1) Para saber
En una de nuestras reflexiones pasadas
acudíamos a una de las últimas intervenciones del Papa Benedicto XVI donde se
cuestionaba cómo hablar de Dios hoy en día, cómo anunciar el Evangelio en
nuestro tiempo. Y se consideraba que, para hablar de Dios, se requiere tener
familiaridad con Él, tratarlo en la oración.
Ahora el Papa nos indica el camino a seguir:
el de la humildad que Jesús mismo vivió. Dios, al hacerse uno de nosotros, vivió
la humildad en la casa de Nazaret y en la gruta de Belén, y nos mostró el gran
amor de Dios. En la medida en que seamos humildes, conoceremos mejor a nosotros
y a Dios y lo podremos mostrar fidedignamente a los demás.
2) Para pensar
El Papa no solo nos
ha dicho que la humildad es la manera más apropiada para mostrar a Dios, sino
que él mismo la ha vivido. Estando cierto de
quien es Dios y es quien gobierna la Iglesia como Pastor eterno, nos ha dejado
el ejemplo de una gran humildad al saberse apartar.
Así como nuestro Señor Jesucristo en todo momento cumplió la voluntad de
su Padre, aunque eso le traía enemistades, tanto que lo llevaron a ser
crucificado, ahora el Papa quiso cumplir en todo la voluntad de Dios, como nos
lo dejó escrito: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente…” No le
fue fácil, pues sabía que suscitaría muchos comentarios respecto a su persona,
algunos nada agradables, como desgraciadamente lo hemos comprobado. Sin
embargo, puso en primer lugar la voluntad de Dios, antes que a sí mismo.
Las personas hemos de luchar por no querer ser el centro de todo. El
famoso pintor surrealista Salvador Dalí no se caracterizaba precisamente por su
humildad. En una ocasión le presentaron en París a una actriz llamada Madeleine
Reanud. Ella le dijo: “Maestro, créame que yo le admiro mucho”. Contestó el
pintor: “Yo también, señora”. La actriz quiso aclarar: “¿Me ha visto actuar?” A
lo que Dalí respondió: “No hablo de usted, señora, sino de mí. Yo también me
admiro mucho de mí”.
Pensemos si nuestros actos no están dirigidos a ser el centro de todo, en
vez de buscar hacer la voluntad de Dios.
3) Para vivir
El Papa con su renuncia nos comunica, además, que es a Cristo a quien
seguimos, que es Dios quien realmente importa, y el Papa, sea quien sea, deberá
siempre centrar su pontificado en poner a Cristo en el centro, no en sí mismo.
De esa manera, nos ha mostrado a Dios mismo: “Para hablar de
Dios, tenemos que dejarle espacio en la esperanza de que es Él quien actúa en
nuestra debilidad: dejar espacio sin miedo, con sencillez y alegría, en la
profunda convicción de que cuanto más lo pongamos en medio, y no a nosotros,
nuestra comunicación será más fructífera… Tenemos que ser cada vez más
anunciadores de Cristo y no de nosotros mismos”.
El Papa nos afirma
que mostrar a Dios será comunicar, con la palabra y la vida, al “Dios que nos
ha mostrado un amor tan grande, de encarnarse, morir y resucitar por nosotros;
ese Dios que nos invita a seguirlo y dejarnos transformar por su amor inmenso
para renovar nuestra vida y nuestras relaciones; el Dios que nos ha dado a la
Iglesia, para caminar juntos y, a través de la Palabra y los Sacramentos,
renovar la entera Ciudad de los hombres”.