando los datos que yo le doy. Me avisa cinco segundos antes, para que yo apague el cigarrillo y ponga el ojo en el aparato. A la hora, al minuto y al segundo, calculado en las efemérides, una estrella que está a miles de años de luz pasa por el meridiano. El almanaque astronómico, se ha hecho hace varios años. Porque en los almanaques astronómicos hay que hacer muchos cálculos y muchos números, mandar a la imprenta, corregir pruebas, volver a mandar y volver a corregir: se hacen con varios años de antelación. Pues en un almanaque que se ha hecho hace varios años, se dice a qué hora, a qué minuto y a qué segundo, una estrella que está a miles de años de luz, va a pasar por el meridiano. Y eso es tan exacto, que me avisa cinco segundos antes, pongo el ojo en el aparato, y a la hora, al minuto y segundo previsto, una estrella que está a miles de años de luz pasa por el meridiano. ¡Exactitud matemática del movimiento de las estrellas!

Miren ustedes, en lo único que se puede ser profeta es en Astronomía. En ninguna otra cosa. ¿Me quieren decir quién sabe el campeón de liga del año que viene? ¡Ni siquiera los catorce resultados de los partidos del domingo! Por eso el que acierta por casualidad se lleva 60 millones ó mucho más. Pero, ¿quién puede profetizar los 14 resultados? ¡Nadie! ¡No podemos ser profetas en nada! En Astronomía, sí.

Voy a hacer una profecía. Miren ustedes, dentro de tres años ustedes se van a acordar de mí. Seguro. Porque dentro de tres años recordarán que hoy les digo que en marzo de 1986 el cometa Halley pasará junto a la Tierra. Y ustedes se enterarán, aunque no quieran, pues estoy seguro que la tele, la radio, los periódicos, las revistas, a todas horas, hablarán de este acontecimiento que estamos esperando desde el año 1910, que también pasó junto a la Tierra, como se había predicho el siglo pasado. Porque en el cielo todo se mueve con precisión matemática. ¡Exactitud de las estrellas en el cosmos!

Por eso dice James Jeans, un astrónomo americano: «EI cosmos es obra de un Gran Matemático. Porque en el cosmos resplandecen leyes matemáticas». Leyes matemáticas que formularon Newton y Kepler. Pero Newton y Kepler, que formularon las leyes matemáticas que rigen el movimiento de las estrellas, no hicieron esas leyes. Las leyes matemáticas estaban en las estrellas muchísimos años antes que nacieran Newton y Kepler. El hombre descubre las leyes matemáticas que rigen el movimiento de las estrellas. Las formula, pero no las hace.

Hay otro que ha hecho esas leyes matemáticas. Por eso dice Borman desde la Luna: «Nosotros hemos llegado a la Luna gracias a unas leyes matemáticas que no las ha hecho el hombre».
Mirad. Acaba de morir un Premio Nobel de Física, que se llamaba Paul Dirac. Este periódico de Bilbao, «EI Correo Español», hablando de él, dice una frase muy bonita. Leo: «Es uno de los astrónomos más sobresalientes de nuestro tiempo». Pues Paul Dirac, que acaba de morir, Premio Nobel de Física, uno de los astrónomos más sobresalientes de nuestro tiempo dice en una revista científica llamada «lnvestigación y Ciencia»: «Dios es un Matemático de alto nivel». Hay un Matemático que ha puesto las leyes que rigen el movimiento de las estrellas.

A esto voy. Estos hombres, astrónomos, comprenden que el cosmos es obra de un Matemático. Las leyes matemáticas que se reflejan en la Naturaleza nos hablan del Matemático. Lo mismo que una obra de arte me habla del artista. Cuando nosotros vemos la belleza de la cara de la Virgen de la Piedad, de Miguel Ángel, pensamos en el artista. Pero, ¡qué artista, Miguel Ángel, que de un bloque de mármol saca esta belleza de mujer! ¡Qué artista!
La obra me hace pensar en el artista. Cuando contemplamos el cosmos, pensamos en el Matemático que ha hecho esta obra maravillosa. Porque comprendemos que ni la cara de la Virgen de la Piedad salió por casualidad, ni este maravilloso orden con que se mueven las estrellas puede ser fruto de la casualidad. El orden no es fruto de la casualidad. Un ejemplo muy claro: mi libro «Para salvarte» tiene un millón de letras. Para que este millón de letras se ordene formando palabras, y las palabras formando frases, hace falta una inteligencia ordenadora. Pero a nadie se le ocurre que para escribir un libro, se echen en un recipiente un millón de letras, se tiren, y sale un libro. Ni siquiera saldrían derechas ni en línea recta.

