viernes, 1 de diciembre de 2006

Anticoncepción Quirúrgica

Los pueblos de Latinoamérica hemos vivido en la segunda mitad del siglo XX la arbitrariedad de varias dictaduras salvajes que incluyeron en su modus operandi el terrorismo de Estado. Con mayor o menor éxito, nuestras naciones han intentado el regreso a formas republicanas de vida, sin que necesariamente muchas de las heridas abiertas se subsanaran.

El caso particular de la Argentina incluyó la ferocidad del terrorismo de las guerrillas, la violencia de la dictadura y una guerra inicua contra el Reino Unido. Muchas personas fallecieron en campos de concentración, rememorando a menor escala las aberraciones del nazismo.

Quizás el componente más doloroso de esta situación sea que los argentinos en particular hemos aprendido muy poco de nuestra historia. De hecho, el regreso de la ideología nazi a nuestros gobiernos falsamente republicanos es un hecho concreto, plasmado en la Ley de Anticoncepción Quirúrgica.

Era una práctica frecuente y vanagloriada la esterilización de centenares de personas en el Tercer Reich. De acuerdo a múltiples registros (incluyendo los Juicios de Nuremberg), hombres y sobre todo mujeres («vidas que no merecen ser vividas», según la dialéctica nazi) eran quirúrgicamente esterilizadas para evitar su perpetuación como raza, cultura o pueblo.

Sin debate social y virtualmente sin debate parlamentario, una práctica antes considerada delictiva por «lesiones gravísimas» por el Código Penal Argentino se ha convertido en un «derecho». La ley permite a toda persona mayor de edad ser sometida a esterilización quirúrgica sin el acuerdo del cónyuge.

Los procedimientos incluidos en esta aberración jurídica son:

- la ligadura tubaria («ligadura de trompas»), merced a la cual se evita la migración habitual del óvulo rumbo a la eventual fecundación


Esquema simplificado de ligadura tubaria


- la vasectomía, que consiste en la sección de los conductos deferentes del sistema reproductor masculino, sin compromiso de la erección del pene


Esquema simplificado del procedimiento de vasectomía

Es interesante destacar que las políticas del nazismo simplemente se han adaptado a los tiempos modernos, ya que, en lugar de esterilizar detractores del régimen o personas malconsideradas racialmente inferiores, la realidad permite ahora esterilizar a los pobres, para que no crezcan en número y no consuman los recursos (¿recuerdan a Malthus, padre ideológico de Darwin?).

¿Es que acaso nuestros dirigentes creen que los pobres son la causa del problema, y no lo es la concentración de la riqueza en pocas manos? ¿O tal vez no consideren que nuestros pobres deben recibir techo, comida y trabajo y no ser eliminados en nombre de un progresismo mentiroso y prepotente? ¿O quizás simplemente se intenta servilmente controlar a la población, obedeciendo las directivas de países centrales apasionados por los recursos naturales ajenos?

Además, sin bien en uno de sus artículos la ley prevé la objeción de conciencia por parte de los profesionales, paralelamente obliga:

- a la realización gratuita de esta práctica a todas las organizaciones de la seguridad social

- a «disponer de reemplazos necesarios en forma inmediata» por parte de las autoridades de los establecimientos asistenciales en caso de objetores de conciencia (¿cuánto tiempo más deberemos esperar para la existencia de «listas negras» de médicos provida que seamos marginados de nuestras tareas...?)

Resulta profundamente doloroso para quienes hemos vivido la dureza de las dictaduras observar que este modelo neonazi, apoteosis de la cultura de la muerte y profundamente anticristiano, se erige con un disfraz de república para exterminar a la población en nombre del dios del dinero. Sin dudas, sólo el camino de la conversión, de volver con ojos sinceros al único Rey del Universo, de orar a diario por nuestros dirigentes, puede redimirnos de las crueldades que cometemos contra nuestros hermanos.

Publicado en formato 1.0 en diciembre de 2006