sábado, 1 de marzo de 2008

La Cienciología


Seguramente son muchos los lectores de nuestra publicación que han oído hablar de la llamada «Iglesia de la Cienciología», una suerte de movimiento sectario muy popular entre sectores acaudalados y famosos del mundo occidental.

Es probable que uno de los mejores comentarios publicados al respecto sea el publicado por Aciprensa, en base a textos del fallecido José Luis Baamonde ("El Fenómeno de las Sectas y los Nuevos Movimientos Religiosos", auspiciado por el Arzobispado de Buenos Aires).

Tenemos el orgullo y el agrado de reproducir a continuación dicho contenido. Puede accederse al texto original desde aquí.


¿Qué es la Cienciología?

Hace 75 millones de años un soberano galáctico llamado Xenu confinó en la Tierra a los thétanos, malvados espíritus que hasta nuestros días infectan las psiqués de los hombres, causando males que sólo pueden curarse con mucho dinero y sesiones de "clarificación". Esto, que podría parecer un cuento de ciencia ficción, no es otra cosa que el postulado de la Iglesia de la Cienciología, una secta que por medio de amenazas y extorsiones, ha construido un imperio económico conquistando a estrellas de Hollywood, empresarios y políticos de todo el mundo.

Tom Cruise, Dustin Hoffman, Nicole Kidman, Oliver Stone, Constantin Costa Gravas, Larry King, Mario Puzo, Aaron Spelling, Gore Vidal... todos comparten fama y fortuna, pero además un lugar en la Iglesia de la Cienciología.


La noticia

Los seguidores de la secta volvieron a ser noticia al lanzar manotazos de ahogado ante la negativa del gobierno alemán de permitir a sus miembros participar en cargos públicos dentro del poder Ejecutivo o en partidos políticos.

Una resolución impulsada por el presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara Baja, Ben Gilman, y el senador Mike Enzi, quiere obligar al gobierno del entonces canciller Gerhard Schroeder a ceder en su postura, solicitando la intervención del entonces presidente Bill Clinton.

La noticia, que ha agitado —sin alterar— el escenario de la política internacional, ha vuelto a poner en tela de juicio las actividades del grupo que sufrió anteriores percances en España y Francia, donde atravesó varios juicios acusado de ser una secta cuyo verdadero objetivo es el de ganar dinero, mediante la captación de adeptos entre personas con enfermedades o problemas laborales o psicológicos.


Los orígenes

Según un reporte de La Vanguardia de Barcelona, la "doctrina" de la secta surgió en la imaginación de su fundador, Ron Laffayette Hubbard, un escritor de ciencia ficción que nació en Nebraska en 1911. Con el fin de captar adeptos, Hubbard mezcló la fantasía de sus novelas con la realidad.


Cura costosa

En su obra más conocida "Dianética: La ciencia moderna de la salud mental", Hubbard dice que "nos podemos liberar de nuestras psicosis si nos enfrentamos a los incidentes traumáticos o enagramas que bloquean nuestra mente". Según el fundador, liberarse de estos es muy fácil, pero muy costoso ya que implica una "audición" con la ayuda de un "audímetro" de hasta 5 mil dólares. Sin embargo, el curso completo que concluye el "camino de purificación", implica expulsar todos los enagramas que, similares a los traumas freudianos, "son producto de los errores cometidos en vidas anteriores". Hoy, eliminar todos los traumas del presente y pasado puede costar más de 80 mil dólares.


Ovejas famosas

Por ello, la campaña proselitista de la Cienciología apunta generalmente a "las ovejas con cascabel" y con dinero. "Si consigues que las ovejas con cascabel te sigan —decía Hubbard—, te seguirán todas". Así, en 1955 pretendió convencer a Ernest Hemingway, Orson Welles, John Ford, Pablo Picasso y Walt Disney, y aunque ninguno de ellos aceptó, 40 años después la lista de sectarios impresionaría a cualquiera.

La cantidad de "estrellas" vinculadas con la secta en los últimos tiempos, evidencia su poder y capacidad de presión sobre el star-system. Medio Hollywood está convencido de que la "conversión" de John Travolta a la secta le ha procurado nuevos papeles cuando estaba al borde de la extinción profesional.