Evidentemente, el orden que las letras tienen en el libro es uno de los órdenes posibles. Pero la probabilidad de que caigan las letras en este orden es una contra un número que tiene tres millones de cifras. El cálculo se ha hecho con computadora. El número es tan grande que si lo nombramos por su nombre propio, pocas personas lo entenderán: el número de permutaciones es de quinientos milillones (500.000 grupos de seis cifras). Para escribirlo con números del tamaño de las letras de este libro se necesitaría una tira de papel de seis kilómetros de larga.

Es decir, la probabilidad de que salga el libro al tirar las letras del recipiente al suelo es prácticamente nula. Y mucho menos que al tirarlo 40 veces seguidas, salgan las 40 ediciones que lleva este libro.

¡Esto es ridículo! Es ridículo pensar que el orden es fruto de la casualidad. El orden es fruto de la inteligencia Y cuando yo veo una técnica, un orden, pienso en una inteligencia, no pienso en la casualidad. «Hombre, mira que casualidad, eché en un recipiente un millón de letras, las tiré y me salió un libro. Oye, y lo tiré 40 veces seguidas, y me salieron 40 ediciones».

¡Es ridículo! Esto con un millón de letras. ¿Y con los millones y millones de estrellas que hay en el cosmos? Nuestro sistema solar tiene diez planetas: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. Los nueve que todo el mundo conoce, y el décimo que acabamos de descubrir. El Sol, tiene diez planetas en equilibrio. (*)

Soles como el nuestro, en nuestra galaxia, la Vía Láctea, nuestro barrio del cosmos, hay cien mil millones de soles. Y galaxias como la nuestra, diez mil millones de galaxias. Y todos estos miles de millones de estrellas, moviéndose con precisión matemática; hasta el punto, como dije antes, que podemos predecir con años de antelación, el día, la hora, el minuto y el segundo que una estrella, que está a miles de años de luz, pasa por el meridiano. Por eso dice la Biblia: «Los cielos cantan la gloria de Dios». Porque cuando sabes lo que es el cosmos, no tienes más remedio que caer de rodillas, admirando la grandeza, el poder, la sabiduría y la técnica de Ése, que llamo Dios, Autor del cosmos. Pues éste es el fruto de esta conferencia.


Padre Jorge Loring (España)
(*) La conferencia data de 1985. Hoy se admite la existencia de 8 planetas.

Despenalización de la Marihuana: Amenaza para la Libertad




En marzo de 2009, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia presentará ante las Naciones Unidas el informe "Drogas y democracia en América Latina: hacia un cambio de paradigma", difundido por los ex presidentes Ernesto Zedillo (México), César Gaviria (Colombia) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil). El documento incluye, entre otras sugerencias, una propuesta para la despenalización del consumo personal de la marihuana, siguiendo el ejemplo de algunas países europeos Los argumentos son, según ellos, la ineficacia de las políticas de erradicación de los cultivos ilícitos.

"Nuestro enfoque no es de tolerancia con las drogas. Reconocemos que éstas provocan daños a las personas y a la sociedad. Tratar el consumo de droga como un tema de salud pública y promover la reducción de su uso son precondiciones para focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes", dice el informe.

En este contexto, la agencia Zenit, por medio de Carmen Elena Villa, realizó un reportaje al abogado colombiano Iván Garzón Vallejo, profesor de derecho de la Universidad de la Sabana de Bogotá y autor del libro "Del Comunismo al Terrorismo. La contención en el mundo de la posguerra fría", publicado en 2008. En un artículo de su redacción ("Otro paradigma contra las drogas") presentó sus críticas a este informe y a la manera como lo han presentado los principales medios de comunicación en América Latina.

– Zenit: Muchos argumentan que para combatir el narcotráfico lo ideal es atacar los eslabones medios de la cadena. ¿De dónde se infiere que una política de tolerancia con el consumo de la dosis personal no incrementará las otras partes de la cadena?

