"Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo." (San Pío de Pietrelcina)
jueves, 1 de agosto de 2013
Un Periodista Beatificado (el Matrimonio como Vocación a la Santidad)


viernes, 1 de febrero de 2013
Las "Finanzas Secretas del Vaticano" según 'The Guardian'
La presunta noticia bomba del diario inglés The Guardian, publicada el 21 de enero de 2013, se reveló fruto --a decir poco- de una gran ignorancia.


jueves, 1 de marzo de 2007
El Genocidio de La Vendée
No es casual, también sin dudas, la escasa difusión que alcanzó el genocidio perpetrado por los revolucionarios en La Vendée, que sirvió incluso como verdadero “globo de ensayo” para los métodos que el nazismo aplicaría un siglo y medio después.
Habían pasado cuatro años desde el estallido revolucionario. Corría el 4 de marzo de 1793; el campesinado del oeste francés (liderado entre otros por J.Cathelineau, G.Bourdic y J.Stofflet), con el apoyo de un sector de la nobleza promonárquica, inició un movimiento contrarrevolucionario, motivado fundamentalmente por las fuertes presiones del gobierno jacobino sobre la Iglesia Católica.
La región de Cholet fue la primera en sublevarse; en número de aproximadamente 30 mil, los rebeldes lograron ocupar Saumur y Angers y difundir sus ideas incluso a las distantes Lyon y Marsella. Bajo el lema Dieu et le Roy, debieron enfrentarse al ejército de la revolución en la propia Cholet, en Le Mans y Savenay.

Las masacres para con los milicianos y la población civil fueron dantescas. Gran parte de la documentación al respecto fue destruida por los propios perpetradores de la masacre; sin embargo, conservado por muchas familias, parte de ese material vio la luz hacia mediados del siglo XX. Según información rescatada, se instituyó como plan la destrucción sistematizada de 10 mil hogares civiles, además de arrasar con la producción agropecuaria de la zona. El objetivo era el exterminio por el hambre de todo aquel sobreviviente en la región. En palabras del jefe del operativo, el General Carrier: «No nos hablen de humanidad hacia estas fieras de La Vendée: todas serán exterminadas. No hay que dejar vivo a un solo rebelde». De acuerdo al informe final escrito por carta del General Westermann, «¡La Vendée ya no existe, ciudadanos republicanos! Ha muerto bajo nuestra libre espada, con sus mujeres y niños. Acabo de enterrar a un pueblo entero en las ciénagas y los bosques de Savenay. Ejecutando las órdenes que me habéis dado, he aplastado a los niños bajo los cascos de los caballos y masacrado a las mujeres, que así no parirán más bandoleros. No tengo que lamentar un solo prisionero. Los he exterminado a todos.»
Se discute aún hoy cuantos fueron los muertos de esa población que no aceptaba la “Declaración de los Derechos del Hombre.” Los cálculos, por cierto aproximados, involucran unas 120 mil personas, cerca del 15% del total de habitantes de la Francia del siglo XVIII. A título comparativo y en escalas, resultó más sangrienta para la nación francesa que la propia Primera Guerra Mundial.
Por otra parte, dado el número aterrador de víctimas, fue necesario discutir el modus operandi. Dado que el consumo de balas necesario para la masacre implicaba una alta carga para el erario público, se propuso el uso de sables y bayonetas, pero se estimó que perderían filo por el desgaste. Otra opción era el envenenamiento de las aguas, pero se temía que el alcance del mismo comprometiera otros territorios.
Las propuestas aceptadas finalmente fueron la del General Turreau:
La Revolución Francesa fue pues, como describíamos más arriba, una buena maestra del nazismo. No en vano San Juan en su Apocalipsis relata, durante el soplido de la Quinta Trompeta, el surgimiento de las langostas infernales que acosarían a la humanidad durante cinco meses (según muchos exegetas, forma simbólica de expresar 5 x 30 = 150 años... tiempo exacto transcurrido entre 1789, año de la Revolución Francesa –pionera del nazismo– y 1939, año en que estalló la Segunda Guerra Mundial –primer intento del nazismo en dominar a la Humanidad hecha a imagen y semejanza de Dios–).


viernes, 1 de diciembre de 2006
Anticoncepción Quirúrgica
El caso particular de la Argentina incluyó la ferocidad del terrorismo de las guerrillas, la violencia de la dictadura y una guerra inicua contra el Reino Unido. Muchas personas fallecieron en campos de concentración, rememorando a menor escala las aberraciones del nazismo.
Quizás el componente más doloroso de esta situación sea que los argentinos en particular hemos aprendido muy poco de nuestra historia. De hecho, el regreso de la ideología nazi a nuestros gobiernos falsamente republicanos es un hecho concreto, plasmado en la Ley de Anticoncepción Quirúrgica.
Era una práctica frecuente y vanagloriada la esterilización de centenares de personas en el Tercer Reich. De acuerdo a múltiples registros (incluyendo los Juicios de Nuremberg), hombres y sobre todo mujeres («vidas que no merecen ser vividas», según la dialéctica nazi) eran quirúrgicamente esterilizadas para evitar su perpetuación como raza, cultura o pueblo.
Sin debate social y virtualmente sin debate parlamentario, una práctica antes considerada delictiva por «lesiones gravísimas» por el Código Penal Argentino se ha convertido en un «derecho». La ley permite a toda persona mayor de edad ser sometida a esterilización quirúrgica sin el acuerdo del cónyuge.
Los procedimientos incluidos en esta aberración jurídica son:
- la ligadura tubaria («ligadura de trompas»), merced a la cual se evita la migración habitual del óvulo rumbo a la eventual fecundación

Esquema simplificado de ligadura tubaria
- la vasectomía, que consiste en la sección de los conductos deferentes del sistema reproductor masculino, sin compromiso de la erección del pene
Esquema simplificado del procedimiento de vasectomía
Es interesante destacar que las políticas del nazismo simplemente se han adaptado a los tiempos modernos, ya que, en lugar de esterilizar detractores del régimen o personas malconsideradas racialmente inferiores, la realidad permite ahora esterilizar a los pobres, para que no crezcan en número y no consuman los recursos (¿recuerdan a Malthus, padre ideológico de Darwin?).
¿Es que acaso nuestros dirigentes creen que los pobres son la causa del problema, y no lo es la concentración de la riqueza en pocas manos? ¿O tal vez no consideren que nuestros pobres deben recibir techo, comida y trabajo y no ser eliminados en nombre de un progresismo mentiroso y prepotente? ¿O quizás simplemente se intenta servilmente controlar a la población, obedeciendo las directivas de países centrales apasionados por los recursos naturales ajenos?
Además, sin bien en uno de sus artículos la ley prevé la objeción de conciencia por parte de los profesionales, paralelamente obliga:
- a la realización gratuita de esta práctica a todas las organizaciones de la seguridad social
- a «disponer de reemplazos necesarios en forma inmediata» por parte de las autoridades de los establecimientos asistenciales en caso de objetores de conciencia (¿cuánto tiempo más deberemos esperar para la existencia de «listas negras» de médicos provida que seamos marginados de nuestras tareas...?)
Resulta profundamente doloroso para quienes hemos vivido la dureza de las dictaduras observar que este modelo neonazi, apoteosis de la cultura de la muerte y profundamente anticristiano, se erige con un disfraz de república para exterminar a la población en nombre del dios del dinero. Sin dudas, sólo el camino de la conversión, de volver con ojos sinceros al único Rey del Universo, de orar a diario por nuestros dirigentes, puede redimirnos de las crueldades que cometemos contra nuestros hermanos.
Publicado en formato 1.0 en diciembre de 2006

