A menudo se ha llamado a África el continente olvidado. Sin embargo, con las visitas de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, los fieles han conocido mejor África como el hogar de una de las poblaciones católicas de más rápido crecimiento en el mundo.
Para la Sociedad de Misiones Africanas, África es todo menos un continente olvidado. Esta institución religiosa ha estado trabajando en el continente durante más de 150 años.
Para conocer a estos misioneros y su labor en África, hemos entrevistado al obispo Kieran O'Reilly, consagrado obispo de Killaloe, Irlanda, el pasado mes de agosto. Antes de este nombramiento había ocupado durante casi diez años el cargo de superior general de la Sociedad de Misiones Africanas.
--África ha experimentado una explosión de catolicismo desde 1,2 millones de fieles en 1900 hasta los más de 140 millones de hoy. ¿A qué atribuye usted esta explosión de fe en África?
--Monseñor O'Reilly: Muchos de mis amigos obispos en África dirían, "sobre todo es una bendición de Dios y una gran gracia" - ver los números de bautismo, tanto de adultos como de niños, ver el número de personas que se acercan a otros sacramentos.
Pero supongo que la realidad de África es que, desde su independencia hace 40 ó 50 años, hemos asistido a un enorme crecimiento del urbanismo en África. Con el crecimiento de las ciudades, muchas personas se han desplazado de las zonas rurales para encontrarse en las ciudades, que son en gran parte extrañas, hasta que puedan integrar a las comunidades que están en ellas. Con mucha frecuencia estas comunidades se asocian con Iglesias por lo que se tiene, como ha ocurrido, gente que, al moverse de las zonas rurales, acaban inmediatamente en el tejido de la vida de la Iglesia de las zonas urbanas.
Kieran O'Reilly
--¿Y probablemente lo buscaban porque es una realidad que conocen en este ambiente extraño?
--Monseñor O'Reilly: Sí, pero en África también hay un sentido muy fuerte de unión entre las aldeas y las personas que son de aldeas ya establecidas en las ciudades - así que se unen inmediatamente. Puedes trasladarte geográficamente, pero estás unido a tu zona y a tus propias raíces.
--¿Ha cambiado la labor misionera debido a la urbanización?
--Monseñor O'Reilly: Si hablo por nosotros, por nuestro instituto misionero - dado que una de nuestras labores primarias es la evangelización - ha cambiado. Está evolucionando continuamente dado el tamaño de los números de gente con la que ahora se trata. Y cuando se habla de la cuestión de los números hay que encuadrarla también dentro del crecimiento de población de África, porque, especialmente en el África subsahariana, la población ha crecido enormemente en los últimos treinta años y continuará haciéndolo: buena salud, agua limpia, son muchos los factores que han contribuido a esto. La realidad del crecimiento de la Iglesia está muy ligada también al crecimiento de África.
--De hecho, se dice que el 90% de la población tiene menos de 24 años. Esto también es un desafío para la Iglesia. ¿Cómo se piensa servir a la juventud ahora?
--Monseñor O'Reilly: Es un desafío enorme. Una de las cosas que me han impresionado al viajar a grandes ciudades como Kinshasa, Lagos, Abiyán, cualquiera de las ciudades de África, es el enorme número de jóvenes - especialmente la población que va escuelas de secundaria - y, en consecuencia, el número de personas preparadas para la universidad pero que están sin trabajo. Se ve un movimiento tremendo todos los días. Sólo hay que ir a Lagos para ver el número de gente y el desafío también para el gobierno a la hora de proporcionar los servicios básicos para una población que está creciendo de modo tan rápido.
La infraestructura requerida es enorme, por lo que para nosotros como Iglesia, al considerarlo, una de las principales cosas que tuvimos que hacer fue establecer colegios. Construimos la iglesia y la siguiente cosa que tienes en un colegio en la siguiente puerta - o como solía ocurrir en las primeras misiones - la iglesia era la escuela. Pero ahora con el número de niños que quieren ir a los colegios, la Iglesia ya no es capaz de hacerlo sola y el estado apenas tiene recursos. Tenemos que contribuir en esto de modo especial porque la educación es esperanza.
--¿Cuál es la respuesta?
