martes, 19 de junio de 2012

Cáritas Internacional ante la Cumbre Río + 20

Documento completo (disponible en Caritas Internationalis en español)

El futuro desde la perspectiva de Caritas: ¡Todos hambrientos de justicia, equidad, sostenibilidad ecológica y corresponsabilidad!
 
     El mundo atraviesa desde hace algunos años una crisis sin precedentes, que se caracteriza por sus dimensiones sistémicas e internacionales. En realidad, es una conjugación de varias crisis: alimentaria, energética, climática, financiera, económica y social, que tienen como consecuencia el aumento de la desigualdad, la exclusión, la violencia, la agudización de los conflictos, la migración forzosa, el empobrecimiento de un número cada vez mayor de personas y el escándalo de 1000 millones de personas que sufren el hambre.
 


     Frente a esta crisis, Caritas Internationalis, una Confederación mundial de 164 organizaciones solidarias católicas, reafirma su enfoque de un desarrollo integral humano solidario, entendido como un enfoque completo que tome en consideración la interdependencia de la familia humana y su bienestar, en sus diferentes dimensiones: económica, social, política, cultural, ecológica y espiritual, con el fin de alcanzar una sociedad basada en los principios de la fraternidad, la justicia, la equidad y la solidaridad. Caritas defiende el enfoque del desarrollo humano, a través del respeto y la realización de los derechos humanos (incluyendo el derecho al desarrollo). Erradicar el hambre, la pobreza extrema y la exclusión, son las prioridades fundamentales de Caritas.

     Llamamos a un cambio de paradigma, a una nueva civilización de amor por la humanidad, que ponga la dignidad y el bienestar de hombres y mujeres en el centro de toda acción. Todo compromiso que se tome en la cumbre de Río + 20 debe validar esta perspectiva. Llamamos a los líderes del mundo a afrontar este desafío, con valentía y confianza, con el fin de que esta cumbre sea un mensaje de esperanza para la humanidad y sobre todo para los pobres y excluidos.

     “Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales.” (CiV 5)

     En el camino hacia ese cambio, en el que esperamos que la cumbre de Rio+20 sea una piedra miliar, hay cinco elementos/dimensiones que son fundamentales:


1. Un futuro sin hambre

     Llamamos a los líderes a hacer de la lucha contra el hambre una prioridad y asegurar el derecho a la alimentación. La alimentación es la base para poder desarrollar nuestras capacidades y talentos. Si, como el documento cero afirma, 1/6 de la población del mundo está subalimentada (el 75% de ellos son pequeños campesinos), esta misma población no puede contribuir plenamente al bienestar de sus comunidades, ni de sus familias. Estamos desperdiciando importantes recursos humanos, que son esenciales para la salud de nuestro planeta. El hambre hoy tiene causas sistémicas. Llamamos a intervenciones coordinadas para hacer frente a crisis alimentarias a corto y largo plazo. La única hambre que deberíamos sufrir es hambre de justicia, equidad, sostenibilidad ecológica y corresponsabilidad.


Puntos de acción/recomendaciones:

     1. El acaparamiento de tierra: es urgente mantener la utilización de la tierra para la agricultura y no cambiar su destino, para producir recursos energéticos

     2. Volatilidad de precios: Llamamos a las instituciones financieras a controlar que los precios de los alimentos no estén sujetos a efectos de especulación, en los mercados;

    3. Soberanía alimentaria: es urgente revisar los tratados de libre comercio y proteger la soberanía alimentaria, para que naciones y comunidades no tengan que importar alimentos que ellos mismos pueden producir

     4. Distribución de alimentos: es urgente revisar conceptos de distribución de alimentos, optando por la cercanía y el comercio solidario, valorando a los pequeños agricultores y pescadores y apoyándolos activamente.