Único objetivo

"Dinero, dinero, dinero. Haz que te lo den, consíguelo. Sea como sea, haz dinero". Con estas palabras —siempre según La Vanguardia—, Hubbard habría señalado su principal objetivo. Para ello, la cúpula de la Cienciología habría creado Sterling Inc., una ramificación de la secta que chantajeaba odontólogos adictos a las drogas hasta que, tiempo después, fue descubierta. Más adelante, crearon Narconón y Health Med, empresas internacionales de fachada que servían también para captar y extorsionar toxicómanos, con la excusa de proporcionar un "tratamiento redentor".


Frente europeo

Los tratamientos de la Cienciología, sin embargo, no han sido muy acogidos en Europa donde destacadas personalidades los han rechazado. En los últimos años, los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y Francia, Klaus Kinkel y Hervé de Charette, compartieron sus posiciones al respecto. El ministro francés se unió a la "aprensión" de los alemanes hacia la secta, mientras que Kinkel se refirió a una carta publicada en el International Herald Tribune y firmada por una larga lista de estrellas, en la que la secta se presentaba como víctima de una persecución similar a la del holocausto judío.

"La carta es un insulto a las víctimas del nacionalsocialismo", afirmó Kinskel.

Los casos de Alemania y Francia son solamente un capítulo en la guerra psicológica que la Cienciología libra ante la opinión pública mundial. Por ahora su credibilidad parece poder mantenerse... pero no por mucho tiempo.
Publicado en formato 1.0 en marzo de 2008

Cuaresma: un Retiro de 40 Días

(1) Para saber

Estos días de Cuaresma, el Papa nos ha sugerido que sean como entrar a un gran retiro espiritual de 40 días, “animados por un espíritu más intenso de oración y de reflexión, de penitencia y de ayuno”. Es un tiempo que nos prepara para las celebraciones de la Pascua, corazón del año litúrgico y de toda nuestra existencia, que nos ha de llevar a tomarnos más en serio nuestro espíritu cristiano y vivir la caridad con todos.

Ese espíritu cristiano ha ido impregnado las culturas cristianas, más de lo que pensamos, aunque ciertamente todavía hace falta mucho por hacer.

Una persona contaba una interesante experiencia. Es católica y se fue hace años a vivir a un país en donde los cristianos son una reducida minoría, a Kazajstán, que está en el centro de Asia.

Contaba que en ese país los cristianos son muy pocos, pues se viven diversas creencias, incluso hay muchos ateos. Y como esta persona no es de ese país, muchas veces se le dificulta moverse por las calles donde hay letreros en una lengua que no domina y costumbres extrañas. Muchas veces ha requerido de ayuda. Y ha sido una constante que cuando está confuso en medio de la calle, y se le acerca alguien para preguntarle si se le ofrece algo, ha sucedido siempre que esa persona es cristiana. Nunca ha sido alguien que no sea cristiano. En ese país donde son muy pocos cristianos, éstos se identifican por ese espíritu de servicio y amor al prójimo.

A veces nos podemos acostumbrar a que la gente tenga cierto espíritu servicial y no sabemos que se lo debemos a la caridad del Señor que ha impregnado la sociedad.


(2) Para pensar



El Papa nos previene para que los compromisos y las preocupaciones de la vida no nos hagan caer en la rutina, y nos olvidamos de la extraordinaria aventura en la que nos ha involucrado Jesús, que nos olvidemos de las exigencias que comporta el seguir a Jesús. Si aprovechamos este tiempo para volver a Jesús, eso repercute directamente en el amor a los demás.

Cierta vez se llevó a cabo un concurso para encontrar al niño más cariñoso. El ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente. El niño, al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en su regazo. Cuando su mamá le preguntó que le había dicho al vecino, el niño le contestó… «-Nada, sólo lo ayudé a llorar…-»

Como el niño de la anécdota, vivir la caridad no implica hacer grandes y extraordinarias tareas, sino vivir el amor con delicadeza: ayudar al necesitado, cuidar un enfermo, acompañar o estar con quien está solo, etc.


