Fuente: Revista Investigación y Ciencia (edición española de Scientific American)
Trabajo Original: Journal of Psychiatric Research
Las personas con profesiones creativas presentan con mayor frecuencia
trastornos mentales que la población general. En particular destaca el
vínculo entre la escritura y la esquizofrenia.
En 2011, el mismo
equipo del Instituto Karolinska ya demostró que en las familias en las
que existía un historial de trastorno bipolar o de esquizofrenia eran
más frecuentes las profesiones artísticas o científicas, si se comparaba
con la población en general.
Un paso más allá
A raíz de los resultados del primer estudio, los investigadores del
Instituto Karolinska decidieron ampliar la investigación mediante el
análisis de otras enfermedades psiquiátricas, entre ellas, el trastorno
esquizoafectivo, la depresión, el síndrome de ansiedad, el abuso de
sustancias (alcohol y drogas), el autismo, el trastorno por déficit de
atención e hiperactividad, la anorexia nerviosa y el suicidio. En
esta ocasión también optaron por incluir a pacientes no hospitalizados.
En total, se contó con 1.2 millones de participantes en el estudio. Se
analizó tanto a los pacientes como a los familiares, hasta un nivel de
parentesco de primo segundo.
Los resultados confirmaron la conclusión obtenida en el primer
estudio: ciertas enfermedades mentales (como el trastorno bipolar) son
más frecuentes entre las personas que ejercen profesiones relacionadas
con el arte y la ciencia (bailarines, investigadores, fotógrafos y
escritores, entre otras). En el caso concreto de los escritores, estos
parecen más propensos a presentar enfermedades mentales como la
esquizofrenia, la depresión, el síndrome de ansiedad y el abuso de
sustancias, así como de manifestar un 50% más de posibilidades
de cometer suicidio que la población general.
La investigación reveló asimismo que las profesiones creativas eran
más comunes entre los familiares de pacientes con esquizofrenia,
trastorno bipolar, anorexia nerviosa y, hasta cierto grado, el autismo.
Según Simon Kyaga, del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska y uno de los autores, los
resultados son un motivo para reconsiderar el enfoque que se dan
actualmente al tratamiento de las personas con trastornos mentales. "Si
tenemos en cuenta que ciertos fenómenos asociados con la enfermedad de
los pacientes resultan beneficiosos, se abre una nueva vía de
tratamiento", indica Kyaga. Y añade: "En estos casos, médico y paciente
deben llegar a un acuerdo sobre qué debe tratarse y a qué precio".