     5. Fomentar el desarrollo de comunidades rurales

     6. Mujeres más afectadas por la pobreza y el hambre: Asegurar a mujeres campesinas el acceso a medios económicos, técnicas y educación


2. Un futuro con una visión

     Llamamos a que se mantenga la visión contenida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el compromiso de los líderes para aplicarlos. Representan hoy una hoja de ruta para el desarrollo sostenible y un mundo más equitativo. Es importante profundizar el sentido y la necesidad de estos objetivos con las personas más afectadas, de manera que puedan ser adaptados a las necesidades de hoy. Además es esencial que, en un marco renovado, dichos objetivos contengan compromisos por parte de los países desarrollados para implicarse en la promoción de un modelo de desarrollo a favor del bienestar de toda la humanidad, priorizando la justicia, la equidad, la sostenibilidad ecológica y la corresponsabilidad.

Un marco renovado debería ser:

     1. holístico hacia el desarrollo sostenible, que imponga un modelo ético en favor del bienestar de las personas, priorizando la justicia, la equidad, la sostenibilidad ecológica y la corresponsabilidad

     2. respetuoso de los derechos humanos y los derechos de la Tierra, en búsqueda de una convivencia armónica del ser humano con la naturaleza.

     3. de lucha contra la pobreza, basado en los Derechos Humanos (el derecho a la alimentación) que permita instaurar una agenda eficiente y creíble;

     4. que actualice el ODM n° 8 (fomentar una alianza mundial para el desarrollo) a través de una gobernanza inclusiva y solidaria, que tenga en consideración las voces de los más vulnerables, con la financiación del desarrollo (mantener compromisos sobre la financiación de desarrollo);

     5. que incluya un mecanismo de corresponsabilidad y rendición de cuentas a nivel nacional, regional y global con máxima inclusión de la sociedad civil


3. Un futuro que en el que cuidemos de nuestra casa: La creación
     Llamamos a que la capacidad transformadora del ser humano sea utilizada para el cuidado de la creación y se incentiven activamente proyectos, ideas y medidas, que cuiden del medio ambiente. Nuestros ambientes de vida, sean rurales o urbanos, se deben caracterizar por una vida digna y sana, con máxima sostenibilidad ecológica. El aspecto de conquista y explotación de los recursos naturales ha llegado a predominar y extenderse, amenazando hoy la misma capacidad de acogida del medio ambiente: el ambiente como ‘recurso’ pone en peligro el ambiente como ‘casa’. La incontrolada transformación del territorio, por la actividad humana, favorece el aumento de la vulnerabilidad de los espacios y las sociedades, trayendo también inequitativas consecuencias al afectar principalmente a los grupos más pobres y desfavorecidos, quienes muchas veces no son actores causantes de prácticas riesgosas.

     1. Financiar e implementar la adaptación y resiliencia al cambio climático para los grupos mas vulnerables instaurando mecanismos de participación ciudadana

     2. Establecer una institución a nivel mundial que haga monitoreo y vigile implementación sobre los desafíos del cambio climático

     3. Responsabilizar a las empresas y a los gobiernos para que en cada actividad económica haya un estudio de su impacto medio-ambiental y social en un dado territorio


4. Un futuro con un nuevo marco económico verde
     Caritas apoya la idea de una economía verde, a condición de que respete principios éticos, de equidad y solidaridad. Llamamos a que la construcción de una visión de “economía verde” no sustituya, o deje fuera, los planteamientos correspondientes al “desarrollo humano, integral y sostenible” que se han construido por décadas, ya que hay una genuina preocupación de parte de organizaciones en todo el mundo de que el nuevo concepto de “economía verde”, lleve en sí mismo el modelo de mercado como eje fundamental, y por lo tanto refuerce los principios neoliberales del crecimiento come meta; el mercado come gestor de la sostenibilidad; la adjudicación de precios más allá de lo imaginable; mayor privatización de los bienes comunes (agua, océanos, bosques); y planes de ajuste estructural ambiental. La Doctrina Social de la Iglesia es definitiva en el llamado a buscar nuevas maneras de distribución y privilegiar a la persona, en toda su integralidad, sobre todo a los sujetos más vulnerables, para que tengan una vida digna, y esto confronta claramente muchos de los principios del modelo centrado en el mercado. El nuevo marco económico no tiene que centralizarse en la maximización de beneficios sino que tiene que favorecer el trabajo digno, dando esperanza sobre todo a esos miles de jóvenes que están sin trabajo.

