En artículos anteriores de esta sección, hemos comentado algunos elementos que permiten corroborar que la hipótesis evolucionista presenta numerosas falencias desde el punto de vista científico, sin olvidar que acaso ha sido el punto de partida para la justificación filosófica de horrores como el nazismo, el comunismo, el propio capitalismo actual y otras desgracias para el género humano.
Como interesante reflexión, traducimos aquí el bello texto de Anthony Nevard escrito para el sitio hermano Theotokos, de origen británico. El artículo original puede leerse haciendo click aquí.
El Papa Pío XII nos advirtió en 1950 sobre "el fruto mortal" de las novedosas opiniones teológicas surgidas en torno a la evolución. La encíclica Humani Generis comenzaba con estas palabras: "El desacuerdo y el error entre los hombres sobre temas morales y religiosos han sido siempre causa de honda pena para todos los hombres de bien, pero sobre todo para los verdaderos y fieles hijos de la Iglesia, en especial hoy, cuando vemos que los principios de la cultura cristiana son atacados desde todas partes."
El Papa apunta a que el intelecto humano es tentado para conocer las verdades divinas "por la acción de los sentidos y de la imaginación, y por las pasiones malignas nacidas del pecado original. En consecuencia, los hombres se persuaden a sí mismos en estos temas, pensando que lo que no desean creer es falso o al menos materia de opinión"
Así, el ateísmo puede atarse a su creencia en la evolución, aún cuando se ha probado científicamente que esta idea es insostenible, ya que puede cumplir su deseo de evitar la adherencia moral a un Creador. Las siguientes citas ilustran algunos de los muchos malos efectos que arrastra la teoría darwiniana de la evolución.
En ciencias:
«Tras haber agredido a los teólogos por sus creencias sobre mitos y milagros, la ciencia se encuentra a sí misma en la inviable posición de haber creado su propia mitología: haber asumido lo que, tras largo esfuerzo, no pudo ser probado a la fecha acerca de lo sucedido en el pasado primitivo» (Dr. Loren Eisely, 1957)
«Los mitos seculares de la evolución han provocado un "efecto dañino sobre la investigación científica", llevando a la "distorsión, a la controversia innecesaria y al uso erróneo y grosero de la ciencia"» (DDR John Durant, 1980)
En sociología y política:
«La cosmología darwiniana ha marcada a una etapa entera de la historia. Convencidos de que su conducta estaba en consonancia con la tarea de la naturaleza, los industriales estaban armados con la justificación última que necesitaban para continuar con la explotación irracional del medio ambiente y de sus hermanos humanos sin siquiera pasar un momento para reflexionar sobre las consecuencias de sus actos» (Jeremy Rifkin, 1983)
«En un período futuro, no muy distante en siglos, las razas civilizadas del hombre casi seguramente exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo» (Charles Darwin, 1874)
«Para ver las medidas de la evolución y de la moralidad tribal aplicadas en forma rigurosa en los asuntos de una gran nación moderna, debemos mirar otra vez a la Alemania de 1942. Veremos a un Hitler devotamente convencido de que la evolución es la única base real para una política nacional.» (Sir Arthur Keith, 1947)
«Para conservar las sensaciones de estos tiempos, tanto Marx como Darwin nos han dado los medios para su desarrollo.» (Jacques Barzun, 1958)
«El darwinismo niega a Dios, al alma humana y a la vida después de la muerte, y deja un vacío a ser llenado por el comunismo.» (Obispo Cuthbert O´Gara, 1968)
En eugenesia:
«Podemos claramente aseverar que hay muchas clases de personas que no queremos. Incluimos a los criminales, los psiquiátricos, los imbéciles, los débiles mentales, aquellos con trastornos congénitos, los deformados, los sordos, los ciegos, etcétera, etcétera. Como disminuir su número será considerado en capítulos posteriores.» (Major Leonard Darwin, 1928)
En humanismo:
«Como ateos, comenzamos con humanos, no con Dios, con la naturaleza, no con el deber... pero no podemos descubrir propósitos divinos o providencia para la especie humana. Dado que hay mucho que no sabemos, los humanos son responsables por lo que son o han de ser. Ninguna deidad nos salvará, debemos salvarnos somos... las promesas de salvación inmortal o condenación eterna son ilusorias y dañinas, ya que la ciencia afirma que la especie humana es el resultado de las fuerzas evolucionistas de la naturaleza. Hasta donde sabemos, la totalidad de la persona es función de un organismo biológico interactuando en un contexto social y cultural. No hay evidencia creíble de que la vida continúe después de la muerte del cuerpo.» (Segundo Manifiesto Humanista, 1973)
En moralidad y ateísmo:
«El largo pasado evolucionista remueve al Dios judeocristiano a una distancia infinita y finalmente lo extingue en nuestra creencia de que las especies son el producto casual de fuerzas naturales ciegas. Somos autónomos y en consecuencia podemos hacer lo que queramos, libres de prohibiciones ancestrales y de códigos divinos.» (Hiram Caton, 1987)
En religión:
«La religión, en nuestro tiempo, se ha acomodado a la doctrina de la evolución... se nos dice hoy que la evolución es el desarrollo de una idea que ha estado en la mente de Dios. Pareciera que durante aquellas eras... en las cuales los animales se torturaban unos a otros con cuernos feroces y aguijones hirientes, la Omnipotencia estaba tranquilamente esperando el surgimiento del hombre, con su difusa crueldad aún mayor. El motivo por el cual el Creador ha preferido alcanzar su objetivo mediante un proceso en lugar de en forma directa, es algo que estos teólogos modernos no nos han dicho.» (Bertrand Russell, 1961)
«El cristianismo ha peleado, pelea y peleará hasta la desesperación contra la evolución, ya que la evolución destruye profunda y finalmente la razón misma de la Encarnación de Cristo... ¡Si Jesús no fue el Redentor que murió por nuestros pecados, y esto es lo que la evolución significa, entonces el cristianismo es nada! Todo esto significa que el cristianismo no puede perder el concepto de la Creación del Génesis y seguir adelante. Debe pelearse la batalla, ya que el cristianismo está luchando por su propia vida.» (Richard Bozarth, 1978)