--Monseñor O'Reilly: La respuesta es no perder la esperanza. La respuesta es comprometerse. La respuesta es seguir trabajando con la Iglesia local, con los grupos locales, buscar la ayuda oportuna de Ayuda a la Iglesia Necesitada y de organizaciones parecidas como ella, personas generosas del extranjero. La gente puede decir: "Oh, estamos cansados de dar". No, nunca te cansarás de dar, es para los niños, es para su futuro, es para la esperanza. Nunca te puedes cansar con esto. El desafío es enorme porque la población sigue creciendo.
--En el año 2050, se dice que tres países africanos estarán entre los 10 países con mayor número de católicos del mundo: Uganda, Congo y Nigeria. ¿Está en África el futuro del catolicismo?
--Monseñor O'Reilly: Es una pregunta difícil. Diría como respuesta que una gran parte del futuro del catolicismo está en África pero no está todo en ella, y como consecuencia de ello, creo que tiene que haber más conciencia de la realidad africana dentro de nuestra Iglesia. No está muy lejos de esta ciudad de Roma. Sólo hay que cruzar el Mediterráneo, pero, en ocasiones, puede parecer muy distante. Así que será la realidad demográfica - es decir, de esta forma va a ser. Por eso creo que a todos los niveles dentro de la Iglesia tiene que haber una verdadera toma de conciencia de esto y un planteamiento dinámico hacia esta realidad.
--¿Cuál es la fuerza de la fe africana?
--Monseñor O'Reilly: Supongo que la fuerza de la fe africana viene de la africana viene de la misma gente, de la manera en que se relacionan con la existencia de Dios, con la realidad de Jesucristo en sus vidas y con la forma en que el cristianismo puede entrar en el rico contexto de sus culturas de ayuda mutua. Hay un gran sentido de poder compartir mientras que quizás en otras culturas seamos más egocéntricos. Esto donde se ve mejor es en la mesa. Siempre hay comida, no importa, siempre hay arroz suficiente. Nadie se irá hambriento. Tienen ese sentido, si usted quiere, que es el corazón de la hospitalidad y la acogida cristianas. Resulta inspirador cuando vas a diversos lugares de África. Siempre lo ves.
--¿Cuál es la debilidad de la fe católica en África?
--Monseñor O'Reilly: Una debilidad que supongo es no haber podido afrontar lo más rápidamente algunas realidades del entorno.
--¿Por ejemplo?
--Monseñor O'Reilly: Uno de los grandes temas en los que siempre se planteará un desafío es todo el asunto de la corrupción: corrupción en la sociedad, que es de verdad una enfermedad terrible y hace un daño tremendo a todo. Personas buenas, bien capacitadas, no puede lograr un puesto de trabajo porque no pagan el soborno. Toda la infraestructura de poder se puede centrar en prácticas y pagos corruptos. La Iglesia lo intenta, pero es muy difícil, porque es algo que está arraigado en muchas culturas actualmente, y hay que decir que se debe con demasiada frecuencia a los líderes y a los extranjeros, quienes han venido para sacar provecho con cualquier propósito, puede que para extraer recursos. Para conseguir un trato mejor, no dudan en pagar y, luego, si dentro del país no existen controles ni rendición de cuentas, todo se derrumba.
--Veamos otro tema. Hemos estado hablando sobre el crecimiento del catolicismo pero también hemos visto un fuerte crecimiento del islam. Uno de cada tres africanos se considera musulmán. ¿Qué desafío plantea esto a la Iglesia católica en África?
--Monseñor O'Reilly: El desafío más importante que plantea es poder trabajar con nuestros hermanos y hermanas. Viven en la puerta de al lado. Nuestra iglesia está construida al lado de la mezquita. Trabajan en los mismos campos. Viajan en los mismos autobuses. Por eso, una de las cosas más importantes es el respeto mutuo; que debe desarrollarse y que debe venir de una comprensión de nuestra parte y de la suya de los valores que sostenemos y, por supuesto, cuando esto ocurre empiezas a descubrir que nuestros valores son comunes, que hay una búsqueda común del bien.
