domingo, 1 de marzo de 2009

La Capa de Ozono

Se llama ozono a un estado alotrópico del oxígeno. En términos más simple, el oxígeno se encuentra habitualmente en la atmósfera de nuestro planeta en una forma molecular integrada por 2 átomos (O2). El ozono, en cambio, es una forma más inestable, conformada por 3 átomos de este elemento (O3).

El ozono está presente en muy pequeñas cantidades en la atmósfera. Una de las modalidades más utilizadas para expresar su concentración son las unidades Dobson (UD). Aproximadamente, una UD equivale a un parte por billón en volumen de gas (1 / 1 000 000 000 000). En promedio, en la atmósfera terrestre se encuentran entre 250 y 500 UD, aunque de modo no uniforme; se reconoce que casi el 90% de todo el ozono se encuentra en una mal llamada “capa” a unos 20 km de altura sobre el nivel del mal.


La capa de ozono en septiembre de 2004 (imagen NASA)

La “capa” es capaz de de absorber gran parte de la radiación solar conocida como rayos ultravioleta B (UVB). Este espectro de ondas electromagnéticas puede provocar alteraciones graves en los tejidos, inducir mutaciones y cáncer, además de matar al fitoplancton y, con ello, acabar con la mayor parte de la vida marina.

Sin embargo, a partir de 1970, se ha denunciado que los clorofluorocarbonos (CFC), gases contenidos sobre todo en aerosoles y circuitos de refrigeración, se vinculan con la disminución del contenido atmosférico de ozono. En resumidas cuentas, el cloro liberado por estos gases es capaz de destruir las moléculas de ozono, para liberar un átomo de oxígeno y reducirla a la forma O2. De este modo, el contenido de ozono atmosférico disminuye progresivamente.

No obstante, sólo desde fines de la década de 1980 este problema fue dimensionado en su importancia real, cuando se demostró el llamado “agujero de la capa de ozono” sobre el territorio antártico. Por otra parte, debido a sus características físicas, los CFC pueden permanecer en la atmósfera por un promedio de 100 años, durante los cuales continúan liberando cloro y, en consecuencia, convirtiendo al ozono en oxígeno convencional.

Dadas las graves implicancias para todos los seres vivos, es nuestro deber preservar la maravillosa armonía de la Creación, donde cada forma de vida, sustancia y molécula cumple una función precisamente diseñada por Dios: no es correcto olvidar que debemos a la Creación un respeto análogo al que corresponde al Creador.