martes, 13 de abril de 2010

Anunciar la Pascua: Ser Buenos Instrumentos

(1) Para saber

Hace unos días celebramos la Pascua del Señor, es decir, festejamos haber sido redimidos por Jesús. Sin embargo, es preciso que la gracia que nos ganó Jesucristo llegue a cada persona. Para ello, el Papa Benedicto XVI nos invita a pensar en el mensaje que Jesús resucitado dijo a los Apóstoles: "Como el Padre me envió, también yo os envío" (Jn 20, 21).


Eso significa que, como Jesús fue el anunciador del amor de Dios Padre, también nosotros lo debemos ser de la caridad de Cristo: somos mensajeros de su resurrección, de su victoria sobre el mal y sobre la muerte, portadores de su amor divino.

(2) Para pensar

El Señor ha querido valerse de unas personas para hacer llegar su mensaje a otros. Cada uno que ha sido salvado debe a su vez ayudar a los demás.

Podemos ver cómo en la en la historia de cada conversión, junto a la insondable intervención de Dios, se da también la mediación humana: un amigo, un familiar, un compañero... que sabe orientar, sin violencia, en el momento oportuno.

Tal fue el caso de un conocido actor en los principios del cine sonoro llamado Frank James Cooper, mejor conocido como Gary Cooper. Él nació en Estados Unidos el 7 de mayo de 1901. Era hijo de unos inmigrantes ingleses, que poseían un inmenso rancho. Allí aprendió a montar a caballo, habilidad que demostraría después en numerosos westerns.

A mitad de los treinta es una de las máximas estrellas de Hollywood: rueda grandes filmes como “Adios a las armas” (1932), “Tres lanceros bengalíes” (1935) o “Beau Geste” (1939). En 1941 logra su primer Óscar por “El sargento York”, y en 1952, el segundo por “Sólo ante el peligro”.
Acompañaba a su esposa e hija a Misa los domingos y decía que le gustaban los “fantásticos sermones del padre Harold Ford”.

Este joven y celoso sacerdote no lo “sermoneaba”, sino que supo hacerse su amigo y ganarse su confianza. Como sabía que a Gary Cooper le gustaba la pesca y la caza lo acompañaba a sus excursiones, donde le fue explicando la riqueza insondable de la Fe católica. Al final le dio a leer “La montaña de los siete círculos”, que era un libro donde Thomas Merton, monje, cuenta su conversión. El veterano actor se bautizó en la Iglesia católica en mayo de 1959. La amistad con el sacerdote había dado su fruto.

A las pocas semanas de su conversión, empezaron a manifestarse los primeros síntomas del cáncer que le llevaría a la tumba. Aún filmó películas y en 1960 recibió un Óscar especial de la Academia “por su larga y extraordinaria carrera”. Durante 35 años, había intervenido en más de cien películas. Murió el 13 de mayo de 1961.

La influencia de su conversión fue enorme en el mundo de los artistas. Ernest Hemingway, que fue un gran amigo suyo, recuerda que pocas semanas antes de la muerte del actor hablaron largo y tendido sobre el catolicismo. Al final, con la voz muy seria, Gary Cooper le dijo: “Tú sabes que tomé la decisión correcta”. Hemingway no olvidaría nunca aquella conversación. Aquel moribundo tumbado en la cama le había parecido la persona más feliz de la tierra.

(3) Para vivir

No podemos desentendernos de los que nos rodean, sino que podemos ayudarles a encontrar a Cristo. Habiendo recibido la gracia nos corresponde vivir como buenos instrumentos transmitiendo el amor de Dios a los demás, sabiendo que les llevamos la mayor felicidad.

Padre José Martínez Colin