jueves, 19 de diciembre de 2013

La Navidad de Francisco

Nota Original: Roberto O'Farrill para Ver y Creer

Con ocasión de la celebración de la última Audiencia general de 2013, celebrada el miércoles 18, el papa Francisco quiso meditar en torno al misterio de la Natividad: “Cercanos ya a la Navidad, les propongo pensar sobre el nacimiento de Jesús como expresión de la confianza de Dios en el hombre y fundamento de la esperanza del hombre en Dios. El Verbo no se ha encarnado en un mundo ideal, sino que ha querido compartir nuestras alegrías y sufrimientos, y demostrarnos que Dios se ha puesto de parte de los hombres, con su amor real y concreto. Y nos regala una energía espiritual que nos sostiene en medio de las luchas de cada día.


La Navidad nos puede hacer pensar dos cosas. Primero: que Dios se abaja, se hace pequeño y pobre. Por eso, si queremos ser como Él, no podemos situarnos por encima de los demás, con vanidad, sino que tenemos que ponernos al servicio de los demás, ser solidarios, especialmente con los más débiles y marginados, haciéndoles sentir así la cercanía de Dios. Segundo: ya que Jesús, en su encarnación, se comprometió con los hombres hasta el punto de hacerse uno de nosotros, el trato que nosotros les damos a nuestros hermanos o hermanas se lo estamos dando al mismo Jesús. Recordemos que quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve”.

El papa Francisco ha dado varias muestras de sencillez y de humildad en estos primeros nueve meses de su pontificado, al punto que no han faltado quienes aseguran que se trata de una apariencia fingida, cosa que no es verdad porque él ha sido siempre así. Para constatarlo, revisemos algunas de sus homilías en las misas de Nochebuena cuando era arzobispo de Buenos Aires:
2012) “Nuestro Dios pasa esta noche en vela para darnos la señal: ‘Encontrarán un niño recién nacido, acostado en un pesebre’. Dios vela para cuidar la sencillez, la humildad, cuidando quizá la mayor sencillez y lo más elemental que los hombres tienen en sus manos: la vida”.
2011) “Se encuentra a la puerta de tu corazón y te está llamando. Dios está viniendo. Por lo tanto, la Navidad nos recuerda que vino una vez, que volverá y nos invita a recibirlo todos los días. La Navidad es la fiesta del primer encuentro, de la esperanza del último encuentro y del encuentro cotidiano, del encuentro con Jesús. Navidad significa encontrar a Jesús”.
2010) “En la gruta de Belén, ahora, para entrar en el lugar donde nació Jesús, hay un gran templo, sin embargo, para entrar allí es necesario inclinarse, abajarse. Para encontrarlo debes hacerte pequeño, debes despojarte de cualquier pretensión, liberarte de toda ilusión efímera, ir a lo esencial, a lo que te promete vida, a lo que te da vida, a lo que te confiere dignidad. Abájate, no tengas miedo de la humildad, no temas la mansedumbre. Enamórense, como hace Dios, de la humildad, de la sencillez y de la paz”.
2009) “Me ha gustado esta frase: ‘Nos han secuestrado la Navidad’; es necesario rescatarla y, como en todos los secuestros, es necesario pagar el rescate, abriendo el corazón a la luz. Al desearles Feliz Navidad quiero decir que no tengo miedo de la caricia de Dios. Ternura y fragilidad de un niño recién nacido, una luz débil y una gruta: estas son las riquezas del Salvador del mundo”.
2007) “El Señor elige lo pequeño para manifestar su grandeza y una luz débil, no un flash que ilumina en un minuto y después se apaga, no fuegos artificiales. Una luz dócil que muestra la paciencia de Dios para el corazón rebelde de los hombres, corazón atento a la pequeña luz del momento, propia de un ídolo y no hacia la gran luz del Hijo que se manifiesta”.
2006) “Miremos el pesebre, dejémonos sorprender por esta maravilla de Dios: su grandeza deriva de la mayor sencillez. Vayamos con esta sorpresa a las periferias, a las periferias de la existencia, y anunciemos lo que esta sorpresa ha hecho en nuestro corazón”.
2004) “Jesús es la señal de que Dios se ha enamorado de la pequeñez y de la miseria de los hombres; un amor que se hace ternura.
La pequeñez, la sencillez, la pobreza, el amor de Dios y la atención a las periferias de nuestra existencia se identifican ya como la enseñanza central del papa Francisco. Estemos pendientes de la homilía que pronunciará el próximo martes 24 en la Misa de Nochebuena y al día siguiente en la Misa de Navidad. Con certeza, nos moverá el corazón hacia el Niño Jesús.