sábado, 1 de diciembre de 2012

Los Hospitales son Lugares Privilegiados para la Evangelización

Fuente: EWTN Noticias


En sus palabras dirigidas a los participantes del encuentro promovido por el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (Pastoral de la Salud), realizado del 15 al 17 de noviembre, el Papa Benedicto XVI señaló que los hospitales “deben ser considerados como un lugar privilegiado para la evangelización”.

El Santo Padre señaló que, en los hospitales, la Iglesia trabaja como un “vehículo de la presencia de Dios, al mismo tiempo que se convierte en un instrumento de la verdadera humanización del hombre y del mundo”.

El Papa indicó que “la Iglesia se dirige con el mismo espíritu de comunión fraterna a los que viven la experiencia del dolor, animada por el Espíritu de aquel que, por el poder del amor, ha dado sentido y dignidad al misterio del sufrimiento”.


Benedicto XVI señaló a los asistentes que el ser profesionales de la salud católicos “sin miedo, les da una mayor responsabilidad en la sociedad y en la Iglesia: es una auténtica vocación”.

El apostolado de los capellanes y asistentes, recordó el Papa, cumple también la tarea de reflejar en el misterio del sufrimiento la gloria de Cristo Resucitado.

El Santo Padre también se refirió a los tiempos de crisis y su impacto en el cuidado a los enfermos, subrayando que “es éste un compromiso de nueva evangelización también en tiempos de crisis económica, que sustrae recursos a la tutela de la salud”.

“Precisamente, en este contexto, hospitales y estructuras de asistencia deben repensar su propio papel para evitar que la salud se vuelva una simple ‘mercancía’ sometida a las leyes del mercado y, por lo tanto, un bien reservado a pocos”.

El Papa subrayó que “nunca se puede olvidar la atención especial debida a la dignidad de la persona que sufre, aplicando también en el ámbito de las políticas sanitarias, el principio de subsidiariedad y de la solidaridad”.

“Hoy, si por un lado, gracias a los progresos técnicos y científicos, aumenta la capacidad de sanar físicamente al enfermo, por otro, parece disminuir la capacidad de ‘cuidar’ a la persona que sufre, considerada en su integridad y unicidad. Parecen desvanecerse los horizontes éticos de la ciencia médica, que corre el riesgo de olvidar que su vocación es la de servir a todo hombre y todo el hombre, en las diversas fases de su existencia”.

El Papa aseguró que “sólo teniendo en cuenta que el enfoque de la medicina y la asistencia es el bienestar humano en su estado más frágil e indefenso, la búsqueda humana de significado ante el misterio insondable del dolor, se puede concebir el hospital como ‘el lugar donde la relación de la atención no es el comercio, pero la misión donde la caridad del Buen Samaritano es la primera silla y la cara del rostro sufriente de Cristo’”.

Al concluir sus palabras, Benedicto XVI encomendó a los profesionales de la salud a la Virgen María, para que ella “guíe sus pasos y los haga cada vez más testimonios activos e infatigables de la ciencia cristiana del sufrimiento”.