La astrología es una pseudociencia heterogénea, versátil y adaptable, quizás tan antigua como el mismo género humano. Es un verdadero compendio de las artes adivinatorias, que se basa en la presunta influencia del movimiento y acción de los distintos cuerpos celestes en los actos de las personas.
Distintos cultos paganos, muchos de veces vinculados de manera más o menos sistemática con formas primitivas o elaboradas del satanismo, desarrollaron la astrología hasta convertirla en cuestión de Estado. Hoy día, en pleno siglo XXI, son numerosos los gobernantes que recurren a esta patraña idolátrica para la toma de decisiones.
Dado que se trata de un tema amplio, hemos de profundizarlo en distintos ensayos. En esta primera parte, les ofrecemos la opinión del padre Jordi Rivero, del extraordinario Centro de Evangelización de los Corazones Traspasados de Jesús y María, publicado en dicho sitio en 2004.
Introducción
La astrología es el estudio del movimiento de los cuerpos celestes con el fin de interpretar y predecir el futuro. Se trata de una forma de adivinación y no de un método científico. No se debe confundir con la ciencia de la astronomía la cual merece todo respeto.
La astrología se practicaba en varias culturas antiguas. En el mundo helenista (griego) se hizo en el siglo III a. C. una síntesis de las religiones astrales de los caldeos y los egipcios con las matemáticas y la astronomía griega. En la actualidad la astrología se encuentra en todas partes, desde la cultura tradicional hindú (astrología védica), hasta la sociedad secularizada de Occidente. Muchos no salen de sus casas sin antes consultar su signo zodiacal en el horóscopo.
La Iglesia Católica ante la astrología
Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir. La consulta de horóscopo, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a mediums encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
Catecismo de la Iglesia Católica #2116: Desde el principio los cristianos comprendieron que Jesús es el Camino, La Verdad y La Vida. Una vez encontrado, no se puede retornar a la dependencia en la superstición, en los espíritus o en las fuerzas del mundo.
San Pablo: "Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha conocido, ¿cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales queréis volver a servir de nuevo? Andáis observando los días, los meses, las estaciones, los años. Me hacéis temer no haya sido en vano todo mi afán por vosotros." -Gálatas 4,9-11. Se aconseja ver también Romanos 8,38; Col 1,16, 2,8-20.
Los Padres (Tertuliano, Agustín y otros) denunciaron las predicciones astrológicas, a menudo identificándolas como demoníacas. San Agustín acusó la astrología en su tratado La Ciudad de Dios, por ser un sistema fatalista que niega la libertad humana.
El influjo del Islam en la filosofía medieval europea trajo consigo algo de apertura a la astrología. El Papa Inocencio VIII condenó enérgicamente la astrología. Hubo papas (Julio II, Pablo III, León X) que permitieron el uso de signos astrológicos, pero no enseñaron falsa doctrina al respecto. La Reforma protestante estuvo dividida ante la astrología.
¿No utiliza Dios la astrología para comunicarse con nosotros?
Dios puede utilizar los astros para guiar a los que no tienen aún conocimiento de la revelación. Guió a los magos de Oriente por medio de una estrella (Cf Mat 2,1-10), pero una vez que lo encontraron ya no necesitaban depender del astro. Quien ha descubierto a Jesús ha descubierto la plenitud de la Revelación, la Sabiduría encarnada, el pastor y guía de nuestras almas, el "sol que nace de lo alto". Su luz es incomparablemente mayor que la de todos los astros. Por eso no sería justo revertirse a las antiguas prácticas.
Dios puede valerse de la naturaleza y de los astros para manifestar Su presencia o la de un mensajero (María, ángeles, santos). Por ejemplo, al morir Jesús, el sol se ocultó. (Mat. 27: 45; Mc. 15:33; Lc 23:44). En Fátima ocurrió el milagro del sol. Estos eventos, a diferencia de la astrología, corroboran o confirman un mensaje que Dios ha revelado y tienen como único propósito apuntar hacia la revelación divina. Son iniciativa de Dios y no, como en la astrología, iniciativa del hombre en busca del futuro.
Credibilidad académica
El periódico británico Telegraph (17 de agosto del 2003) informó sobre un estudio científico del horóscopo llevado a cabo con personas nacidas a principios de marzo de 1958. Muchos nacieron con una diferencia de minutos entre si. Según la astrología, deberían tener muchos rasgos en común. Los investigadores, sin embargo, descubrieron que no había evidencia de similitudes.
Los lectores del horóscopo se apropian de los vaticinios como si fuesen expresamente escritos para ellos. No se percatan de que son generalizaciones tan amplias que, tan solo por la ley de probabilidad, en algo aciertan o se puede interpretar que aciertan. Las predicciones erradas, sin embargo, se olvidan.
Nuestra sociedad, mientras se jacta de ser razonable y científica, tiene hambre por algo que pacifique la ansiedad que ocasiona un futuro incierto. No queriendo aceptar las exigencias de Cristo a renunciar al pecado y comprometerse con la verdad, se van tras el horóscopo y otras formas de astrología que les ayuda a escapar hacia las estrellas.
Padre Jordi Rivero (Estados Unidos)
Publicado en formato 1.0 en agosto de 2008