1) Para saber
En estos días de Adviento, la Iglesia nos
invita a levantar los ojos del alma al Cielo y contemplar el gran amor de Dios
Padre que nos envía a su Hijo para perdonarnos y salvarnos.
Decía el Papa Benedicto XVI que el Adviento es
un tiempo lleno de esperanza y de espera espiritual. La comunidad cristiana se
prepara para hacer memoria del nacimiento del Redentor y experimenta en sí un
escalofrío de alegría. Recordamos con emoción su nacimiento en Belén cuando en la
plenitud de los tiempos el Hijo de Dios nació de la Virgen María.
2) Para pensar
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Este versículo resume en pocas líneas una
importante verdad bíblica, que alguien ha llamado «el corazón de la Biblia».
Innumerables personas que leyeron u oyeron estas impresionantes palabras fueron
llevadas a reflexionar. Y no sólo esto: dicho versículo dio a muchos el impulso
necesario para obtener una fe viva en el Señor Jesucristo.
Esto ocurrió, por ejemplo, con un africano que
no tenía nada de interés en la Palabra de Dios. Llegó un predicador a su
comunidad y sus amigos lo llevaron para que escuchara la Palabra de Dios. El
predicador al final les ofreció libros del Nuevo Testamento. Cuando se dirigió
al hombre reacio, éste no quiso saber nada y lo rechazó. El predicador insistió
sin obtener resultados y, en tono de burla, el africano le dijo: “Si usted me
da ese libro, utilizaré sus delgadas páginas para enrollarlas y hacerme unos cigarrillos
para fumar”. Algunos sonrieron discretamente, pero el predicador no se dio por
vencido y para sorpresa del incrédulo le propuso: “Estoy de acuerdo. Pero prométeme
que por lo menos leerás cada día una página antes de fumártela”. El hombre africano
estuvo de acuerdo, la leería antes de arrancarla. Tomó la Biblia y desapareció.
Años más tarde ese africano, antes reacio e
incrédulo, ahora ya converso, contaba su experiencia en un congreso sobre la fe:
“Empecé por fumarme a San Mateo, luego a San Marcos y después a San Lucas. Pero
cuando llegué al capítulo 3 de Juan, ya no pude seguir fumando. Al leer en el
versículo 16 que «tanto nos amó Dios que nos envío a su Hijo», bastaron esas palabras
y mi vida cambió por completo”.
La buena nueva del versículo 16 lo había
conmovido y convencido. Incluso después él mismo predicaba la buena nueva del
amor de Dios y de la salvación por Jesucristo. El antiguo fumador de Biblia ha
sido uno de los numerosos seres humanos que hallaron a Dios por medio de este
versículo: darse cuenta del amor inmenso del Padre por nosotros.
3) Para vivir
El Papa desea que volvamos a asombrarnos y maravillarnos esta Navidad del
amor de Dios por nosotros. Volvamos a meditar e invitar a los demás a meditar
esta verdad esencial: “¡Dios nos ama!”.
Este asombro se ha de convertir en agradecimiento a Dios por tan grandísimo
bien. Que esta Navidad nos llene de alegría reconsiderar el don inmenso que
hemos recibimos de Dios: nos ha enviado a su Hijo mismo para reconciliarnos y
llamarnos a la vida eterna.