Entre los decretos aprobados el pasado 19 de diciembre por el papa Benedicto XVI para su publicación está aquel que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de la Sierva de Dios María Crescencia Pérez, religiosa argentina de la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto.
El milagro reconocido se refiere a una joven víctima de hepatitis A fulminante, agravada por una diabetes juvenil, cuya posible y única solución podría haber sido un transplante hepático que no se realizó.
Invocada la intercesión de la Hermana Crescencia sobre una reliquia de la Sierva de Dios, a los cinco días el mal había desaparecido sin que mediara explicación científica.
En 1986, el entonces obispo de San Nicolás de los Arroyos Domingo Salvador Castagna inició el proceso diocesano de beatificación de la hermana María Crescencia Pérez. En 1989, terminado dicho proceso fue presentado en Roma, donde se inició la etapa romana.
Tras el estudio de la vida y virtudes de María Crescencia, Juan Pablo II la declaró venerable.
Recientemente, el obispo de San Nicolás de los Arroyos, Héctor S. Cardelli, quien junto con la hermana provincial de las Hijas de María Santísima del Huerto lleva adelante los preparativos de la beatificación, dijo que se piensa que su beatificación ocurrirá en 2012 en Pergamino, donde vivió María Crescencia su infancia y adolescencia.
La Hermana María Crescencia Pérez (María Angélica), nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, el 17 de agosto de 1897. Muy pronto se trasladó con su familia a Pergamino.
Los primeros años de su vida religiosa los dedicó a los niños como maestra de labores y como catequista, primero en la casa provincial y después en el colegio Nuestra Señora del Huerto de Buenos Aires.
En 1924, se dedicó con el mismo entusiasmo a los enfermos, especialmente a los niños tuberculosos en el sanatorio marítimo Solarium de Mar del Plata. Permaneció allí por tres años exponiendo su propia salud que comenzaba a declinar rápidamente. En busca de un clima más propicio fue enviada a Vallenar, Chile, donde algunas de sus Hermanas prestaban servicios en el hospital local. Allí transcurrió el último período de su vida, dedicada totalmente al servicio de los otros enfermos, en la alegría de la vida comunitaria, creciendo incesantemente en el amor de Dios.
Murió a los 35 años el 20 de mayo de 1932 con gran pesar de la población local que hablaba de ella como de la “santita”. Cuando las hermanas del Huerto dejaron Vallenar, la gente impidió que se llevaran su cuerpo. En 1966 fue encontrado incorrupto y actualmente se encuentra en la Capilla del Colegio del Huerto de Pergamino.
La causa de canonización de la hermana Crescencia fue abierta el 27 de febrero de 1986, en la diócesis de San Nicolás de los Arroyos. El 28 de octubre de 2010, en Roma, se realizó la Consulta Médica acerca del milagro completo de la hermana Crescencia, que fue aprobado por unanimidad. Ahora el papa aprueba su beatificación.