“En otros países,
para valer algo en política como en todo, se requiere significar algo, o ser el
representante de una idea o doctrina social; entre nosotros es de otro modo, de
un modo raro: todo el que hace zapatos, es zapatero; todo el que hace escritos,
jurisconsulto; el que hace versos, poeta; el que hace política, estadista; no
importa ni el cómo, ni el cuándo; basta ejercer el oficio para que nadie dude
de la idoneidad y suficiencia del hombre."
"Así se explica cómo individuos, cuya
vida pública sólo es notable por una serie de necedades y desaciertos
políticos, nunca han perdido su reputación de hábiles y han continuado ocupando
eternamente los primeros puestos, y reproducido su obra, es decir, los viejos
errores que han llevado gradualmente al país al deplorado estado en que le
vemos"
Esteban Echeverría, 1840