Noticia original: AICA
Ante
el desconcierto de los fieles por la difusión de las fotos de un obispo
con una mujer, los tres obispos de la provincia de Corrientes
recordaron que “a la persona que le fue conferida alguna autoridad, debe
saber que tanto su vida privada como pública, adquiere un carácter
ejemplar y modélico y que, por consiguiente, su conducta influye para
bien o para mal en la sociedad”.
Asimismo, subrayaron que “la coherencia en la vida personal es un don de Dios y que debemos pedirlo con humildad, sobre todo para aquellas personas que desempeñan responsabilidades de autoridad en la sociedad”.
“No es prudente, como se pretende con frecuencia, el que sabe situarse en la vida y sacar de ella el mayor provecho, sino el que sabe construir su vida según la voz de la recta conciencia y según la exigencias de la justa moral”, indicaron citando palabras del beato Juan Pablo II.
El comunicado dirigido a la comunidad católica de Corrientes dice:
A raíz de las “fotos del obispo”, difundidas por los medios, y teniendo en cuenta la declaración que el mismo obispo implicado comunicó oportunamente, quisiéramos compartir con la comunidad católica de Corrientes estos pensamientos.
1. Ante todo, y teniendo en cuenta dicha declaración, nos duele la imprudencia en la que incurrió este hermano nuestro y cuya propagación mediática, no exenta de interpretaciones tendenciosas, creó desconcierto en muchos fieles.
2. Es oportuno recordar las palabras de Juan Pablo II sobre la virtud de la prudencia: “No es prudente, como se pretende con frecuencia, el que sabe situarse en la vida y sacar de ella el mayor provecho, sino el que sabe construir su vida según la voz de la recta conciencia y según la exigencias de la justa moral”. Y esto vale para todas las personas, y muy especialmente para aquellas que fueron llamadas a ejercer una función pública, tanto en el orden civil como eclesiástico.
3. La persona a la que le fue conferida alguna autoridad, debe saber que tanto su vida privada como pública, adquiere un carácter ejemplar y modélico y que, por consiguiente, su conducta influye para bien o para mal en la sociedad.
4. Y por último, que la coherencia en la vida personal es un don de Dios y que debemos pedirlo con humildad, sobre todo para aquellas personas que desempeñan responsabilidades de autoridad en la sociedad.
Asimismo, subrayaron que “la coherencia en la vida personal es un don de Dios y que debemos pedirlo con humildad, sobre todo para aquellas personas que desempeñan responsabilidades de autoridad en la sociedad”.
“No es prudente, como se pretende con frecuencia, el que sabe situarse en la vida y sacar de ella el mayor provecho, sino el que sabe construir su vida según la voz de la recta conciencia y según la exigencias de la justa moral”, indicaron citando palabras del beato Juan Pablo II.
El comunicado dirigido a la comunidad católica de Corrientes dice:
A raíz de las “fotos del obispo”, difundidas por los medios, y teniendo en cuenta la declaración que el mismo obispo implicado comunicó oportunamente, quisiéramos compartir con la comunidad católica de Corrientes estos pensamientos.
1. Ante todo, y teniendo en cuenta dicha declaración, nos duele la imprudencia en la que incurrió este hermano nuestro y cuya propagación mediática, no exenta de interpretaciones tendenciosas, creó desconcierto en muchos fieles.
2. Es oportuno recordar las palabras de Juan Pablo II sobre la virtud de la prudencia: “No es prudente, como se pretende con frecuencia, el que sabe situarse en la vida y sacar de ella el mayor provecho, sino el que sabe construir su vida según la voz de la recta conciencia y según la exigencias de la justa moral”. Y esto vale para todas las personas, y muy especialmente para aquellas que fueron llamadas a ejercer una función pública, tanto en el orden civil como eclesiástico.
3. La persona a la que le fue conferida alguna autoridad, debe saber que tanto su vida privada como pública, adquiere un carácter ejemplar y modélico y que, por consiguiente, su conducta influye para bien o para mal en la sociedad.
4. Y por último, que la coherencia en la vida personal es un don de Dios y que debemos pedirlo con humildad, sobre todo para aquellas personas que desempeñan responsabilidades de autoridad en la sociedad.
Monseñor Andrés Stanovnik (arzobispo de
Corrientes)
Hugo Santiago (obispo de Santo Tomé)
Ricardo Faifer (obispo de Goya)