(3) Para vivir

El santo Padre nos recuerda que la conversión es ante todo una gracia, un don que abre el corazón al amor de Dios. El Señor nos da su gracia para desear convertirnos y nos acompaña en nuestros esfuerzos. Convertirse quiere decir, entonces, dejarse conquistar por Jesús y «volver» con Él al Padre.

Para vivir el espíritu cristiano es indispensable estar unidos a Dios, dejarlo inhabitar en nuestra alma. Por ello el Papa nos invita en esta Cuaresma a acudir al sacramento de la Reconciliación. Así, mantendremos despierta la conciencia de nuestro ser cristianos y viviremos el amor de Dios.

El Papa terminó una intervención, manifestando su deseo: “¡Buena Cuaresma a todos!”
Publicado en formato 1.0 en marzo de 2008

El gnosticismo

Con el nombre de gnosticismo se conoce a un grupo de doctrinas ocultistas y religiosas, con amplio predominio de los antiguos paganismos, amalgamadas en un gran sincretismo.
Conocemos en la actualidad que los primeros gnósticos se nutrieron de raíces mesopotámicas, durante el tiempo del cautiverio babilónico del pueblo judío. De allí obtuvieron elementos panteístas y de culto a los astros, los cuales se fusionaron con la temible Kabbalah. Esta asociación nefasta fue progresivamente intentando ser racionalizada hasta desprenderse de parte de su contenido dogmático, el cual fue reemplazado con ideas astrológicas, en algunos casos, y doctrinas filosóficas en otros.

Este aspecto racionalista del movimiento gnóstico fue progresivamente imponiéndose, llegándose a la conclusión de que la verdad sólo podía alcanzada mediante el uso de la razón. Así, siendo quizás excesivamente sinópticos, el gnosticismo llegó al concepto de la existencia de un nivel de conocimiento de la Verdad superior a la Fe, la «gnosis». Sólo este conocimiento, revelado por seres superiores a un grupo de elegidos (iniciados), constituía la garantía de la salvación del hombre.


Bajo esta concepción, no sólo se demolía el recurso de la Fe, sino que se dejaba de lado la importancia de las buenas obras. Por otro lado, la mayor parte de los gnósticos dio lugar a la concepción dualista. Esto significa que creían que la totalidad de lo existente (el Bien y el mal, la materia y lo inmaterial) provenía de una divinidad que se encontraba fuera del contacto con el mundo.


Así, con una divinidad puramente espiritual y ajena al Universo, encontraron en la figura de una suerte de semidios (Demiurgo) al creador del mundo material, tanto del bien como del mal (esto es, los gnósticos consideran al mal como una realidad positiva y creada y no como la ausencia del bien). La consecuencia inmediata fue el desprecio al concepto judeocristiano de pecado y por supuesto a los Sacramentos del naciente cristianismo del siglo I.

En aquellos tiempos, consideraron a Nuestro Señor Jesucristo como la encarnación de un ser espiritual intermedio, cuyas enseñanzas sólo podían comprenderse merced al conocimiento gnóstico; de hecho, entendían a la redención como un simple acto de iluminación espiritual.


Fueron muchas las tendencias gnósticas en los albores de nuestra era, pero acaso merecen destacarse 2 de sus representantes en particular: Valentín (acaso el compilador y propagador más importante de esta corriente de pensamiento entre judíos y egipcios) y Simón el Mago, citado en el capítulo 12 de los Hechos de los Apóstoles y que llegó a identificarse a sí mismo como una encarnación espiritual divina, siendo incluso adorado por muchos de sus seguidores.


Vale destacar que, según la Sagrada Escritura, Simón el Mago intentó «comprar» la facultad de los Apóstoles de hacer milagros en nombre de Jesucristo, siendo rechazado por ellos. De allí se aplica el nombre de «Simonía» actualmente para el comercio con lo sagrado.


Acaso la más notable de las características del movimiento gnóstico, históricamente desaparecido hacia el siglo IV, es que sus enseñanzas han ido adquiriendo un perfil moderno, siendo tomadas entre otros por muchos iluministas de la Edad Moderna, por el nazismo alemán del siglo XX y sobre todo por el actual movimiento de la Nueva Era, verdadero florecimiento de esta absurda divinización del hombre que se opone abierta y francamente al mensaje de los Evangelios.