     1. la economía verde no sustituye el desarrollo sostenible, más bien es un nuevo enfoque económico que tiene como parte integral ético el cuidado del ambiente y el desarrollo sostenible para todos y todas.

     La economía verde puede ser una respuesta a las nuevas exigencias de desarrollo de la humanidad, a condición de que:

     2. se instaure la responsabilidad de todo el sector de la empresa, y en particular de las empresas multinacionales con respecto a sus filiales (fortalecer la obligación de transparencia en materia de cumplimiento de estándares internacionales, en lo que se refiere al impacto social, medioambiental y en los derechos humanos);

     3. se apoye la colaboración entre la sociedad civil y los gobiernos, con el fin de posibilitar una gestión eficaz de los recursos naturales, que sea justa y adaptada a la diversidad de los contextos locales, respetando el principio de subsidiariedad;

    4. se consulte, antes de permitir actividades extractivas o industriales u otras en tierras comunes, a las comunidades directamente afectadas mediante procedimientos ordenados de consulta previa, aplicando lo establecido en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y el Convenio OIT Nº 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes;

     5. se preserven y desarrollen los bienes comunes, apoyándose en grupos de personas que definan reglas de conservación y acceso a los bienes naturales necesarios a la vida;

     6. se establezcan nuevas formas de producción y consumo que respeten los límites naturales de reproducción de la vida, contribuyendo a la conservación de la biodiversidad y la naturaleza;

     7. se considere, dentro de la propuesta de crear una Organización Mundial del Medio Ambiente (ONUMA), la participación y la representación en esta de todos los pueblos, comunidades y territorios con voz y voto;

     8. se incluya la lucha contra las drogas que contaminan el ambiente durante su cultivo intensivo y sobre todo durante su producción, pero no solo en esa fase inicial, sino particularmente y con más intensidad, en la demanda de consumo y comercialización, sin lo cual no habría producción;

     9. que los países pertenecientes a los grupos con mayor influencia económica (G7, G8 y G20), y responsabilidad sobre los impactos medio-ambientales hoy experimentados, se comprometan de manera irrenunciable y definitiva a acatar los resultados propuestos en la cumbre Río+20, por la colectividad de estados pertenecientes a Naciones Unidas; y que de ninguna manera asuman decisiones aisladas o correspondientes a los intereses de sus grupos reducidos, que suelen ir en detrimento de acuerdos mayores que implicarían una mayor responsabilidad de su parte para tomar parte en la mitigación de los efectos del modelo centrado en el crecimiento que encabezan;

     10. sea creadora de trabajo decente y para asi dar un sentido y esperanza a los muchos jóvenes sin empleo.


5. Un futuro que respete mujeres y hombres creados a imagen de Dios: un nuevo contrato social
     Llamamos a desarrollar un código de conducta para una ciudadanía global solidaria, es decir, definir un nuevo contrato social, que tome en cuenta nuestra interdependencia y llame a actuar como ciudadanos responsables, por el bien común. Todos somos consumidores de los productos de la creación y, como sujetos responsables, podemos optar por maneras de vivir que favorezcan el desarrollo, cuiden el medio ambiente y reduzca los efectos negativos para los más pobres. Por eso, proponemos un modelo económico que incluya dinámicas de democracia participativa y promueva la dignidad humana, el desarrollo humano sostenible y la distribución de la riqueza. Llamamos a todas las personas de buena voluntad de establecer una cultura de respeto y de dialogo que aplique el acceso a los derechos y la justicia.