viernes, 1 de marzo de 2013

Salvar la Vida...

Nota original: Monseñor Joan-Enric Vives, arzobispo de Urgell (vía Zenit)

En muchas zonas de Occidente se empieza a escuchar un grito en favor de la vida: ¡Salvemos la vida! No es éste un asunto de interés que tenga que ver con las especies animales amenazadas; sino en favor de la misma vida humana. Parece que, más que en cualquier otro momento, se nos comienzan a abrir los ojos para darnos cuenta de que la "cultura de la muerte" se ha convertido en una grave amenaza para todos. Una vez más, la voz de la Iglesia, que hace un llamamiento a favor de los débiles, se ha revelado profética. En las últimas décadas, la defensa de la Iglesia ha sido radical en favor de la vida y de la dignidad de las personas, desde la concepción hasta la muerte natural. Esta lucha ha arraigado en la mente de muchos hombres y mujeres de buena voluntad en todo el mundo.


El Presidente del Consejo de Ministros de Italia, Mario Monti, ha declarado recientemente que le produce una gran tristeza ver Italia destruirse. Se refería en particular al descenso demográfico alarmante en aquel país. Ha dicho que un país que renuncia a la natalidad, es un país que renuncia a mirar hacia el futuro. Por otra parte, Vladimir Putin, Presidente de Rusia, ante el daño causado por el aborto en la antigua Unión Soviética, ha pedido a cada familia que tenga al menos tres hijos. La tasa de natalidad actual con un solo hijo por familia, previene Putin, está llevando a la nación a un punto muerto. Una vez más, la paradoja evangélica se cumple: quien quiera salvar la vida la perderá. Un país que no da vida, acaba por perderla. Hace algunos años, el Papa Benedicto XVI destacó la seriedad de este "invierno demográfico". En España la situación no es muy diferente. Tenemos una de las tasas de natalidad más bajas y las cifras de abortos, con más de 120.000 en 2011, auguran un futuro muy difícil. De hecho, sin la fuerte inmigración de los últimos años, el país estaría en una situación de desmoronamiento. ¿Nuestros líderes tomarán consciencia de que el activo más valioso de una nación es su población, su gente? ¿Detendrán a tiempo la matanza y reformarán la aberrante legislación actual? ¡Es un hecho que, en muchos lugares, la actitud "pro-vida" está creciendo cada vez más en la conciencia social.

El Beato Juan Pablo II, en su exhortación apostólica postsinodal "Ecclesia in Europa", señalaba la urgencia de proclamar con una convicción y una energía renovadas el "Evangelio de la familia y la vida". Esta llamada mantiene toda su actualidad y debe formar parte de los proyectos de la nueva evangelización. El gran Papa había dejado anunciado este Evangelio en su magistral encíclica Evangelium Vitae, que nos queda como un gran documento y un texto de referencia del Magisterio sobre este tema. Se debe anunciar la Buena Nueva, y hacer llegar a las nuevas generaciones que la opción por la vida es la única puerta hacia un futuro digno y decente para todos. No podemos cerrar esta puerta. Es pues, importante, salvar la vida a cualquier precio.