(Osservatorio Internazionale Cardinale van Thuan)
Durante 2011, año sobre el
que trata este cuarto informe, ha surgido con toda su fuerza
subversiva, el fenómeno de la “Colonización de la Naturaleza Humana”.
Retenemos que sea este el dato que interesa a la Doctrina Social de la Iglesia y que impone el reconsiderar las estrategias culturales y
políticas que en ella se inspiran a nivel mundial. También durante este
año, en la escena mundial se han manifestado graves emergencias
relaccionadas con la pobreza o el abuso, pero pensamos que, aun
concientes del dramatismo de estas emergencias, no constituyen una
novedad ni un daño comparable a la “colonización de la naturaleza
humana”, un fenómeno que se está imponiendo a grande escala por las
grandes fuentes económicas que se estan empleando, por la movilización
militante de los medios de comunicación y por el carácter subversivo de
los lazos sociales, de fragmentación funcional de las relacciones, de
acentuado individualismo desencarnado y que busca replasmar las
relacciones sociales, no basándose en la naturaleza como era antes, si
no sobre una base de pensamiento individual autoreferencial.
Bastaría
fijarse en el caso de Argentina, que ilustramos en la sección de los
Cincos Continentes. En el corto plazo de un año (2011) aquella
gran nación de tradición crisitana ha tenido una ley sobre la
procreación artificial que ha desnaturalizado la procreación, una ley
sobre el reconocimiento de la “identidad de género” que ha
desnaturalizado la familia y una modificación en el Codigo Civil para
permitir que se “alquilen úteros” que ha desnaturalizado la paternidad.
Algunal leyes en cuestión han sido aprovadas en los primeros meses de
2012, pero han sido discutidas y elaboradas en el año precedente. Algunas
están todavía en evaluación por una cámara del parlamento después
de haber sido aprobadas por la cámara restante, pero la tendencia es
clarísima. En el plazo de un año ha sido revolucionada la base de toda
la sociedad argentina, ha sido dada de lado la noción de “naturaleza
humana” y ha sido relegada la inspiración en la fe católica para
construir la sociedad.
Se
equivocaría quien considerase las temáticas de la procreación de la
familia como sectoriales; éstas tienen una influencia estructural sobre
toda la sociedad y, por consiguiente, las nuevas leyes argentinas
destruirán toda la sociedad actual para formar otra completamente
diferente. De España, Argentina había importado y heredado la visión
cristiana de la persona y de la vida; los argentinos siempre han
sostenido que esta herencia forma parte de la identidad nacional del
país. Ahora, de la España secularizada, Argentina ha importado el
contrario, es decir, un claro rechazo de una vida moral y religiosa con
la impronta de la naturaleza creada y de la fe católica, para dejar paso a
una visión liberal radical, según la cual la naturaleza es contrapuesta
a la cultura y la libertad es concebida como emancipación de la
naturaleza.
Podríamos plantear
preguntas muy interesantes sobre la utilidad y la sostenibilidad ética
de estos organismos. Por este
motivo este cuarto informe se ha dedicado al estudio del problema
del año (la ideología de género) y ha señalado como principal
enseñanza al discurso de Benedicto XVI en el palacio del
Reichstag de Berlín el 22 de septiembre de 2011, donde el Santo Padre ha
repropuesto la doctrina de la ley moral natural como base y fundamento
del poder político.
La ideología de género es
un nuevo colonialismo de Occidente sobre el resto del mundo. La vieja
colonización entre muchos aspectos negativos habia tenido tambien
aspectos heroicos y se guiaba por el deseo de exportar algo
significativo. Esta nueva colonización occidental es la exportación de
la nada. Individuos abstractos y asexuados son, de hecho, privados de
identidad. En su
búsqueda de liberarse de todas las carácteristicas naturales, eliminando
la educación sexuada, ellos aplazan su identidad a
futuras elecciones y a futuros contratos con otros individuos, siendo
vulnerables al peor de los condicionamientos, el condicionamiento de la
nada.
Los
poderes públicos abdican de su rol de tutelar la moralidad pública de
la sociedad. Absteniéndose del promover una visión relaccionada a la ley
moral natural en estos campos fundativos, limitándose a registrar los
deseos de los ciudadanos confirmándolos como derechos, aceptando un
completo pluralismo de comportamientos éticos, los poderes públicos se
retiran de la ética, sin poder recuperar después tal dimensión en otros
campos de la vida social, porque ha perdido su importancia en los campos
fundamentales. Si las relacciones son solo técnicas e individualistas
en el campo de la procreación y de la familia, si la complementariedad y
la unidad de las diferencias no se realizan en el encuentro entre el
hombre y la mujer, ¿cómo podrán reproducirse en las otras relacciones
humanas?