– Iván Garzón: Me parece simplista suponer que una liberalización del consumo de drogas "blandas" como la marihuana, no tendrá un impacto negativo en los demás eslabones de la cadena, como la producción y el tráfico. En este sentido, es imprescindible tener en cuenta la lógica económica que indica que, a mayor demanda (consumo), habrá mayor oferta (producción y tráfico). La discusión acierta en reiterar que el consumidor de drogas es un enfermo. Además, sin duda, este es un debate público vital, en el que la responsabilidad no es exclusiva de quienes definen el rumbo de las políticas públicas, sino también de los ciudadanos. Sin embargo, lo que me parece equivocado es la solución propuesta de despenalizar el consumo de ciertas drogas, toda vez que en este problema se juegan no solo asuntos pragmáticos, sino también éticos y morales, ante los cuales las políticas públicas no son indiferentes, y los gobernantes tienen que hacerse responsables.

– Zenit: ¿Legalizar las drogas, es, como argumentan quienes apoyan esta política, promover la libertad individual?
– Iván Garzón: Una versión de la libertad que parece confundirse con el libertinaje y el capricho asume que la libertad no tiene límites intrínsecos –como es el cuidado de la propia salud y la dignidad humana– ni extrínsecos –como el efecto que producen los actos antiéticos sobre los demás, más aún si éstos están ligados al crimen–. En este sentido, no está demás señalar que el individuo no es un ser aislado con una libertad sacrosanta que interpreta cualquier limitación como negativa. Esa versión del liberalismo político está muy replanteada hoy en día.
Constitucionalmente, una doctrina como "la protección coactiva" plantea que en algunos casos el individuo necesita que el Estado lo obligue a ser protegido, y con ello sea salvaguardado su derecho a la salud. Es una lástima que en estos debates, el enfoque pragmático soslaye los argumentos antropológicos y éticos de la cuestión. Deberían poder coexistir ambos.

–Zenit: ¿Qué implicaciones puede tener para un individuo con poca formación vivir en medio de una cultura donde la droga es equivalente al tabaco y al alcohol?
– Iván Garzón: No se debería desestimar el potente efecto simbólico y pedagógico de las normas jurídicas. Aunque los juristas y algunos políticos tienen muy clara la diferencia entre legalizar y despenalizar, para la gran mayoría de los ciudadanos el derecho penal es el gran instrumento de reproche social que tiene el Estado, y cuando algo no se considera como delito, el ciudadano piensa que si está permitido, es porque hay razones éticas para considerarlo como bueno. Por lo tanto, más allá del debate sobre la eficacia de las políticas actuales, se debe tener en cuenta que estamos ante uno de los flagelos que más afectan a la niñez y a la juventud en todo el mundo, y cuyos efectos familiares, sociales y culturales no se pueden obviar.

– Zenit: ¿Cree usted que en los países donde se ha despenalizado la dosis personal el resultado de la lucha contra las drogas ha sido efectivo, como sugiere el informe?
– Iván Garzón: Creo que el informe omite deliberadamente los problemas sociales y políticos que se han generado en aquellos países donde se ha liberalizado el consumo de drogas. Es una omisión importante, porque es el otro lado de la moneda, es la parte de la historia que debería morigerar el romanticismo de propuestas como la despenalización del consumo de marihuana.
Pero además, no se puede dar por cierto un sofisma, y es que el objetivo de la lucha contra las drogas es ‘un mundo sin drogas'. Ello es ingenuo conceptualmente y políticamente imposible. Creo que el propósito de la llamada metafóricamente "guerra contra las drogas", es un eficaz desincentivo y una sólida contención de un mal social que promueve un negocio macabro que corrompe funcionarios estatales, enriquece ilegítimamente a unos pocos, y promueve una cultura mafiosa y homicida. Pero que sobretodo, corrompe a nuestros niños y jóvenes. En ellos también habría que pensar cuando se abordan estos temas.

– Zenit: ¿Es coherente que en un país sea despenalizada la dosis personal mientras que se condenan el cultivo y la venta de la droga?
– Iván Garzón: Por supuesto que no es coherente, y el mensaje que se envía es más o menos el siguiente: es censurable producir droga, traficar con drogas, pero no consumirlas. Más aún, dicha política sería incoherente con un Estado social de Derecho (ideal constitucional de muchas naciones occidentales), que tiene dentro de sus propósitos el cuidado y el respeto de la vida y la dignidad de todo ser humano.

