sábado, 1 de diciembre de 2007

La Kabbalah

Sabemos que en la jerga cotidiana se llama cábala a una presunción supersticiosa. Sin embargo, este término remite sólo muy vagamente a lo que en realidad definimos como Kabbalah.
Esta consiste en realidad en un verdadero sistema de doctrinas, nacidas de la interpretación mística de los sagrados textos del Antiguo Testamento. De hecho, es un análisis esotérico del Pentateuco y los libros subsiguientes, según el cual existen secretos acerca de Dios y de la Creación que sólo son revelados a los iniciados por la Kabbalah.

Se cree que la interpretación cabalística del Antiguo Testamento se inició en la Edad Media en Europa, por parte de varios analistas judíos. El sistema fue progresivamente compilado en ciertos textos, de los cuales los más conocidos son el Libro de la Creación y el Zohar. El principal de los compiladores habría sido Moisés de León, judío de origen español; sin embargo muchos de los contenidos parecen ser en realidad más antiguos.

De hecho, las doctrinas de la Cábala se emparentan con antiguos elementos del politeísmo egipcio e incluso con algunas ideas de los filósofos griegos. Han existido, por tanto, aportes multiculturales y multirreligiosos a la doctrina de la Kabbalah, la cual, falsamente se ha presentado como un conocimiento oculto transmitido por los patriarcas y profetas.

Existe, además, una notable similitud con las ideas de los gnósticos de los primeros tiempos del cristianismo, lo cual la vincula en modo directo a la gran patraña moderna de la New Age.
Es cardinal entender que no debemos confundir a la Kabbalah con la religión de nuestros hermanos mayores en la Fe, los judíos. Esta doctrina en el fondo no es más que un cúmulo de contenidos esotéricos fundados en supuestas revelaciones que no forman parte de las Sagradas Escrituras.

Así, los cabalistas sostienen que Dios se «manifiesta» en 10 potencias que formaron la primera creación del mundo y que a su vez produjo el segundo mundo; cada mundo generando al próximo. Dentro de este modelo de la creación, los humanos habríamos sido creados por una de esas potencias, siendo nuestra alma preexistente a nuestra concepción.

Dentro de estas creencias, los cabalistas advierten que pueden entrar en contacto con fuerzas invisibles del mundo natural y del preternatural, incluyendo la comunicación con espíritus, demonios y otras realidades sobrenaturales.

Además de prácticas adivinatorias, la Kabbalah rechaza abiertamente a Nuestro Señor Jesucristo, al considerar que en realidad el Mesías nacerá sobre el fin de los tiempos para que el mundo regrese a su condición previa a la caída de nuestros primeros padres. De hecho, rechazan la Redención, al considerar que cada persona se ha de salvar en función de su conocimiento esotérico, incluso alcanzando la divinidad.

Como vemos, al igual que todas las otras manifestaciones de la New Age, la Kabbalah no es más que otra forma de alejarnos del don de la Salvación que nos entregó el Hijo del Hombre en su dolorosa Pasión.