domingo, 1 de agosto de 2010

"Gaymonio": Una Ley Injusta

La agencia internacional Zenit, en su despacho del lunes 26 de julio pasado, incluyó una entrevista efectuada por la corresponsal Carmen Elena Villa al abogado argentino Guillermo Cartasso, director general de la Fundación Latina de Cultura, presidente del Movimiento eclesial Fundar, profesor y director del Departamento de Extensión de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica ARgentina, y miembro del Departamento de Pastoral Universitaria de la Conferencia Episcopal Argentina.
      Cartasso fue uno de los principales líderes de la campaña a favor de la familia que se realizó en la Argentina durante julio, en la que se recogieron 524.000 firmas que solicitaban al Congreso argentino la no aprobación del llamado “matrimonio” entre homosexuales. Igualmente, unos 200.000 ciudadanos marcharon en Buenos Aires el pasado 13 de julio frente al Congreso de la Nación, y otros 200.000 en diversas capitales de provincias del interior del país.
     A continuación el texto completo de la entrevista:
“Matrimonio” homosexual: ¿una ley que favorece a las minorías?
     Tras la reciente aprobación de la ley que da vía libre al “matrimonio” entre homosexuales en la Argentina, muchos son los valores y los elementos culturales que entran en juego: el concepto de familia, los derechos de los niños y el eufemismo al que recurren constantemente quienes aceptan este tipo de uniones: favorecer a las minorías que hasta ahora, dicen, son discriminadas.
-La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dice que "ahora somos una nación más igualitaria que la semana pasada". ¿Es real o se trata de un eufemismo hablar del matrimonio como un derecho del que deberían gozar las "minorías sexuales" o LGTB?
-La actitud de la LGTB no ha sido el reclamo de un derecho sino una pretensión legislativa. No hay derecho si no se compadece con las leyes de la naturaleza que son preexistentes a la voluntad del ser humano. Aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo es desfigurar la realidad y abismar a los niños.
-¿Por qué "abismar a los niños"?
-Porque los niños tienen el derecho a criarse en la diversidad natural de lo masculino y lo femenino. En matrimonios entre personas del mismo sexo ello es imposible. Además la ley aprobada obliga a inscribir al niño como hijo de los "cónyuges" y ello priva del conocimiento de la identidad biológica que todo niño posee. Se han desconocido tratados internacionales de Derechos Humanos.
-¿Cómo se puede perjudicar la sociedad en su conjunto con la alteración del concepto de familia?
-Lo que está en debate son dos paradigmas claros: uno dice básicamente que el hombre es autosuficiente y que todo es una construcción cultural. Nosotros afirmamos, por otro lado, que la vida es un encuentro de naturaleza y cultura. No se puede desconocer lo "dado" al hombre que es preexistente a su voluntad. Dos personas del mismo sexo unidos esponsalmente no son una familia a la luz de la ley natural y ello afecta a toda la sociedad porque va imponiendo una visión constructivista de la vida, lo cual no es real.
-¿Cree que legalizar este tipo de uniones es verdaderamente un símbolo de vanguardia y modernismo?
-Estamos en un tiempo de crisis cultural donde se pierden las referencias objetivas. El progrelaicismo pretende imponer un modelo de discurso único, culturalmente totalitario, donde no se admita la tradición como si ella fuera un mal cuando en realidad es el antecedente que sofoca el orgullo de creerse el "inicio" de todo.
-Varios medios de comunicación han hablado de la Iglesia como la principal opositora a este tipo de uniones. ¿Es sólo una cuestión religiosa lo que está en juego?
-Es una cuestión civil, laica. Obviamente que cada ser humano parte de una cosmovisión. Pero la catolicidad ha sido, a lo largo de la historia de nuestro continente, constructora de institucionalidad y de civilización. Ocurre que hablar contra la Iglesia es una moda imperante pero pasajera que no derrumbará dos mil años de bien.
-¿Cuál ha sido el papel de los laicos en la Argentina en esta oposición?
-Esta ha sido un trabajo de los ciudadanos católicos. Es verdad que los obispos opinaron con legítimo interés. Pero fuimos los laicos los que llevamos adelante este triunfo.
-¿Por qué lo considera un triunfo?
-Porque sin la presión del poder político, muy grande y estudiada, esta ley no hubiera salido. La mayoría real estuvo en la calle y no en el Congreso.
-¿Qué repercusiones cree que puede traer esta ley para América Latina?
-En estos tiempos de crisis desaparece lo absoluto e impera el relativismo. Cuanto más relativista sea la legislación que avanza, más será el desenfoque de nuestra sociedad globalizada. El progrelaicismo relativista intentará por medio de falacias avanzar con políticas de este tipo que no reconocen las tradiciones que levantaron nuestro continente. Además buscarán fondos del gobierno demócrata de los Estados Unidos y todo ello constituye una forma de dependencia.