– Zenit: ¿Cómo ve usted la manipulación de los medios cuando se dice que los daños causados por la marihuana son semejantes a los del alcohol y el tabaco?
– Iván Garzón: Muy preocupante, así como la ausencia de voces críticas frente a dichas propuestas, y la señalización simplista a la que con frecuencia contribuyen los medios a catalogar a la gente entre modernos y no modernos, o entre vanguardistas y progresistas de un lado (los que aceptan estas propuestas) y retrógrados y conservadores (a quienes las critican). En un debate público de etiquetas y prejuicios, la gran perjudicada es la verdad.

– Zenit: ¿Cree usted que en Latinoamérica hay una preparación suficiente para tratar a los consumidores de droga como pacientes?
– Iván Garzón: La debería haber, porque son pacientes. El problema es que el Sistema de Seguridad Social y de Salud en nuestros países es muy precario, burocrático y carente de recursos suficientes para garantizar plenamente el derecho a la salud de todos los ciudadanos. Pero además, como entre ciertos segmentos de la población el consumo de droga no es visto como un mal, aún hay muchos enfermos -y quizás adictos- que no han "salido del clóset". Quizás algunos de ellos están esperando que lo suyo ya no sea considerado como una enfermedad, y que llegue el día en que se tome como una costumbre social más, aunque algo dañina. Como el tabaco o el alcohol.
Publicado en formato 1.0 en junio de 2009

Beato Tomás de Kempis

La fama mundial de Tomás de Kempis se debe a que él escribió La Imitación de Cristo, el libro que más ediciones ha tenido, después de la Biblia. Este precioso librito es llamado "el consentido de los libros" porque se ha sacado en las ediciones de bolsillo más hermosas y lujosas, ha tenido ya más de 3 100 ediciones en los más diversos idiomas del mundo. Su primera edición salió en 1472, 20 años antes del descubrimiento de América (un año después de la muerte del autor), y durante más de 500 años ha tenido unas 6 ediciones cada año. Caso raro y excepcional.

Tomás nació en Kempis, cerca de Colonia, en Alemania, en el año 1380. Era un hombre sumamente humilde, que pasó su larga vida (90 años) entre el estudio, la oración y las obras de caridad, dedicando gran parte de su tiempo a la dirección espiritual de personas que necesitaban de sus consejos.


Empezar por uno mismo

En ese tiempo muchísimas personas deseaban que la Iglesia Católica se reformara y se volviera más fervorosa y más santa, pero pocos se dedicaron a reformase ellos mismos y a volverse mejores. Tomás de Kempis se dio cuenta de que el primer paso que hay que dar para obtener que la Iglesia se vuelva más santa, es esforzarse uno mismo por volverse mejor. Y que si cada uno se reforma a sí mismo, toda la Iglesia se va reformando poco a poco.

Una asociación muy útil

Kempis se reunió con un grupo de amigos en una asociación piadosa llamada "Hermanos de la Vida Común", y allí se dedicaron a practicar un modo de vivir que llamaban "Devoción moderna" y que consistía en emplear largos ratos de oración, la meditación, la lectura de libros piadosos y en recibir y dar dirección espiritual, y dedicarse cada uno después con la mayor exactitud que le fuera posible a cumplir cada día los deberes de su propia profesión. Los que pertenecían a esta asociación hacían progresos muy notorios y rápidos en santidad y la gente los admiraba y los quería.

Un ascenso difícil

Tomás tenía muchos deseos de ser sacerdote, pero en sus primeros 30 años no lo logró porque sus tentaciones fueron muy fuertes y frecuentes y temía que después no lograría ser fiel a su voto de castidad. Pero al fin entró a una asociación de canónigos en Windesheim y allí, en la tranquilidad de la vida retirada del mundo, logró la paz de su espíritu y fue ordenado sacerdote en el año 1414. Desde entonces se dedicó por completo a dar dirección espiritual, a leer libros piadosos y a consolar almas atribuladas y desconsoladas. Fue muy incomprendido muchas veces y sufrió la desilusión de constatar que muchas amistades fallan en la vida (menos la amistad de Cristo) y fue ascendiendo poco a poco, aunque con mucha dificultad, a una gran santidad.

Oficios delicados

Dos veces fue superior de la comunidad de canónigos en su ciudad. Bastante tiempo estuvo encargado de la formación de los novicios. Después lo nombraron ecónomo pero al poco tiempo lo destituyeron porque su inclinación a la vida espiritual muy elevada no lo hacía nada apto para dedicarse a comerciar y a administrar dineros y posesiones. Su alma va pasando por períodos de mucha paz y de angustias y tristezas espirituales, y todo esto lo irá narrando después en su libro portentoso.

