En marzo de 2009, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia presentará ante las Naciones Unidas el informe "Drogas y democracia en América Latina: hacia un cambio de paradigma", difundido por los ex presidentes Ernesto Zedillo (México), César Gaviria (Colombia) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil). El documento incluye, entre otras sugerencias, una propuesta para la despenalización del consumo personal de la marihuana, siguiendo el ejemplo de algunas países europeos Los argumentos son, según ellos, la ineficacia de las políticas de erradicación de los cultivos ilícitos.
"Nuestro enfoque no es de tolerancia con las drogas. Reconocemos que éstas provocan daños a las personas y a la sociedad. Tratar el consumo de droga como un tema de salud pública y promover la reducción de su uso son precondiciones para focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes", dice el informe.
En este contexto, la agencia Zenit, por medio de Carmen Elena Villa, realizó un reportaje al abogado colombiano Iván Garzón Vallejo, profesor de derecho de la Universidad de la Sabana de Bogotá y autor del libro "Del Comunismo al Terrorismo. La contención en el mundo de la posguerra fría", publicado en 2008. En un artículo de su redacción ("Otro paradigma contra las drogas") presentó sus críticas a este informe y a la manera como lo han presentado los principales medios de comunicación en América Latina.
– Zenit: Muchos argumentan que para combatir el narcotráfico lo ideal es atacar los eslabones medios de la cadena. ¿De dónde se infiere que una política de tolerancia con el consumo de la dosis personal no incrementará las otras partes de la cadena?
– Iván Garzón: Me parece simplista suponer que una liberalización del consumo de drogas "blandas" como la marihuana, no tendrá un impacto negativo en los demás eslabones de la cadena, como la producción y el tráfico. En este sentido, es imprescindible tener en cuenta la lógica económica que indica que, a mayor demanda (consumo), habrá mayor oferta (producción y tráfico). La discusión acierta en reiterar que el consumidor de drogas es un enfermo. Además, sin duda, este es un debate público vital, en el que la responsabilidad no es exclusiva de quienes definen el rumbo de las políticas públicas, sino también de los ciudadanos. Sin embargo, lo que me parece equivocado es la solución propuesta de despenalizar el consumo de ciertas drogas, toda vez que en este problema se juegan no solo asuntos pragmáticos, sino también éticos y morales, ante los cuales las políticas públicas no son indiferentes, y los gobernantes tienen que hacerse responsables.
– Zenit: ¿Legalizar las drogas, es, como argumentan quienes apoyan esta política, promover la libertad individual?
– Iván Garzón: Una versión de la libertad que parece confundirse con el libertinaje y el capricho asume que la libertad no tiene límites intrínsecos –como es el cuidado de la propia salud y la dignidad humana– ni extrínsecos –como el efecto que producen los actos antiéticos sobre los demás, más aún si éstos están ligados al crimen–. En este sentido, no está demás señalar que el individuo no es un ser aislado con una libertad sacrosanta que interpreta cualquier limitación como negativa. Esa versión del liberalismo político está muy replanteada hoy en día.
Constitucionalmente, una doctrina como "la protección coactiva" plantea que en algunos casos el individuo necesita que el Estado lo obligue a ser protegido, y con ello sea salvaguardado su derecho a la salud. Es una lástima que en estos debates, el enfoque pragmático soslaye los argumentos antropológicos y éticos de la cuestión. Deberían poder coexistir ambos.
–Zenit: ¿Qué implicaciones puede tener para un individuo con poca formación vivir en medio de una cultura donde la droga es equivalente al tabaco y al alcohol?
– Iván Garzón: No se debería desestimar el potente efecto simbólico y pedagógico de las normas jurídicas. Aunque los juristas y algunos políticos tienen muy clara la diferencia entre legalizar y despenalizar, para la gran mayoría de los ciudadanos el derecho penal es el gran instrumento de reproche social que tiene el Estado, y cuando algo no se considera como delito, el ciudadano piensa que si está permitido, es porque hay razones éticas para considerarlo como bueno. Por lo tanto, más allá del debate sobre la eficacia de las políticas actuales, se debe tener en cuenta que estamos ante uno de los flagelos que más afectan a la niñez y a la juventud en todo el mundo, y cuyos efectos familiares, sociales y culturales no se pueden obviar.
– Zenit: ¿Cree usted que en los países donde se ha despenalizado la dosis personal el resultado de la lucha contra las drogas ha sido efectivo, como sugiere el informe?
– Iván Garzón: Creo que el informe omite deliberadamente los problemas sociales y políticos que se han generado en aquellos países donde se ha liberalizado el consumo de drogas. Es una omisión importante, porque es el otro lado de la moneda, es la parte de la historia que debería morigerar el romanticismo de propuestas como la despenalización del consumo de marihuana.
Pero además, no se puede dar por cierto un sofisma, y es que el objetivo de la lucha contra las drogas es ‘un mundo sin drogas'. Ello es ingenuo conceptualmente y políticamente imposible. Creo que el propósito de la llamada metafóricamente "guerra contra las drogas", es un eficaz desincentivo y una sólida contención de un mal social que promueve un negocio macabro que corrompe funcionarios estatales, enriquece ilegítimamente a unos pocos, y promueve una cultura mafiosa y homicida. Pero que sobretodo, corrompe a nuestros niños y jóvenes. En ellos también habría que pensar cuando se abordan estos temas.
– Zenit: ¿Es coherente que en un país sea despenalizada la dosis personal mientras que se condenan el cultivo y la venta de la droga?
– Iván Garzón: Por supuesto que no es coherente, y el mensaje que se envía es más o menos el siguiente: es censurable producir droga, traficar con drogas, pero no consumirlas. Más aún, dicha política sería incoherente con un Estado social de Derecho (ideal constitucional de muchas naciones occidentales), que tiene dentro de sus propósitos el cuidado y el respeto de la vida y la dignidad de todo ser humano.
– Zenit: ¿Cómo ve usted la manipulación de los medios cuando se dice que los daños causados por la marihuana son semejantes a los del alcohol y el tabaco?
– Iván Garzón: Muy preocupante, así como la ausencia de voces críticas frente a dichas propuestas, y la señalización simplista a la que con frecuencia contribuyen los medios a catalogar a la gente entre modernos y no modernos, o entre vanguardistas y progresistas de un lado (los que aceptan estas propuestas) y retrógrados y conservadores (a quienes las critican). En un debate público de etiquetas y prejuicios, la gran perjudicada es la verdad.
– Zenit: ¿Cree usted que en Latinoamérica hay una preparación suficiente para tratar a los consumidores de droga como pacientes?
– Iván Garzón: La debería haber, porque son pacientes. El problema es que el Sistema de Seguridad Social y de Salud en nuestros países es muy precario, burocrático y carente de recursos suficientes para garantizar plenamente el derecho a la salud de todos los ciudadanos. Pero además, como entre ciertos segmentos de la población el consumo de droga no es visto como un mal, aún hay muchos enfermos -y quizás adictos- que no han "salido del clóset". Quizás algunos de ellos están esperando que lo suyo ya no sea considerado como una enfermedad, y que llegue el día en que se tome como una costumbre social más, aunque algo dañina. Como el tabaco o el alcohol.
Publicado en formato 1.0 en junio de 2009