Siempre está el riesgo - y ha estado presente en África con estas dos grandes religiones que menciona - de elementos extremistas dentro de ellas que quieren sacar provecho para unos fines específicos, ya sea políticos, sociales o económicos, para intentar desestabilizar una región, un gobierno o un ministerio. Pero, creo que una de las cosas más importantes que ha ocurrido en los últimos 30 años es el gran acercamiento que ha habido y cómo hemos trabajo unos con otros a diversos niveles en el gobierno. Conozco Nigeria, con los recientes enfrentamientos en Bauchi, el líder de la Iglesia católica y el imán salieron inmediatamente juntos a resolver y a hablar sobre lo que estaba ocurriendo. Así que es cierto que hay un gran avance hacia una mejor comprensión y respeto de las posturas de unos y otros y de sus formas y nuestras formas de vivir y trabajar juntos.
--¿Incluso el Papa Benedicto XVI se ha expresado con contundencia sobre esta cuestión del diálogo con el islam como solución a muchos conflictos que parecen estar aumentando?
--Monseñor O'Reilly: Así es. Desgraciadamente muchos de ellos son "manipulados", para ventaja de algunos políticos o de algunas personas y, entonces, el buen trabajo hecho sobre el terreno se deshace muy rápidamente y tienes que volver a construir. Intentamos construir una sociedad justa y los valores del islam en ese sentido son los mismos que los nuestros, por lo que trabajamos junto por este fin.
--Tanto cristianos como musulmanes han incorporado muchas creencias tradicionales africanas. ¿Estamos hablando aquí de sincretismo? Hay también un renacimiento de las creencias tradicionales africanas. ¿Cómo ve usted esta cuestión?
--Monseñor O'Reilly: Hay un renacer. Es posible que ligado a Brasil y a los diferentes cultos desarrollados allí. También está ligado, creo, con los medios de comunicación. Hay un mercado enorme de representaciones y relatos en los que la brujería forma una parte importante de la historia. Esto está actualmente muy difundido en África. Lo he visto por todas partes. Así que es un gran desafío. En muchos casos puede venir de una situación en la que hay una gran pobreza y desempleo. Incluso las mejores personas, debido a sus hijos, buscarán en cualquier dirección. Irán a cualquier parte si su hijo no está bien. ¿Quién no lo haría?
Así que la respuesta tiene que ser, de nuevo, educación, una comprensión adecuada de lo que hace la Iglesia católica. Es algo de lo que somos conscientes de sus diversos aspectos - una preparación cuidadosa de nuestros propios ministros, religiosos y laicos - de manera que esta situación no nos devuelva nuevamente a una época de miedo o a una época en la que estas fuerzas atenazaban de modo desordenado la vida de la gente. Este no sería el caso. Siempre existe en riesgo en sociedades en las que dominan la pobreza, la miseria y el desempleo.
--En el documento de Juan Pablo II "Ecclesia in Africa", escribía que ha llegado la hora de África. ¿Diría usted que es así?
--Monseñor O'Reilly: Sí, en algunos niveles. Quiero decir que dentro de la Iglesia es cierto que ha llegado, debido a las estadísticas que usted citaba y al hecho de que estas estadísticas irán aumentando en los próximos 10, 20, 30 años. África, desgraciadamente, en el mundo económico, está quedando arrinconada cada vez más, y está siendo usada cada vez en mayor medida sólo por sus recursos, como podemos ver en el caso de las grandes potencias que así lo están haciendo. Pero en cuanto a la Iglesia, diría que el momento ha llegado, y creo que Juan Pablo II se dio cuenta de que, en el futuro, será un continente que será central, quizás no el dominante, pero central para la vida de la Iglesia en su misión.
--¿Cómo cambiará esto a la Iglesia universal?
--Monseñor O'Reilly: A mejor, espero, porque supongo que la riqueza de todas nuestras iglesias, de dondequiera que venga, es la riqueza de alguien como Pablo, que toma unas raíces cuasi greco-judías, las lleva a Roma e introduce el Evangelio. Por eso, si podemos inculturar plenamente el Evangelio en África, África devolverá una riqueza a la Iglesia universal que no podemos imaginar. Y si podemos ver el rostro de Cristo como se manifiesta en sus culturas, tendremos la riqueza que el Espíritu quiere que tengamos.
--¿Qué le ha dado África a usted?
--Monseñor O'Reilly: Me ha dado el sentido de que el espíritu está presente en sus comunidades. Las comunidades que he encontrado son las más inspiradoras y las más humildes. Cómo es posible que las personas se sirvan unas a otras cómo los hacen sin tener en cuenta el coste. Se entregarán de forma generosa al servicio de la Iglesia. Son asombrosos. Aman a la Iglesia.