lunes, 24 de diciembre de 2012

La Navidad y el Hombre que se Fumó la Biblia

Autor: Padre José Martínez Colin

1) Para saber

En estos días de Adviento, la Iglesia nos invita a levantar los ojos del alma al Cielo y contemplar el gran amor de Dios Padre que nos envía a su Hijo para perdonarnos y salvarnos.
Decía el Papa Benedicto XVI que el Adviento es un tiempo lleno de esperanza y de espera espiritual. La comunidad cristiana se prepara para hacer memoria del nacimiento del Redentor y experimenta en sí un escalofrío de alegría. Recordamos con emoción su nacimiento en Belén cuando en la plenitud de los tiempos el Hijo de Dios nació de la Virgen María.




2) Para pensar

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Este versículo resume en pocas líneas una importante verdad bíblica, que alguien ha llamado «el corazón de la Biblia». Innumerables personas que leyeron u oyeron estas impresionantes palabras fueron llevadas a reflexionar. Y no sólo esto: dicho versículo dio a muchos el impulso necesario para obtener una fe viva en el Señor Jesucristo.
Esto ocurrió, por ejemplo, con un africano que no tenía nada de interés en la Palabra de Dios. Llegó un predicador a su comunidad y sus amigos lo llevaron para que escuchara la Palabra de Dios. El predicador al final les ofreció libros del Nuevo Testamento. Cuando se dirigió al hombre reacio, éste no quiso saber nada y lo rechazó. El predicador insistió sin obtener resultados y, en tono de burla, el africano le dijo: “Si usted me da ese libro, utilizaré sus delgadas páginas para enrollarlas y hacerme unos cigarrillos para fumar”. Algunos sonrieron discretamente, pero el predicador no se dio por vencido y para sorpresa del incrédulo le propuso: “Estoy de acuerdo. Pero prométeme que por lo menos leerás cada día una página antes de fumártela”. El hombre africano estuvo de acuerdo, la leería antes de arrancarla. Tomó la Biblia y desapareció.
Años más tarde ese africano, antes reacio e incrédulo, ahora ya converso, contaba su experiencia en un congreso sobre la fe: “Empecé por fumarme a San Mateo, luego a San Marcos y después a San Lucas. Pero cuando llegué al capítulo 3 de Juan, ya no pude seguir fumando. Al leer en el versículo 16 que «tanto nos amó Dios que nos envío a su Hijo», bastaron esas palabras y mi vida cambió por completo”.
La buena nueva del versículo 16 lo había conmovido y convencido. Incluso después él mismo predicaba la buena nueva del amor de Dios y de la salvación por Jesucristo. El antiguo fumador de Biblia ha sido uno de los numerosos seres humanos que hallaron a Dios por medio de este versículo: darse cuenta del amor inmenso del Padre por nosotros.

3) Para vivir

El Papa desea que volvamos a asombrarnos y maravillarnos esta Navidad del amor de Dios por nosotros. Volvamos a meditar e invitar a los demás a meditar esta verdad esencial: “¡Dios nos ama!”.
Este asombro se ha de convertir en agradecimiento a Dios por tan grandísimo bien. Que esta Navidad nos llene de alegría reconsiderar el don inmenso que hemos recibimos de Dios: nos ha enviado a su Hijo mismo para reconciliarnos y llamarnos a la vida eterna.