"Si
gritara que los musulmanes no están atacando sería verdad sólo
superficialmente. La verdad es que la realidad es mucho más compleja. Es
una situación de inseguridad generalizada". Es por tanto tarea del
gobierno "ocuparse de la seguridad" y "afrontar el problema" desde un
punto de vista político "para evitar que la situación degenere". Son
palabras de monseñor John Onaiyekan, arzobispo de Abuya, capital de
Nigeria, entrevistado en Roma.
El arzobispo ha sido entrevistado
por la agencia SIR. El pasado 9 de mayo tuvo lugar en Roma, ante
el Coliseo, una manifestación de antorchas por todas las comunidades
cristianas objeto de persecución y discriminación en Nigeria, Kenia y
en muchas partes del mundo, promovida por la Comunidad de San Egidio y
la Comunidad Judía de Roma. Participaron también los jóvenes musulmanes
de la Comunidad religiosa islámica italiana.
Prosiguen los atentados en Nigeria: ¿es un conflicto religioso o no?
"No es un conflicto religioso tal como viene presentado por la prensa
internacional --responde monseñor Onaiyekan--. Esto no quiere decir que
no haya ahí un aspecto religioso. El grupo Boko Haram es llamado así
pero su verdadero nombre significa 'Asociación de sunnitas para la
difusión del islam y de la jihad'. Ya el nombre nos dice cuál es su
objetivo y para alcanzarlo se incluyen incluso los atentados. Es una
pequeña minoría en la comunidad islámica nigeriana. Lamentablemente,
aunque son pocos, su influencia es muy fuerte, porque han logrado turbar
las relaciones entre cristianos y musulmanes y a hacar más difícil el
esfuerzo de vivir juntos. Creo muchísimo en el diálogo, no porque quiera
cerrar los ojos ante la realidad, sino porque cuando miro alrededor, lo
que veo en mis connacionales musulmanes no es lo que veo en los Boko
Haram".
Sobre los efectos de estos atentados en la sociedad nigeriana,
monseñor Onaiyekan afirma: "Es justo subrayar que los efectos reacen en
toda la sociedad nigeriana, no sólo sobre los cristianos. Uno de los
últimos atentados en Kano sucedió durante una misa, con bombas y
ametralladoras. Pero atentados similares se han hecho contra
instituciones estatales, fuerzas de policía, matando a cristianos y a
musulmanes indiscriminadamente. La semana pasada, por ejemplo, fue
atacado un mercado de ganado frecuentado por musulmanes, en el norte de
Nigeria. Si viniera a Roma a gritar que los musulmanes nos están
atacando sería verdad sólo superficialmente. La verdad es que la
realidad es mucho más compleja. Es una situación de inseguridad
generalizada".
Sobre lo que pueden hacer los líderes religiosos, monseñor Onaiyekan
dice: "Por primera vez en Nigeria, los líderes del islam han condenado
las acciones de Boko Haram. Que sin embargo siguen matando porque no
reconocen a estas autoridades. Tienen su imán, siguen las ideas
fanáticas de Al Qaeda y los talibanes y no escuchan a nadie. Pero
corresponde a los musulmanes probar a dialogar con ellos".
En cuanto a si hay un riesgo real de que la situación degenere,
responde: "Si la situación degenera, será culpa del gobierno. Boko Haram
es sólo un síntoma. El verdadero cáncer está dentro del país. Pensemos
en la corrupción. Están saliendo tantas revelaciones de miles y miles de
dólares robados, con nombres de personas y cifras. Ahora la sociedad
nigeriana espera ver si el gobierno habla o sigue callando y si los
tribunales siguen garantizando la impunidad. Este es el momento de la
verdad. En mi opinión, el presidente Jonathan tiene una cita importante
con la historia. No creo que la situación degenere hacia un casos
generalizado. O el gobierno empieza a trabajar o habrá una crisis de
gobierno. En este caso, se corre el riesgo de una gran masa de
nigerianos en las calles y plazas".