domingo, 1 de noviembre de 2009

Salvador Mazza


El doctor Salvador Mazza nació en Rauch (Provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1886. Se formó profesionalmente y se graduó en la Universidad de Buenos Aires, con la obtención del título de médico a los 24 años. Más allá de su dedicación a especialidades como la microbiología y la anatomía patológica, el doctor Mazza realizó tareas como inspector sanitario e incluso organizó el entonces lazareto de la isla Martín García, en el cual se intentaba la detección de portadores asintomáticos del vibrión del cólera.

Ya en 1916 fue nombrado suplente del prestigioso Dr. Carlos Malbrán en la cátedra de Bacteriología, donde finalmente asumiría como titular. Además de desempeñarse como Jefe del Laboratorio del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, fue un destacado investigador que modificó la estructura de la vacuna contra el tifus que se administraba a los soldados en el Ejército Argentino.

A cargo de estas funciones, realizó numerosos viajes a Europa y África. Fue en Túnez donde conoció a quien sería Premio Nobel de Medicina, el doctor Charles Nicolle. Este científico visitó Argentina en 1925 y apoyó la iniciativa de Mazza para crear un instituto dedicado al diagnóstico y tratamiento de las endemias, con énfasis en la tripanosomiasis americana, llamada mal de Chagas. Con el nacimiento de la Misión de Estudios de la Patología Regional Argentina (MEPRA), la tarea esencial de Mazza se dirigiría al combate contra el mal de Chagas. Se destaca que el MEPRA fue precedido por la creación de la Sociedad Científica de Jujuy, en 1928, la cual rápidamente abrió filiales en distintas regiones de la Argentina.


Dirigido por Mazza, el MEPRA contaba con un equipo multidisciplinario que se ocupó de las enfermedades regionales de los animales y los seres humanos. Se remarcan los estudios de laboratorio para los casos clínicos, con jornadas de extensión universitaria. Estos logros trascendieron las fronteras argentinas y fueron reconocidos en América Latina y el resto del mundo.

No conforme con la conducción de la MEPRA, Mazza logró que se construyera un vagón de ferrocarril para transitar en forma libre el territorio argentino. Dado que el vehículo contaba con laboratorio y consultorio propios, este dispositivo le permitió recorrer diversas regiones del país. Sus contemporáneos citaron que ni la falta de medios o la complejidad del entorno le impidieron trabajar en campamentos, tolderías indígenas o pequeños poblados.

Se destaca que Mazza tomó contacto con Alexander Fleming, de quien obtuvo un cultivo original para iniciar la producción de penicilina en Argentina. Tras algunos fracasos, el objetivo se logró en 1943, cuando desde la MEPRA se enviaron muestras del antibiótico a otras naciones. No obstante, el gobierno mostró una llamativa indiferencia ante este logro, hecho verificable en que el doctor Mazza contó con un mayor reconocimiento en el exterior del país. Así, el científico falleció en 1946 mientras asistía a jornadas de actualización sobre la enfermedad de Chagas en México. El MEPRA lamentablemente fue cerrado en 1958, con pérdida irreparable de gran parte de los trabajos originales de este destacado científico argentino.