La gravedad de la
situación no es a menudo percibida y los autores sobre la Doctrina
social de la Iglesia a todos los niveles persiguen la solución para
otros problemas, que no deben ser olvidados, pero no se concentran en
este reto que destructura las esencias y
transforma la sociedad en una serie de roles funcionales regulados por
proceduras contractuales. Si ser hombre o ser mujer es sólo una función
asumida voluntariamente, todas las demás dimensiones de la sociedad
pasan a ser una función que asumir voluntariamente. Pero una sociedad
sin deberes no puede sobrevivir.
La subversión que llevan a cabo estas nuevas teorias toca también a la religión católica. Vemos el ejemplo de Argentina, un gran país de tradición cristiana. La demolición del concepto de naturaleza humana y su colonización por parte de una forma de pensar postnatural, si a primera vista parecen ataques dirigidos contra la naturaleza, estudiando más profundamente resulta ser dirigidas contra la religión cristiana. Aboliendo por ley la familia natural, se impide hacer experiencia de familia. Hacer experiencia de familia tiene una función social, en cuanto que es la principal escuela de vida en sociedad, pero tiene también una función religiosa, por que todo el léxico de la vida cristiana es un léxico “familiar” y quien no sabe que quiere decir Padre, Madre, Esposo, Esposa o Hijo no puede entender la revelación cristiana. No tener experiencia de familia natural destruye la sociedad y, sobre todo, destruye la Iglesia. En Argentina, como en muchos otros paises, se busca que la Iglesia desaparezca, privándole de las condiciones naturales necesarias para que pueda ser conocida y comprendida.
El
proceso de separación de la naturaleza que han emprendido las leyes que
desestructuran la procreación sexuada y la familia natural se funda en
una concepción errónea de la naturaleza, a la cual se puede rersponder
solo con una batalla cultutral a la altura de este gran reto. La
naturaleza es entendida come un simple dato biológico según una
perspectiva positivista y materialista. El dato biológico, entendido
solo como un dato no puede exprimir una forma de ser fuente de una
identidad. Esto es un fenómeno consecuente a una cadena de causalidades
deterministas. Pero la naturaleza tiene también otro significado, al
cual se accede con una razón no de tipo positivista. La identidad
sexuada, que tiene también una imprescindible base material no se limita
a esta, si no que esprime una forma de ser persona. Dado que somos
formas encarnadas, el ser hombre o mujer no puede no expresarse también
en términos fisiológicos, pero no se reduce sólo a estos. Esta dimensión
es el resultado de una visión metafísica de la persona. Adecuar
la Doctrina Social de la Iglesia sólo sobre las ciencias sociales no es
suficiente para poder llevar a cabo esta batalla contra la colonización
de la naturaleza humana.
Estos temas, de hecho, condicionan también a todos los demas temas. Es este el motivo por el cual en la sección l’intervento dell’anno (la intervención del año) hemos publicado un artículo de S.E. Mons. Crepaldi sobre los así dichos “principios no negociables”, que tienen un valor estratégico propio en la lucha contra las nuevas ideologías radicales del genero y de la distrucción de la familia. Estos no son sólo valores, son principios, es decir luces orientativas.
Los autores de la Doctrina Social de la Iglesia deberían asumirlos como problema prioritario sin ambigϋedad, tendrían que tratarlos no sólo como temas secundarios o sectoriales, si no como luces que iluminan la entera convivencia; deberían promoverlos y movilizar las conciencias al respecto y a la lucha pacífica contra aquellos que los quieren eliminar.
Puede
parecer, por estas nuestras palabras, que el futuro de la fe cristiana
dependa de la dimensión natural de la procreación y de la familia, con
la cultura que esto conlleva. En realidad es al contrario: es el futuro
de la dimensión natural del bien humano el que depende de la fe
cristiana. Cuando los hombres se alejan de Cristo pierden de vista el
auténtico bien del plano natural. Es por esto que el esfuerzo debe ser
cultural, legislativo y político, porque la procreación natural, la
familia y el acoger una vida no sean reducidos a simples funciones, si
no que sean vistas como expresiones del ser de una persona, en la
complementariedad irreducible de hombre y mujer, sin hacerse ilusiones
que esto pueda ser posible sin una profunda vida de fe y sin una nueva
misión religiosa, que hoy solemos llamar “Nueva Evangelización”.
Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân en la Enseñanza social Católica, Rapporto sulla Dottrina sociale nel Mondo 2012 [Informe acerca de la Doctrina social de la Iglesia en el Mundo 2012], Edizioni Cantagalli, Siena 2012
[1]Flavio Felice, Director del Area Internacional de estudio “Caritas in Veritate” de la Pontificia Università Lateranense, Roma.
Stefano Fontana, Director del Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuân sobre la Doctrina social de la Iglesia, Trieste.
Fernando Fuentes Alcantara, Director de la Fundación Pablo VI, Madrid.
Daniel Passaniti, Director ejecutivo CIES-FundaciónAletheia, Buenos Aires
Manuel Ugarte Cornejo, Director del Centro de Pensamiento Social Católico della Universidad San Pablo di Arequipa, Perù.