Nota original: Nieves San Martín para Zenit
Fue condenada a ocho años de cárcel Victoire Ingabire, opositora al
régimen de Ruanda, acusada de conspiración contra el estado, terrorismo y
negación de genocidio del 1994.
Según informaba este 1 de noviembre el diario vaticano L'Osservatore Romano,
el tribunal de Kigali emitió el 30 de octubre, tras varios
aplazamientos, la sentencia contra Ingabire, absolviéndola en cambio de
la acusación de propagación de la ideología de negación del genocidio.
La fiscalía había pedido la cadena perpetua. "Esperábamos una
condena. Sabemos que la justicia en este país no es independiente, sino
que trabaja bajo precisas órdenes del Gobierno", dijo Boniface
Twagirimana, que guía interinamente el partido de Ingabire, Fuerzas
Democráticas Unificadas (FDU-Inkingi), en declaraciones a Misna, la agencia internacional de las congregaciones misioneras. Según el mismo
Twagirimana, de todos modos "ante una petición de cadena perpetua, es
evidente que ocho años son casi una victoria. Queda la amargura porque
la hayan condenado sin pruebas".
En la cárcel desde octubre de 2010, apenas regresada a la patria tras
16 años de exilio en Holanda, la líder de FDU-Inkingi presentó un
recurso, no admitido, en el que rebatía la validez del proceso contra
ella, denunciando en concreto la dudosa constitucionalidad de la ley
sobre la ideología del genocidio. Ingabire huyó de Ruanda pocos meses
antes del genocidio iniciado en abril de 1994 contra tutsis y hutus
moderados por obra de extremistas hutu.
Victoire Ingabire, de 43 años, es madre de tres hijos. ¿Su crimen?
Haberse atrevido a desafiar el poder del general-presidente Paul Kagame.
Victoire Ingabire habría podido seguir viviendo tranquilamente en
Holanda, donde realizó estudios superiores y tenía asegurada una carrera
brillante. Sin embargo no olvidaba a su país y la situación política.
Se integró en la oposición a la dictadura ruandesa. En abril de 2006,
fue elegida presidenta de una plataforma que agrupó a los movimientos
opositores al régimen de Kagame, FDU. Regresó a Kigali en enero de 2010,
y se inició un hostigamiento incesante por parte del régimen que se
convirtió en persecución y finalmente la llevó a la cárcel.
Desde el exterior, había lanzado críticas al régimen de Kagame. Este
gobierno ilegítimo, criticado repetidas veces por la Iglesia local por
cometer fraude en las elecciones, lanzó una campaña de desprestigio
contra ella, acusándola de “negacionismo” [del genocidio] y de
“divisionismo”. Ingabire no se dejó intimidar y confirmó su propósito de
presentarse como candidata a las elecciones presidenciales de agosto de
2010. Humillada en la cárcel, vestida con el pijama rosa de los presos
de este país pobre y oprimido, sus partidarios y amigos no la han
olvidado.