Nota original: AICA
“Aún entre los bautizados y los discípulos de Cristo hay actualmente una
especie de apostasía silenciosa, un rechazo de Dios y de la fe
cristiana en la política, en la economía, en la dimensión ética y moral y
en la cultura post-moderna occidental”, denunció el cardenal Robert
Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, durante su
participación en el encuentro sobre la caridad, promovido por las
Conferencias Episcopales Europeas, reunidas del 4 al 6 de noviembre en
la ciudad italiana de Trieste, Italia.
La reunión contó con la presencia de cincuenta obispos y
responsables de las acciones de caridad de las Conferencias Episcopales
de Europa y se abocaron a la reflexión de la actividad caritativa de la
Iglesia y el papel del obispo, a la luz del Motu proprio del papa
Benedicto XVI sobre la naturaleza íntima de la Iglesia ya que “no es
posible entender la caridad cristiana, sin tomar en cuenta su estrecho
vínculo con la fe en Cristo y entender que fluye de Él", dicen los
obispos en un comunicado.
El presidente del Consejo Cor Unum, cardenal Sarah, prosiguió su
exposición advirtiendo que “involuntariamente respiran con todos sus
pulmones doctrinas que van en contra del hombre y que generan nuevas
políticas que tienen un efecto de erosión, destrucción, demolición y
grave agresión, lentas pero constantes, sobre todo en la persona humana,
su vida, su familia, su trabajo y sus relaciones interpersonales. No
tenemos ni siquiera el tiempo para vivir, amar, adorar. Este es un
desafío excepcional para la Iglesia y para la pastoral de la caridad. La
Iglesia, de hecho -subrayó el cardenal- denuncia también las diferentes
formas de las que es víctima la persona humana”.
“Un humanismo sin Dios, dijo el cardenal Sarah, al lado de un
subjetivismo exacerbado, ideologías que son difundidas por los medios de
comunicación y por los grupos extremadamente influyentes y
financieramente potentes, se esconden detrás de las apariencias del
servicio internacional y actúan incluso en el ambiente eclesial y en
nuestras agencias de caridad”.
Para la Iglesia, “los valores cristianos que la guían y la identidad
eclesial de la actividad caritativa no son negociables, se debe
rechazar cualquier ideología que vaya en contra de la enseñanza divina y
rechazar categóricamente cualquier apoyo económico o cultural que
imponga condiciones ideológicas opuestas a la visión cristiana del
hombre”.
Finalmente el cardenal Sarah pidió a los obispos y delegados
responsables de la actividad caritativa de las Conferencias Episcopales
Europeas que esta pastoral no se reduzca “a una expresión puramente
filantrópica o solidaria”.
Nuestra primera tarea, explicó, consiste en “definir correctamente
la naturaleza de la actividad caritativa, para no transformarla en una
intervención de tipo político, puramente social o humanitaria”. A
continuación, “nos tenemos que preguntar: ‘¿Qué visión del hombre
queremos promover con nuestra acción caritativa?’”. “Cuántos practiquen
la caridad deben ser testigos creíbles de Cristo”, concluyó.