lunes, 1 de octubre de 2012

Libertad, Libertad de Religión, Libertad Cristiana

Por Monseñor Giampaolo Crepaldi para el Osservatorio Internazionale Cardinale van Thuan

El Santo Padre Benedicto XVI ha vuelto a tratar el tema de la libertad de religión en la reciente Exhortación apostòlica “Ecclesia in Medio Oriente”, dedicándose sobre todo a los párrafos 25 y 27, a los que es necesario añadir los párrafos 29 y 30, relativos a la laicidad y a los fundamentalismos. Sobre la base de estas enseñanzas del Papa y de otras precedentes quisiera proponer algunas observaciones para profundizar y debatir.

 

Indudablemente la libertad de religión es un derecho natural de la persona humana. El Magisterio ha enseñado con anterioridad que es, en un cierto sentido, el primero y principal. Afirmar que dicha libertad es un derecho natural significa que es precedente a la elección de una u otra religión. Cada hombre tiene el derecho de elegir su religión, aquella que considera la “verdadera religión”. Este hecho contiene un peligro. Puede inducir a pensar que la elección de una u otra religión es independiente de la libertad de religión, y que será igualmente conservada y corroborada de forma indiferente de la elección concreta por una u otra religión. La libertad de religión estarìa antes e independientemente de la elección concreta por una u otra, que el fiel deberìa hacer posteriormente; entonces, la elección, por ejemplo, de el cristianismo o por el budismo, no tendrìa repercusiones en la libertad de religión, que sería igualmente confirmada en los 2 casos.

Afirmar esto (es decir, la indiferencia de la elección por una u otra elección respecto a la libertad de religión) significa tambien renunciar a la “verdad” de las religiones. Si el hombre queda libre de todas formas, independientemente de la religion que elige, significa que todas las religiones son igualmente verdaderas. Todas, de hecho, respetan su libertad. No existen religiones que, al elegirlas, comprometen la libertad humana o al menos la contaminan o reducen. “La verdad os hará libre”: pero si la libertad existe antes del encuentro con las religiones y de la elección por una de ellas, no puede ser la verdad de la religión elegida la que nos haga libre.

La doctrina cristiana siempre ha diferenciado entre el “libre albedrío” y libertad. El primero es la pura facultad de elegir. La segunda es la elección concreta del bien. Quien de hecho elige el mal pierde su libertad, aunque mantenga el libre albedrío. Se puede decir que es esclavo de sí mismo. La elección del bien, es decir, la verdadera libertad, puede ser hecha a la luz de la razón. Pertenece a la Revelación la idea de que el hombre tiene esta facultad: en su conciencia racional encuentra la luz del bien y del mal. Esta luz, sin embargo, se empaña a menudo y después de la caída de nuestros progenitores, se engaña y desvía del justo camino. Sin la fe cristiana, esta luz se pierde. En otros términos: la razón no es capaz, ella sola, de dar al hombre su libertad, aunque éste la tiene por naturaleza. Para hacer esto se necesita la ayuda de la revelación y de la fe.

Como se ve no es posible que las religiones sean equivalentes al confirmar y corroborar la verdadera libertad humana. En la elección de una religión en lugar de otra, el libre albedrío queda intacto, pero no la verdadera libertad. Esto porque no todas las religiones son igualmente verdaderas, si no que sólo una es verdadera. Y sólo ésta permite verdaderamente ser libres. Todas las religiones permiten ser libres, pero sólo una permite serlo verdaderamente. De hecho no sé es libre, si no según la verdad.

Volvemos entonces al problema que nos hemos planteado al inicio. La libertad de religión no quiere decir que cualquier elección religiosa confirma y verifica la libertad de religión. Estaríamos de lleno en el relativismo religioso, que Benedicto XVI ha claramente condenado tambien en la “Ecclesia in Medio Oriente”. Quiere decir que la libertad religiosa es un derecho natural y que entonces no se puede imponer por la fuerza una religion particular. Pero aquel derecho natural no es simple libre albedrío, no es indiferente, si no que se nutre de verdad y de bien, sólo la verdadera religión puede darle plena respuesta. Sólo ésta hace verdaderamente libre. Si por una parte es justo reconocer la libertad de religión, por otro lado debemos reconocer que hay religiones que, una vez elegidas, la reducen.

Si se piensa a la libertad solo como libre albedrío, entonces la libertad puede ser ejercitada tambien sin tener relación con la verdad. Pero si se piensa a la libertad como un derecho cuyo ejercicio está relacionado con el bien, entonces la libertad no existe fuera de la relación con la verdad. Si no existe fuera de la relación con la verdad, quiere decir que tienen relación desde el inicio y no después. Entonces tiene que ver también con Dios y, por consiguiente, con la religión. El verdadero nexo verdad-religión se presenta desde el inicio y, con él, también el nexo entre libertad y religión verdadera.