El libro que lo hizo famoso

En sus ratos libres, Tomás de Kempis fue escribiendo un libro que lo iba a hacer célebre en todo el mundo: La Imitación de Cristo. De esta obra dijo un autor: "Es el más hermoso libro salido de la mano de un hombre" (Dicen que Kempis pidió a Dios permanecer ignorado y no conocido. Por eso la publicación de su libro sólo se hizo al año siguiente de su muerte). No lo escribió todo de una vez, sino poco a poco, durante muchos años, a medida que su espíritu se iba volviendo más sabio y su santidad y su experiencia iban aumentando. Lo distribuyó en cuatro pequeños libritos. Entre la redacción de un libro y la siguiente pasaron unos cuantos años.
El libro Primero de la Imitación de Cristo narra cómo es la lucha activa que hay que librar para convertirse y reformarse y los obstáculos que se le presentan a quiénes desean ser santos, entre los cuales está como principal: ser "la sirena" de este mundo, o sea la atracción, el deseo de darle gusto al propio egoísmo y de obtener honores, famas, altos puestos, riquezas y gozos sensuales y vida fácil y cómoda. Este primer librito es como el retrato de lo que Tomás tuvo que sufrir hasta sus 30 años de las luchas y peligros que se le presentaron.
El libro segundo fue escrito por Kempis después de haber sufrido muchas tribulaciones, contradicciones, humillaciones y desengaños, especialmente en el orden afectivo. Destituido del cargo de ecónomo, abandonado por amigos que se había imaginado le iban a ser fieles; es entonces cuando descubre que hay una amistad que no defrauda nunca y es la amistad con Jesucristo, y que allí se encuentra la solución para todas las penas del alma. Este libro segundo de La Imitación enseña cómo hay que comportarse en las tribulaciones y sufrimientos. Emplea mucho el nombre de Jesús indicando el afecto muy vivo y profundo que siente hacia el Redentor y que desea sientan sus lectores también.

Cuando redacta el Libro Tercero ya ha subido más alto en espiritualidad. Aquí ya a Cristo lo llama El Señor. Se ha dado cuenta que la santidad no depende solamente de nuestros esfuerzos sino sobre todo de la ayuda de Dios. Ha crecido en humildad y exclama: "Cayeron los que eran como cedros del Líbano, y yo miserable ¿qué podré esperar de mis solas fuerzas?". Ahora ya no piensa en la muerte como algo miedoso, sino como una liberación del alma para ir a una Patria feliz.

El libro cuarto de La Imitación está dedicado a la Eucaristía y es uno de los más bellos tratados que se han escrito acerca del Santísimo Sacramento. Millones de personas en todos los continentes han leído este librito para prepararse o dar gracias cuando comulgan.

¿Un iluminado?

Muchos autores han pensado que probablemente Tomás de Kempis recibió del cielo luces muy especiales al escribir La Imitación de Cristo. De otra manera no se podría explicar el éxito mundial que este librito ha tenido por más de cinco siglos, en todas las clases sociales.

Otro secreto de su triunfo

Puede ser el que Kempis ha logrado comprender sumamente bien la persona humana con sus miserias y sus sublimes posibilidades, con sus inquietudes y su inmensa necesidad de tener un amor que llene totalmente sus aspiraciones.

Este libro está hecho para personas que quieran sostener una lucha diaria y sin contemplaciones contra el amor propio y el deseo de sensualidad que se opone diametralmente al amor de Dios y a la paz del alma. Está redactado para quienes quieran independizarse de lo temporal y pasajero y dedicarse a conseguir lo eterno e inmortal.

San Ignacio, San Juan Bosco, Juan XXIII, el presidente mártir, García Moreno y muchísimos más, han leído una página de la Imitación cada día. ¿La leeremos también nosotros? La mejor traducción actual es la que hizo el Apostolado Bíblico Católico, muy actualizada, toda con frases de la Santa Biblia. No dejemos de conseguirla y leerla.


Texto original: EWTN


Publicado en formato 1.0 en junio de 2009

La Marihuana: Un Arma de Destrucción Masiva




La marihuana es la sustancia ilegal más utilizada en todo el mundo. Se extrae de un vegetal conocido como Cannabis sativa, de ciclo anual, originario en la región del Tíbet y actualmente distribuido por todo el mundo.