domingo, 1 de septiembre de 2013

Cerebro y Religión

Autor: Padre Santiago Martínez Sáez para Enlace Católico

La ciencia, gracias a Dios, no deja de avanzar y hoy estamos cada vez más lejos del cientismo o cientificismo, como dicen otros, del siglo XIX, que profetizaba la substitución de la religión por la ciencia-religión. La ciencia se ha quedado sin armas para atacar la religión.La cosmología, la física, la química se han quedado sin argumentos al mismo tiempo que la antropología filosófica separándose de la clásica psicología racional y experimental encuentra hoy nuevos fundamentos, en la antropología biológica que insistiendo en el estudio de la dimensión física de la naturaleza humana, exigen el espíritu para una comprensión holística del individuo humano. La ciencia se rinde ante la evidencia – no sólo filosófica sino experimentalmente constatable- del espíritu del hombre inexplicable a partir de la materia (físico-química). A partir de la bioteología se viene desarrollando la neurobiología que se dedica al estudio de aquellas zonas cerebrales que se activan por ejemplo al hacer oración, meditación, contemplación, etc.   


Hemos leído en la prensa estudios realizados en conventos para explicar, por ejemplo la longevidad de sus conventuales. Los científicos se preguntan si existe una zona del cerebro específica para la religión (recordemos el fallido intento de Descartes al pensar en la glándula pineal para explicar la unión del cerebro y del alma). ¿Tendría sentido un espacio- zona cerebral para la religiosidad? ¿No se nos viene diciendo por los darwinistas que la evolución tiende a desechar todo lo innecesario en la lucha por la vida y que en esos tanteos pierde y desaparecen los menos fuertes?

Pues bien, hoy lo cierto es el consenso generalizado entre los científicos sobre las ventajas de la religión para la vida y para la salud. Ha llamado la atención que un ateo (Stephen L. Hauser) recomiende ir a misa como un elemento, junto con hacer ejercicio y evitar las obsesiones preocupantes, más importantes para mejorar la calidad de vida. Parece demostrado experimentalmente que la alegría y el optimismo vitales mejoran el sistema inmunológico, disminuyendo el dolor al generar endorfinas, y benefician en general nuestra vida diaria. Hemos leído en la prensa y en revistas –no sin un cierto y prudente escepticismo- la utilización en hospitales de la llamada “risoterapia”.

A nivel simplemente estadístico conocemos bien el valor individual y social de las virtudes religiosas: Fe, Esperanza y Caridad, así como las cardinales Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza, como por el contrario los problemas que causan el divorcio, el aborto, las llamadas “uniones libres”, que ni son uniones ni son libres. Las uniones de las parejas “unisexuales”; favor de no llamarlas matrimonio por la sencillísima razón de que no lo son ¿Por qué ese empeño de algunos gobernantes y partidos políticos de fastidiar por no decir calumniar y atacar a una religión que enseña y práctica la estupenda virtud de la Caridad: Haz el bien y no mires a quien?

La Organización Mundial de la Salud ha designado a nuestro siglo XXI como el de las enfermedades mentales. Hace unos años se publicó en nuestro país el libro: “La oración es la Psicoterapia” (W. Parker) que demostraba experimentalmente las propiedades curativas de la verdadera oración. ¿Por qué no prestar atención a lo que médicos y sacerdotes nos manifiestan?

En el primer Simposio Internacional de Psiquiatría y Experiencia Religiosa celebrado a principios de año en Ávila, uno de los expertos afirmaba que: “aún estamos muy lejos de saber de qué manera maneja nuestro cerebro la atribución de formas concretas de espiritualidad como la de la fe religiosa. Existen estudios empíricos que indican que la fe reduce el estrés y mejora la calidad de vida de las personas sobre todo cuando atraviesan momentos difíciles. Estas ventajas son indudables.” (Antropólogo Camilo José Cela Conde, Fuente forumlibertas.com/ noticia 18972. 11/01/2011)

No se entiende, como denunció Benedicto XVI, en el discurso del 16-01-2011 ante el cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede: “La amenaza a la libertad religiosa…países donde la religión sufre una marginación creciente y donde abiertamente declara y denuncia que no es suficiente una proclamación abstracta de la libertad religiosa y la preocupante escalada de ataques mortales contra los cristianos en el mundo”.

Parece que a ciertos ¿políticos? ¿comunicadores? ¿periódicos y periodistas? les parece mejor ahogar el bien en el mal, en vez de ahogar el mal en abundancia de bien. En buena lógica no se entiende.