Se transcribe el texto del comunicado de este 12 de julio de los obispos de Venezuela, con motivo de las próximas elecciones
presidenciales que se celebrarán el 1 de octubre, cuya campaña ya ha
comenzado.
1.- Como pastores de la Iglesia católica y como ciudadanos, nos
dirigimos de nuevo a todos los venezolanos ante la proximidad de las
jornadas electorales. Les invitamos, en particular, a tomar conciencia
de la relevancia del acto electoral del 7 de octubre.
2.- Esta elección del presidente de la República es, en efecto, un
acontecimiento de particular importancia en la vida de nuestra sociedad
democrática, porque definirá profundamente el futuro del país. Para
seguir construyendo la democracia en Venezuela, es fundamental el voto
de cada uno de los ciudadanos, el cual deberá proyectarse en otras
acciones. La elección es una parte, y no el final, de todo un proceso,
porque después del 7 de octubre, la vida nacional ha de continuar su
curso normal. Es necesario que todos tomemos conciencia de nuestra
responsabilidad pues la elección nos compete e interesa a todos. Nadie
debe sentirse excluido ni exento del derecho y el deber moral de
sufragar válidamente.
3.- La campaña electoral debe ser vista como un proceso pedagógico.
En este sentido, los candidatos deben utilizar este tiempo para la
presentación de un proyecto político eficiente con propuestas que
respondan a las grandes necesidades e intereses del pueblo, y puedan ser
evaluadas en el tiempo a través de dichos programas. De aquí, la
necesidad de que los electores los tengan en sus manos con antelación.
Por otra parte, esto exige abandonar, como tácticas electorales, la
violencia política y el ventajismo en el uso de los recursos del Estado,
la descalificación personal y las falsas promesas, ya que ellas sólo
confunden y frustran a los electores.
4.- Los resultados de la contienda electoral deberán conducir al país
al reencuentro nacional y a un llamado a todos los venezolanos, sin
distinción alguna, a cooperar con un proyecto común de nación. Tal como
lo dijimos en nuestra Exhortación al comienzo de año, “El deseo y la
necesidad de reconciliación implican establecer la convivencia nacional a
partir del respeto y aprecio mutuo, el efectivo reconocimiento del
pluralismo político-ideológico, cultural y religioso, y la
correspondiente tolerancia hacia los demás. Esta tolerancia, o mejor,
aceptación del “otro”, en la perspectiva del bien común, favorecerá un
clima político-social idóneo para el entendimiento mutuo y para superar
la agobiante polarización que padecemos” (Exhortación Pastoral 2012: Año
de la Reconciliación Nacional, 4, 12 de Enero de 2012).
5.- El Consejo Nacional Electoral, supremo responsable de la
transparencia del proceso y del clima de confianza que debe acompañarlo,
de acuerdo a las facultades que le otorga la Constitución y con la
clara conciencia de que no se trata sólo de ofrecer la competencia
jurídica y técnica para su realización, no debe escatimar mecanismos de
información al ciudadano sobre todas las implicaciones del acto
electoral.
6.- Es fundamental que el Consejo Nacional Electoral ofrezca la
garantía de que la opción del elector no podrá ser alterada, que será
resguardado el secreto del voto y que los ciudadanos no encontrarán
obstáculos para ejercer su derecho. Para ello es indispensable que los
representantes de los partidos políticos participen en la observación de
los escrutinios en todas sus fases. La presencia de observadores
internacionales es un factor que ayudará a evidenciar la transparencia
del proceso. El organismo electoral debe, de manera razonable, dar a
conocer los resultados a la brevedad posible. Teniendo uno de los
mejores sistemas electorales del Continente, con la tecnología más
avanzada, no hay razones técnicas para que el pueblo se vea sometido a
una angustiosa espera. La existencia de tales garantías será el mejor
aval para respetar las normas establecidas y acatar la voluntad
expresada por la mayoría.
7.- En una campaña electoral democrática, el Estado y el Gobierno
deben garantizar el cumplimiento de las leyes y normas que lo sustentan,
el clima de seguridad y el equilibrio en el uso de los medios de
comunicación y otros recursos electorales. Los reclamos y protestas
razonables deberán hacerse por los cauces institucionales.
8.- La Fuerza Armada Nacional Bolivariana está al servicio de la
nación y no de una parcialidad política; es garante de la
constitucionalidad y del respeto a la voluntad de los electores. Los
integrantes del Plan República están llamados a velar por el desarrollo
seguro, pacífico y confiable del evento comicial.
9.- Los miembros y los testigos de las mesas de votación deben
propiciar un sano ambiente de convivencia y de trabajo en los Centros
Electorales, que facilite el sufragio, fomente el respeto mutuo y
promueva la colaboración entre todos. Cada Centro Electoral, cada mesa,
debe ser un lugar en que se haga patente la vivencia de la democracia,
la valoración de la ciudadanía y la aceptación de la diversidad de
opciones y opiniones.
10.- Desde ahora, invitamos a los creyentes a elevar sus oraciones a
Dios, Señor de nuestra historia, por el éxito del proceso electoral y la
paz social y política de Venezuela. Bendecimos las diversas propuestas
de oración que tanto grupos de fieles como parroquias han venido
realizando a favor de un proceso electoral democrático, transparente y
pacífico. Oremos para que el Espíritu Santo nos conceda a todos la
sabiduría e inteligencia espiritual que necesitamos para convivir
pacíficamente en la tolerancia y el respeto mutuo.
11.- Invocamos la protección de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona
de Venezuela, e impartimos con afecto nuestra bendición a todos los
venezolanos y residentes en el país.
Caracas, 12 de julio de 2012
Firman los Arzobispos y Obispos de Venezuela
XCVIII Asamblea Plenaria Ordinaria